La marina y la aviación siguen utilizando este método de puntos y rayas que cambió la comunicación mundial.
El viernes 24 de mayo de 1844, viajó desde Washington hasta Baltimore, el primer mensaje en el código Morse.
Hace 175 años, fue la primera vez en la historia de la humanidad en que se lograba comunicar pensamientos complejos con este método de puntos y rayas enviado a larga distancia de manera casi instantánea.
En ese entonces solo se podía conversar cara a cara, enviar mensajes codificados mediante tambores, señales de humo y sistemas de telégrafos ópticos, o leer palabras impresas.
Gracias a Samuel Morse, la comunicación cambió rápidamente, y desde entonces ha seguido cambiando cada vez más deprisa. Morse inventó el telégrafo eléctrico en 1832.
Luego tardó otros seis años en normalizar un código para poder comunicarse a través de los cables telegráficos. En 1843, el Congreso de Estados Unidos le concedió 30.000 dólares para que tendiese un cableado entre la capital del país y la vecina Baltimore.
Cuando la línea estuvo acabada, el inventor hizo una demostración pública de la comunicación a larga distancia.
Morse no fue el único que trabajó para desarrollar una manera de comunicarse a través del telégrafo, pero la suya es la única que ha sobrevivido.
Los cables, los imanes y las claves utilizados en la demostración inicial han dejado paso a las pantallas táctiles de los teléfonos móviles, pero el código Morse se ha mantenido esencialmente igual, y en el siglo XXI, quizá para sorpresa de algunos, conserva su relevancia.