El molino harinero fue fundado en 1896 por Otto Sagemuller, oriundo de Alemania, quien dio comienzo a sus actividades agro-industriales de Crespo.
El inicio de en Argentina de Otto Sagemuller a fines del siglo XIX, se hizo realidad a través de la actividad agrícola, que rápidamente evolucionó, dando lugar a la construcción del primer molino harinero, para satisfacer las necesidades de harina de la zona.
La empresa en la actualidad está presidida por la 3er. generación familiar.
El fundador nació en en Moorse, Budyadingen del Gran Ducado Oldenburg, Alemania hijo de Franz Eduard Sagemüller.
“En 1893, a la edad de 23 años, llegué a Buenos Aires, no como inmigrante, sino en una comisión comercial – cuenta en una entrevista de 1939.
“Yo traía una tropa de 12 magníficos padrillos de productores, soberbios caballos que se conocen solamente en Oldenburg. Vendí los padrillos en Buenos Aires a la firma Adolfo Bullrich y Cia. Cumplida mi misión en Buenos Aires, quise conocer las provincias. Tenía yo un pasaporte militar. Con dos compañeros salí de Buenos Aires en circunstancias muy peligrosas. Había estallado una revolución y fuimos tomados presos. Al llegar cerca de Santa Fe fuimos incorporados a las tropas y al último tuvimos que defender la Estación Francesa”.
Así llegó a Entre Ríos el 25 de mayo de 1896 y se radicó en la zona de Crespo para dedicarse a la actividad agrícola y pronto se dio cuenta que se necesitaban molinos harineros para evitar el traslado de los granos a Paraná. Ese el primer molino harinero de Sagemüller actualmente se encuentra en el Museo de Bremerhaven (Alemania).
También Sagemüller fue una de los fundadores, en 1810 de la cooperativa La Agrícola Ragional.
Tras muerte de Otto, en 1940 la firma quedó en manos de Francisco “Pancho” Sagemüller.
Con el tiempo la firma se fue convirtiendo en un complejo agroindustrial emblemático de Crespo y conocida en el orden nacional e internacional por su producción de alimentos.