Aunque se ha convertido en un día dedicado a las “bromas pesadas”, el origen del “Día de los Inocentes” se remonta a un episodio marcado por la muerte de cientos de niños en Belén.
El “Día de los Inocentes” o “Día de los Santos Inocentes” es la conmemoración la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes I el Grande con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.
El paso del tiempo fue dejando de lado el aspecto trágico de la fecha hasta transformándose en una ocasión para hacer todo tipo de bromas a los inocentes. La cuales ya constituyen una tradición tanto en Latinoamérica como en España.
La festividad está marcada por un amargo suceso que coincide con la visita que los Reyes Magos le hicieron a al niño Jesús. Según el evangelio de Mateo, el Rey Herodes, al sentirse burlado por estos personajes de Oriente que no regresaron para informarle sobre el recién nacido, se enfureció y mandó matar todos los menores de dos años en Belén.
Desde ese hecho, en conmemoración de los niños que perdieron la vida, la Iglesia Católica instauró la fecha. Luego, con los años pasó a ser el día en el que se tiene la oportunidad para jugarle bromas a ingenuos y despistados.
Las bromas, hoy manifestadas en burlas sanas y jocosas, se asocian a esta fiesta religiosa para recordar la burla de la cual fue víctima el rey Herodes cuando se quedó esperando a los Magos de Oriente para que le contaran lo que habían encontrado en la gruta de Belén.