El 29 de agosto se celebra en Argentina el Día del abogado, para conmemorar el natalicio de uno de los más grandes juristas que haya dado esta tierra: Juan Bautista Alberdi (n. Tucumán, 1810), autor de “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la Confederación Argentina”, entre otras obras, y que fuera el cimiento sobre el cual se construyó la Constitución Nacional de 1853, la cual, con varias modificaciones, se mantiene vigente hasta la fecha.
¿Por qué se celebra hoy el Día del Abogado?
El 19 de diciembre de 1958, la Federación Argentina de Colegios de Abogados aprobó, por unanimidad, el despacho de una comisión especial.
El 29 de agosto se celebra el Día del Abogado, en conmemoración por el natalicio de Juan Bautista Alberdi, ocurrido el 29 de agosto de 1810.
Alberdi fue uno de los más lúcidos pensadores argentinos, autor de las “Bases y puntos de partida para la organización política de la Confederación Argentina”, que se tuvo particularmente en cuenta al sancionarse la Constitución Nacional de 1853. Resulta curioso, sin embargo, saber que Alberdi nunca ejerció la profesión de letrado en nuestro país.
Aunque vivió gran parte de su vida fuera de la Argentina, dejó grandes lecciones de civismo y jurisprudencia, además de ser un acérrimo defensor de la paz y el sistema republicano. Diseñó con sus ideas un modelo de país sobre el respeto de los derechos individuales, principios que fueron tenidos en cuenta para la cimentación del país en que hoy habitamos.
Diseñó la arquitectura constitucional de la República y exaltó la armonía entre las naciones. Y dejó a los abogados la mejor de las lecciones: defendió la paz y el sistema republicano, aún al costo de sufrir en carne propia el destierro y las persecuciones.
Historia de la elección del día
El 19 de diciembre de 1958, la Federación Argentina de Colegios de Abogados aprobó, por unanimidad, el despacho de una comisión especial integrada por Eduardo García Aráoz, Luis A. Rassol y Policarpo Yurrebaso Viale, que aconsejaba consagrar como Día del Abogado para todo el país en conmemoración del nacimiento de Alberdi.
Se recomendó entonces a los colegios federados la colocación en su sede del retrato del constitucionalista como consagración a su memoria y ejemplo de virtudes republicanas y democráticas.
Decálogo del abogado
Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.
Piensa. El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
Trabaja. La abogacía es una ardua fatiga pues está al servicio de la justicia.
Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha siempre por la justicia.
Se leal. Leal con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debes confiar en lo que tú le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas.”
Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustituto bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay Derecho, justicia, ni paz.
Olvida. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
Ama a tu profesión. Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.