El mosquito Aedes aegypti, transmisor del Dengue, Zika y Chikungunya, además puede ser agente transmisor de los virus Mayaro y Oropouche.
Dengue, Zika, Chikungunya, Fiebre Amarilla; y ahora, Mayaro y Oropouche. Son enfermedades que transmiten los mosquitos, aunque no todas son una amenaza directa en Argentina. Con el Aedes aegypti instalado en la zona, se encienden las alertas.
El director Científico del Centro de Medicina Tropical de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Antonio Montero, viene siguiendo el avance de estos dos virus que llevan el nombre de las localidades de la isla de Trinidad y Tobago donde se descubrieron en 1950: “Vamos viendo en un mapa la progresión de las dos epidemias, como hemos hecho con Chikungunya y fiebre amarilla, y salta a la vista que son agentes que avanzan y van poniendo en riesgo a la población”, introdujo.
Ante la detección reciente de casos de fiebre de Mayaro, a través de la vigilancia por laboratorio, en áreas donde no se había reportado antes, la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS / OMS) lanzó, el 1° de mayo pasado, un alerta epidemiológico y alentó a los Estados Miembros a desarrollar y mantener la capacidad para la detección de esta enfermedad, incluido el diagnóstico por laboratorio y la sensibilización de los profesionales de salud.
“No me parece para nada exagerado hablar de alerta por estos dos virus porque el vector está presente. Es un alerta de que debemos cuidarnos de la fiebre amarilla, del dengue (del que ya circulan sus cuatro serotipos en Argentina y va a aparecer dengue hemorrágico), y de estos dos virus que realmente desconocemos su potencial de morbilidad, su capacidad de dañar”, aseguró Montero, médico infectólogo e internista.
Si bien en los brotes estudiados el vector involucrado fue el mosquito del género Haemagogus que es de hábito silvestre, hay antecedentes de que el Aedes aegyptis ha provocado la fiebre de Mayaro en áreas urbanas, publica el diario El Litoral.
Características de las enfermedades
La fiebre de Mayaro presenta en los primeros días un cuadro clínico inespecífico similar al que provocan el dengue y la chikungunya: fiebre, dolor de cabeza, mialgia; dolor retroocular, escalofríos, fuertes dolores musculares, mareos, náuseas, fotofobia, dolor articular muchas veces incapacitante, erupción cutánea (principalmente en el pecho, las piernas, la espalda, los brazos y con menor frecuencia en la cara), dolor abdominal, y en algunos casos se ha descrito manifestaciones hemorrágicas. “En Brasil, se considera que es el responsable de la mayoría de los casos febriles que ocurren en la selva. Pero ha hecho epidemias urbanas en un par de ciudades, con lo cual quedó bien patente su capacidad de ser transmitida por el Aedes aegyptis”, precisó el especialista.
El oropouche “es otro cantar” -advirtió- porque si bien el cuadro clínico “es indistinguible, el problema es que se sabe bien que es un virus neurotrópico que puede causar meningitis; entonces, recordando el antecedente del zika y lo poco conocido que son estos dos virus, uno se pregunta si no harán la misma cosa, porque cuando empezamos a conocer el zika todos creíamos que era una enfermedad leve, pero cuando se intensificó el número de casos y se detectó que causaba malformaciones fetales, microcefalias y mortalidad embrionaria y fetal, empezamos a ver que el virus es serio y es una amenaza para la salud pública”, trasladó Montero las dudas que se plantean en el Centro de Medicina Tropical.
El Oropouche “tiene una tasa de ataque enorme, es su gran desventaja. Cuando se mete en una población, afecta al 50 % al mismo tiempo, con lo cual quedan todos resistentes a la enfermedad para un segundo episodio”.
El ciclo de transmisión es el de siempre: el mosquito pica a una persona en el período virémico, después el mosquito infectado pica a otra persona y transmite la enfermedad.
La buena noticia es que el Aedes tiene dos inconvenientes para transmitir el virus Mayaro, resaltó Montero: una es que la viremia (el tiempo en el cual el virus está en la sangre) es muy corta, es de tres días, con lo cual el mosquito tiene que picar ahí para infectar, sino no se infecta. El otro es que la viremia es muy baja, el infectado tiene virus a bajo título, y esto dificulta la transmisión de la enfermedad. “Pero (y aquí Montero introduce el temido “pero”) esto puede cambiar mucho si ocurre una pequeña mutación en el virus que hace que se adapte al nuevo huésped, el ser humano, porque también afecta a monos en la selva”.
Prevención
¿La solución? “Siempre es la lucha contra el mosquito”, enfatiza. Y las medidas que se toman en Argentina “son adecuadas”: el bloqueo de la zona donde se detectan casos de dengue, por ejemplo; la fumigación, los controles en frontera. “El problema que hay se llama neoliberalismo, porque las políticas neoliberales han empobrecido y desplazado a un número importante de pobladores de sus sitios de origen porque no consiguen trabajo y se van a instalar en regiones periféricas y en villas miserias. Y como una lucha importante contra el mosquito es el descacharrado y las villas miserias son cacharros gigantescos, es imposible descacharrizar una ciudad”, opinó Montero.
La gran solución es la que “no se puede aplicar en América Latina y la que, por lo tanto, las autoridades no quieren oír: se llama urbanización racional, es decir, ciudades sin villas miserias, sin zanjas, sin aljibes, sin vivienda de lata donde se junta agua estancada cada vez que llueve. Cuando tengamos ciudades como la gente, donde la gente tenga acceso a agua corriente en condiciones dignas, no vamos a tener mosquitos”.