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Alertan por la expansión de un virus que puede debilitar o incapacitar a las personas

En lo que va de año, en el mundo se reportaron más de 240.000 casos del virus chikungunya, transmitido por mosquitos. Alertan que llegó incluso a países donde hasta ahora no se registraba.

A medida que el cambio climático genera hábitats más propicios para la proliferación de mosquitos, un virus transmitido por insectos que puede debilitar o incapacitar a las personas infectadas durante años está ganando terreno en diversas regiones del planeta.

En lo que va de 2025 se reportaron más de 240.000 casos de chikungunya en el mundo. Solo en América Latina se confirmaron 200.000, mientras que en China se registraron 8.000, los primeros contagios en la historia del gigante asiático. El gobierno chino desplegó de urgencia medidas sanitarias similares a las implementadas durante la pandemia de Covid-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que los actuales patrones de transmisión son comparables a los del brote global de hace 20 años, que infectó a medio millón de personas y provocó un aumento significativo de nuevas formas de discapacidad.

Dolor incapacitante y consecuencias económicas

Aunque rara vez resulta mortal, la chikungunya provoca dolor articular intenso y prolongado, además de debilitamiento general. “Hay personas que trabajaban, que no tenían ninguna discapacidad, y que de un día para otro ni siquiera tienen fuerza para tipear en el teléfono o sostener un cuchillo de cocina con la mano”, explicó la doctora Diana Rojas Álvarez, directora de los trabajos sobre chikungunya en la OMS.

“Es un virus que realmente afecta la calidad de vida de las personas y también la economía de los países”, añadió. Según los expertos, este impacto no solo se traduce en sufrimiento individual, sino también en sistemas de salud más saturados y en mayores costos sociales.

El infectólogo Scott Weaver, director científico del Laboratorio Nacional de Galveston en Texas, reforzó la preocupación: “Los niveles de mortalidad son bajos, pero la chikungunya igual nos preocupa mucho porque deja a las personas debilitadas y doloridas durante meses o incluso años”.

Un virus difícil de erradicar

La chikungunya pertenece a la misma familia que el zika y el dengue, y es transmitida por los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Entre cuatro y ocho días después de la picadura, los síntomas más comunes son fiebre, dolor articular y sarpullido.

A diferencia del dengue y el zika, que pueden cursar sin síntomas, la mayoría de los infectados con chikungunya se enferman. “Y el precio que se cobra no es solo individual, sino también social, porque sobrecarga los sistemas de salud, causa daño económico y aumenta la demanda de cuidadores, entre otras muchas cosas”, añadió Weaver.

El dolor articular puede cronificarse en hasta el 40% de los casos, dejando secuelas incapacitantes durante meses o incluso años. Entre 2005 y 2007, un brote en India fue responsable de dos tercios de las discapacidades registradas en el país, superando a enfermedades como cáncer, artritis o diabetes.

Una amenaza global en expansión

Para fines de 2024, la transmisión del virus había sido reportada en 199 países de todos los continentes, excepto la Antártida. La OMS estima que 5.600 millones de personas viven en áreas de riesgo.

El cambio climático acelera la propagación de los mosquitos por dos vías: temperaturas más cálidas y húmedas que favorecen su reproducción, y fenómenos extremos que aumentan criaderos o desplazan poblaciones hacia zonas con infraestructura deficiente.

Weaver sostuvo que “no creo que en Estados Unidos vayan a producirse brotes masivos de chikungunya, porque en las zonas cálidas del país la gente usa aire acondicionado y pasa mucho tiempo en interiores. Pero en lugares como China y el Cono Sur de Sudamérica, el aumento de las temperaturas tendrá un impacto fuerte”.

Vacunas y prevención

Actualmente existen dos vacunas contra la chikungunya, aunque en cantidades limitadas y con un costo elevado: en Estados Unidos, la más reciente cuesta alrededor de 270 dólares por dosis. Países como Paraguay o Brasil, donde los brotes han sido masivos, carecen de acceso masivo a estos inmunizantes.

Mientras tanto, la prevención sigue siendo la principal herramienta. La OMS recomienda eliminar criaderos de mosquitos y evitar picaduras, mientras que gobiernos como el de China ya despliegan brigadas casa por casa para detectar agua estancada.

El virus, identificado por primera vez en los años 50 en Tanzania, demostró su capacidad de expansión global en las últimas décadas, desde África y Asia hasta América y Europa. Con el cambio climático como aliado, su presencia continúa en ascenso y representa un desafío sanitario y social de escala mundial. (Con información de La Nación)

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