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Alta faena de hembras: por qué pone en riesgo el crecimiento de la ganadería

Debiera preocupar en la cadena de la carne bovina lo que está sucediendo con la faena de hembras. Más aún, los actores debieran ocuparse cuanto antes en revertir el fenómeno que pone en riesgo el crecimiento de la producción para los próximos años.

El problema no es tanto que la tasa de faena de hembras esté muy alta, dado que se demostrará que en parte ello sucede por ciertos cambios que se están dando al interior del proceso productivo (reducción en la cantidad de machos que se envían a faena), sino la elevada y creciente cantidad de hembras que están saliendo de los campos con destino el frigorífico.

Habitualmente se utiliza un indicador para inferir el ciclo en el que se encuentra la cadena. Este indicador es la tasa de faena de hembras, que representa la cantidad de hembras faenadas en relación a la cantidad total de animales faenados. Un nivel alto de esta tasa dispara los interrogantes, se interpreta que se ha ingresado en una fase de pesimismo y ajuste, de liquidación de animales, mientras que, por el contrario, un nivel bajo genera entusiasmo, se considera que prima el optimismo en la cadena, la inversión, y la retención de animales a los efectos de ampliar los planteles.

Si bien no está claro qué nivel debe ser el que inicie la preocupación, ni que éste sea inmutable o constante en el tiempo, el umbral que no debiera traspasarse está probablemente en cercanías de una tasa de faena del 45%/47%.

En el mes de junio la tasa de faena de hembras se ubicó en el 50,6% y en los últimos 12 meses en el 47,7%. Se trata sin dudas de valores altos, de los más elevados de los últimos años, aunque no todavía tan elevados como los de la última gran liquidación de hacienda (2008/2009). En ese período tan crítico para la cadena la tasa llegó a niveles superiores al 49%, pero lo más grave probablemente fue que esta se mantuvo en valores muy elevados durante mucho tiempo, más de 25 meses.

Puede demostrarse que la tasa de faena actual, si bien particularmente alta, “exagera” el problema, por ciertos cambios que se estarían produciendo al interior del proceso productivo.

Para ello debe considerarse que la tasa de faena surge de un cociente y puede incrementarse tanto por suba de su numerador (cantidad de hembras faenadas) como por baja de su denominador (total de animales faenados). Como en el total de faena participan también las hembras, ¿podría suceder que se faenen más hembras y a su vez la faena total disminuya?

Sí, podría suceder si en paralelo se produce un ajuste importante (más que proporcional) en la cantidad de machos faenados. ¿Podría estar pasando esto último en la actualidad? ¿Podría suceder que se estén faenando muchos menos machos y que este fenómeno sea todo o parte de la explicación de la importante suba que muestra la tasa de faena de hembras? Lo que viene aconteciendo con la cantidad de animales faenados en los dos grandes grupos permitirá la respuesta.

Faena de machos

La faena de machos viene retrocediendo desde agosto de 2018. En el primer semestre de este año, la faena promedió 538 mil animales mensuales, incluyendo todas las categorías de machos (novillos, novillitos, terneros, toros). En relación al mismo período de 2018 se trata de un ajuste de un 11%, además es la faena de machos más baja de al menos los últimos 12/13 años (media mensual móvil 6 meses).

Como referencia, en el período de la gran liquidación, la faena mensual de machos promediaba más de 650 mil animales mes. La inusual (por reducida) cantidad de machos que se están enviando a faena hace pensar de un cambio en el proceso de producción.

Al menos, algunos productores han decidido modificar y extender sistemas y tiempos de engorde, demorando salida a frigorífico de parte de los animales. En una reciente nota periodística se hizo referencia a este fenómeno caracterizándolo como la “vuelta de la recría” o el “regreso del eslabón perdido”.

Ahora bien, ¿qué viene sucediendo con la cantidad de hembras enviadas a faena? En este grupo se observa el fenómeno contrario, el flujo con destino a frigoríficos viene aumentando en forma sostenida desde comienzos de 2016.

En los últimos 6 meses, la faena promedia 541 mil animales, incluyendo todas las categorías de hembras (vacas, vaquillonas y terneras). En relación al mismo período de 2018, se trata de un incremento de un 7,7%. De todos modos, debe advertirse que el flujo de animales dista bastante de aquel que se observara en la última gran crisis de la ganadería, en los años 2008 y 2009, donde se llegó a un promedio de casi 750 mil hembras mes.

Se tiene un importante aumento en el número de hembras enviadas a faena acompañado de un también fuerte ajuste en la cantidad de machos con destino frigorífico. Es decir, una combinación con doble impacto en la tasa de faena de hembras. Este mix explica por qué la tasa subió prácticamente 5 puntos porcentuales entre el primer semestre 2018 y primer semestre 2019 (de 45,4% a 50%).

Otra derivación importante de los flujos antes presentados es que la faena de hembras actual está lejos de aquella que se tuviera entre los años 2008/2009, es decir, no se está frente a un escenario del nivel de pesimismo y de liquidación de animales como se observara en aquel momento. Pero el proceso no debe seguir profundizándose y cuanto antes se revierta mejor.

Contexto

Los actuales niveles de faena de hembras son muy elevados. Todo indica que estos niveles no son compatibles con el crecimiento de las existencias y, más aún, puede decirse que la capacidad de producción futura está ingresando en zona de mucho riesgo de no revertirse, y rápido, la tendencia.

Lo sucedido en el último año permite mostrar la incompatibilidad entre el crecimiento de las existencias y los actuales niveles de faena.

De acuerdo a las estadísticas de Senasa, entre marzo de 2018 y marzo de 2019 las existencias de hembras dejaron de crecer, luego de siete años de expansión consecutiva. Es decir, se frenó el crecimiento de uno de los elementos claves de la capacidad de producción.

En marzo del año pasado el rodeo de vacas más vaquillonas y terneras se ubicaba en 38,8 millones de cabezas, mientras que, en marzo de este año, se posicionó en una cifra ligeramente inferior de 38,6 millones.

En este período de 12 meses (marzo contra marzo) la faena de hembras (todas las categorías) se ubicó en una cifra cercana a las 6,1 millones de cabezas. Es decir, con ese nivel de faena de hembras, equivalente al 16% de las existencias de marzo de 2018, éstas últimas dejaron de crecer.

¿Cuál es el número actual? En el último mes, con información la faena de hembras acumulaba 6,3 millones de cabezas en 12 meses, una cifra superior a aquella que hizo declinar levemente el rodeo en el último año. De aquí puede inferirse que, si no cambia la tendencia, las existencias de hembras probablemente vuelvan a mostrar un retroceso cuando se dimensione nuevamente el rodeo allá por marzo de 2020.

Los autores son economistas del Ieral

Fuente: LA NACIÓN CAMPO

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