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Apuntar a la adicción, antes que a los objetos que la canalizan

Como viene ocurriendo con todos los aspectos que caracterizaban nuestra vida antes de la pandemia, es posible que el aislamiento también haya modificado nuestros hábitos de uso de drogas o sustancias. En esta nota vamos a analizar los distintos escenarios de consumo, pero además intentaremos comprenderlos de la mano de profesionales.

Cuando hablamos de consumo, existen varios lugares desde donde mirarlo. En este caso, MIRADOR ENTRE RÍOS dialogó con profesionales que trabajan con un abordaje integral en salud mental: es aquel que considera que hay tantos modos de vincularse con un objeto de consumo como personas en el mundo. En el caso de poder acceder a un tratamiento que ponga en práctica este paradigma, la persona podrá decidir cuál es el consumo que define como problemático y que decide trabajar en un espacio terapéutico liberado de cargas morales, prejuicios y estigmas y donde se van fijando, en conjunto con el sujeto que demanda, objetivos con el fin de mejorar su calidad de vida. Desde este enfoque, la mirada no estará sólo sobre el objeto de consumo sino sobre la relación que establece ese sujeto para poder entender el “para qué” de su vinculación.

Desde el paradigma de la reducción de daños, se vuelve imprescindible atender a las particularidades de cada objeto de consumo. Si queremos mitigar los posibles daños del uso de una sustancia, debemos conocer sus especificidades y las de las personas que la consumen, sin dejar de tener en cuenta cada realidad particular y siempre atendiendo primeramente a las necesidades del sujeto. Es complicado, pero no imposible. Peor es dejar esta determinante problemática librada a la suerte del paradigma prohibicionista/abstencionista, en el cual se opera desde la desinformación, el miedo y objetivación del sujeto consumidor. Ni hablemos de consultarle qué es lo que realmente busca o necesita, cómo percibe su consumo y menos aún ofrecerle la posibilidad de establecer sus propias metas terapéuticas.

Drogas legales

la sedronar informó que los llamados a la línea 141 por consumo de alcohol han aumentado durante la cuarentena. Otra situación que puede darse es la de aquellas personas que antes del aislamiento tenían un consumo “regulado” de sustancias legales y accesibles, como el alcohol o el tabaco. Sobre un posible exceso en este tipo de consumo, Mauro Armada (MP n° 22761), el psiquiatra rosarino consultado, confirmó que ha habido claramente un incremento debido a la modificación de los hábitos de vida que propone la situación de aislamiento: “ha aumentado considerablemente la ingesta de alcohol en personas que de por sí no son alcohólicas, algunas con patologías psiquiátricas o psicológicas, otras con alguna situación social compleja y otras personas que simplemente son bebedores sociales o bebedores aislados de alcohol”.

Según el profesional, lo que ocurre es que a raíz del estrés de la situación y de la crisis que provoca en nuestras vidas el tener que modificar todos nuestros hábitos por la medida de aislamiento, hace que las personas tengan una acentuación en las conductas adictivas o que de alguna manera hagan uso o abuso de estas sustancias, para tratar de paliar algún otro tipo de factor psicológico.

Vale la pena sumar a Natalia Olivero (Mat. 1594), licenciada en psicología, especialista en Psicoterapia Cognitiva Integrativa y Directora del Departamento de Prevención de la Asociación Civil ABRA, desempeñándose en prevención y terapias individuales y grupales. Respecto al consumo de drogas legales, opinó que es un fenómeno que se puede entender desde una mirada amplia, de la población general, y otra más específica, de la población clínica. Por otro lado, afirmó que quien vincula su problema de consumo al tabaco y alcohol, y no ha logrado una deshabituación, “indudablemente que va a aumentar su consumo porque, las problemáticas de consumo no son un hecho, un momento, un objeto aislado, sino que están unidas a un hábito que llevó años construir y consolidar, por lo tanto no hay sólo sustancias legales ligadas a ello, sino conductas, actitudes, modos de vinculación consigo mismos y con los demás y contextos micros y macros relacionados a ellos”.

Drogas ilegales

En este sentido, diversas fuentes alertaron que durante el período de aislamiento social puede variar la calidad de las drogas ilegales ofrecidas en el mercado negro, entre otras razones por su menor disponibilidad y el consecuente aumento de la dificultad para conseguirlas. La consecuencia: un mayor desconocimiento de los usuarios hacia lo que consumen o, en el peor de los casos, la imposibilidad de acceder a la sustancia de la que se hace uso, aparejada con las consecuencias en salud mental que esto puede tener en una persona que, por ejemplo, consume cotidianamente. Consultado sobre la posibilidad de que esto desemboque en más personas con síndrome de abstinencia o más casos de intoxicación por sobredosis, el psiquiatra Mauro Armada respondió que es muy posible, pero que puede deberse más estrictamente al modo de vinculación que el sujeto tiene con la sustancia y a cuál es el tipo de consumo que tiene.

Por otro lado, le consultamos por aquellas personas que, frente a la abstinencia de otras sustancias, pueden comenzar a usar drogas psiquiátricas a modo de reemplazo. Sobre esto, afirmó que es una situación posible.

Se ha visto que en este último período al menos las personas que venían con un tratamiento por una patología psiquiátrica o desarrollada a partir del consumo de sustancias, han empezado a modificar las dosis de los psicofármacos o han empezado a utilizar psicofármacos. Más que un reemplazo sobre la droga de elección, estas medidas tienen que ver casualmente con la situación de dificultad que plantea para la comercialización y la circulación el aislamiento total.

Al consultar a la Asociación Civil ABRA se problematizó el planteo, dejando por sentado que el modelo terapéutico que practican se centra en el sentido que cada persona en su historia de vida le da al objeto de consumo y no tanto en el objeto en sí mismo. La psicóloga Natalia Olivero también agregó que el hecho de que éste sea ilegal es el que provoca el desconocimiento acerca de su calidad y procedencia, entre otros factores de suma importancia. “Si uno compra un medicamento recetado en farmacia puede conocer y leer cuánto y qué contiene aquello que está ingresando en su organismo, los probables efectos secundarios, qué hacer ante una sobredosis o mala ingesta, donde llamar, etc. Pero, en la circulación de venta de las drogas ilegales, ¿alguien tiene un prospecto donde toda esta información se detalla?”. Esta reflexión sólo reafirma la necesidad de pensar en una política de drogas que subsane la desinformación y el desconocimiento creados por el prohibicionismo y que se base en los derechos humanos y la salud integral como pilares para entender la amplia problemática del uso de sustancias.

Estadísticas confinadas

Al encontrarnos en una situación atípica en términos históricos, es comprensible que todavía no haya cifras estadísticas, por lo menos a nivel nacional, sobre cómo se consume durante el aislamiento. Hace una semana, la organización colombiana Echele Cabeza Cuando Se De En La Cabeza publicó una serie de datos muy interesantes, que pueden servirnos de referencia. Fueron obtenidos gracias a una encuesta realizada a 1.239 personas y se hizo virtualmente entre el 31 de marzo y el 3 de abril del año 2020.

Entre otras estadísticas, la encuesta arrojó que el 32% reconoció tener síndromes de abstinencia y el 44% se dio cuenta de que efectivamente tenía dependencia a alguna sustancia. También se conoció que estos síntomas se manifiestan en los varones más de manera física con sudoración o temblor y en las mujeres de manera psicológica, con depresión, tristeza, pensamientos desastrosos.

Consultado sobre estas cifras, el fundador de la organización Julián Quintero, afirmó que, en las próximas semanas, cuando vuelvan a abrirse los mercados, va a sentirse una crisis de sobredosis muy fuerte. “Cuando se vuelva a conseguir otra vez heroína o pasta base la gente va a tener mucha ansiedad por volver a consumir y ya no van a tener la misma tolerancia, vamos a ver una crisis fuerte”. Cabe destacar que, en la encuesta, el 62% prometió reducir su consumo.

“El 90% de los usuarios que están en sus casas y tienen una vida relativamente normal, están empezando a ver los impactos de la abstinencia recién esta semana. Por otro lado, están los abusos, estamos viendo que hay un abuso fuerte sobre todo en sustancias legales como el alcohol y el tabaco, pero también hay un aumento de consumo de cafeína y de té. Creemos que eso está empezando a tener una relación muy fuerte con el teletrabajo, la productividad y posiblemente vaya a estar teniendo un impacto en lo que es el stress y el insomnio que están empezando a presentar las personas”, concluyó.

Prohibido prohibir

Consultado sobre la medida recomendada por la OMS a los distintos gobiernos del mundo, de prohibir la venta de alcohol, que de hecho tomaron cerca de 50 municipios argentinos, el sociólogo Julián Quintero opinó que “el prohibicionismo no es más que la demostración de la incapacidad de los gobernantes de educar a su pueblo, lo que evidencia es que no tiene una capacidad de contención, no confían en la educación de la gente, no tienen medidas terapéuticas, no tienen línea de atención, esa es la tristeza que nos da con estas medidas”. Para el experto, que goza de reconocimiento internacional, “como el alcohol está tan naturalizado, los niveles de dependencia son muy altos y los niveles de consumo también, tener una prohibición de este tipo puede desencadenar en cuadros complejos de abstinencia que puedan generar irritabilidad y derivar en problemas de convivencia fuertes, como el maltrato intrafamiliar, pero por otro lado puede llevar a la sustitución por otras sustancias que puedan ser ilegales o legales”.

Así las cosas, consideró que “las personas van a querer reemplazar esa ansiedad por otra sustancia, entonces las impulsa a este tipo de prácticas”. Para Quintero, “lo otro es que claramente aumentaría el tráfico ilegal, lo que pone a las personas en riesgo porque es donde entran a jugar los licores artesanales y los licores adulterados, que seguramente van a estar ahí”.

Drogas prescriptas

En el caso de quienes hacen algún tratamiento con psicofármacos se plantea un escenario singular. Como en todos los casos que venimos analizando, el encierro modifica los hábitos del usuario: es posible que los vínculos se vuelvan más frágiles, también es probable que se dé una fuerte desestructuración de la rutina y que a causa de todo esto, el consumo de drogas con prescripción médica se vea alterado.

El psiquiatra consultado, Mauro Armada, confirmó que uno de los factores precipitantes, agravantes o desestabilizantes dentro de lo que son patologías en Salud Mental tiene que ver con el sentimiento de soledad y esto del aislamiento total coloca los vínculos en una situación de stand-by. “De por sí las personas que han tenido patología previa o ya consumían psicofármacos, han debido incrementar su dosis o en una de esas, también agregar otra medicación a su esquema terapéutico a causa de las situaciones de ansiedad, los sentimientos de ruina, de abandono, de desesperanza y de estrés, que genera esta situación de la pandemia”, finalizó.

Guillermina Ferraris
redaccion-er@miradorprovincial.com

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