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Argentina se acostumbró a la pobreza, la suba de tarifas y la inflación

Aumento de precios, remarcaciones, faltantes en las góndolas, malos servicios. Todo es “normal” en el país.

Ya es un mal endémico de nuestro país, uno que -por reiterado- no implica que debamos acostumbrarnos. Sin embargo, eso es lo que sucede: cada argentino y cada argentina solo puede pensar en “sobrevivir” para llegar a fin de mes, mientras la crisis se nos ha hecho costumbre. ¿No lo vemos o no lo queremos ver? Desde hace décadas, cada signo político que ha gobernado sumió al país en una espiral descendente en materia económica. El escenario (presente y futuro) no es nada alentador.

La línea de pobreza ya quebró los $ 100 mil pesos para una familia tipo y un salario mínimo vital y móvil no cubre la canasta de indigencia. Este escenario socioeconómico se produjo en junio a partir de la fuerte suba de los alimentos y los ajustes en los servicios. Un matrimonio con dos hijos en edad escolar necesitó reunir ingresos por $ 104.216,80 durante junio para proveerse de un conjunto de alimentos y servicios básicos para la subsistencia, según datos que publicó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Estas cifras no captan ninguno de los aumentos que se produjeron durante junio.

En tanto, el límite de la indigencia para el mismo grupo familiar se ubicó en $ 46.525,36. Este resulta el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para que el mismo grupo familiar pueda tan comer ya que este conjunto excluye servicios, transporte, indumentaria y salud. En consecuencia, una persona con un trabajo a cambio de esa remuneración cuando percibió esa cifra los primeros días de julio ni tan siquiera puede aspirar a darle de comer a su familia.

Aumento de precios en autoservicios y almacenes

En medio de la incertidumbre cambiaria, los precios en autoservicios y almacenes subieron casi 6% en la primera quincena de julio, según un relevamiento privado. La escalada del dólar blue, que cerró la semana a $338, trastorna los montos de reposición y desorienta a los comerciantes.

La disparada golpea en el sector de consumo masivo, especialmente en negocios de proximidad como almacenes, autoservicios y pequeñas cadenas de supermercados, adonde no llega Precios Cuidados. En la primera quincena de julio los precios de alimentos, bebidas, tocador y limpieza subieron entre 5,5% y 6% promedio.

El drama del desabastecimiento

Frente a un costo de vida que se dispara al 7% en julio según analistas, el Gobierno mostró su preocupación por los incumplimientos en los acuerdos de precios y los faltantes que se vienen registrando en las góndolas.

El secretario de Comercio Interior, Martín Pollera, advirtió que se intensificarán los operativos de fiscalización en supermercados del AMBA para “defender” los ingresos de los argentinos. “Aplicaremos la fuerza de la ley frente a incumplimientos en los acuerdos de precios o faltantes en las góndolas”, alertó.

Pollera destacó las que inspecciones que llevan adelante la AFIP y ARBA en empresas productoras de bienes de consumo masivo, centros de distribución y supermercados son para supervisar el correcto cumplimiento de sus obligaciones tributarias.

En este escenario de tensión económica, dijo que se está “planificando para garantizar el mejor proceso de fiscalización” y se quejó de que “el macrismo la destruyó pasando de 500 inspectores a 13”.

Subsidios a servicios carísimos

Se abrió el registro para que los usuarios de los servicios de gas natural y electricidad puedan solicitar oficialmente mantener los subsidios a la energía que reciben hasta ahora en sus tarifas.

De acuerdo a lo que establece el Gobierno, el nuevo esquema de subsidios tiene como principal objetivo alcanzar tarifas razonables y justas para el valor de la energía. Esta iniciativa propone una distribución de los subsidios basada en la capacidad económica de cada hogar.

Según el nuevo régimen de segmentación implementado por el Gobierno, no podrán conservar los subsidios los hogares donde sus integrantes —en conjunto— tengan ingresos por más de $364.758,80 (3,5 canastas básicas para un hogar tipo 2 según el INDEC) o tres o más vehículos o propiedades o bienes de lujo.

La triste moraleja

Por lo expuesto, y no exclusivamente por ello, es que se llega a la conclusión, no querida ni deseada, de que los argentinos atraviesan crisis tras crisis, mientras solo pueden procurar no perder más de la cuenta. Lo duro de enfrentar es que es inevitable pensar y creer que, de tantos golpes recibidos, no solo que estamos insesibilizados por tanto dolor, sino que (y lo que es aún por) la gente está tristemente acostumbrada a los manotazos en el bolsillo.

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