Con la presencia de buena parte del Gabinete Nacional y de representantes diplomáticos, el acto se desarrolló en el tradicional Salón Blanco de Casa Rosada donde se pudieron escuchar elogios cruzados y palabras emocionadas de ambos dirigentes.
Fernández calificó a “Pepe” como alguien “emblemático”, como “un modelo de conducta” para aquellos “que aman la política” y destacó su capacidad para volver “a unir a ambos países en un momento en que nos mirábamos de reojo”.
La capacidad de “escucha”, su “ética”, su rol como un “actor central” en el debate sobre la globalización y el consumo, fueron algunas de las expresiones que dijo Fernández antes de imponer la condecoración a “un hombre inmenso”.
“Es un modelo de conducta para los que amamos la política. Y es para los argentinos además un presidente singular del Uruguay, que fue capaz de volver a unir a ambos países en un momento en que nos mirábamos de reojo”, dijo.
Mujica, a su turno, inició su intervención despertando las sonrisas en todos los presentes al señalar “el peso de la medallita”, en referencia a la voluminosa condecoración que le había sido impuesta segundos antes.
Acto seguido, el hombre que se define como un “paisano” dijo no ser “afecto al protocolo” y dijo sentirse “abrumado” por el protocolo de estos actos a los que no es afecto.
Entre frases sobre la vida y la muerte, Mujica reiteró la idea de que la Argentinos y Uruguayos son nacidos “de la misma placenta en un parto doloroso”.
Allí brindó unas palabras para con su “amigo” Alberto Fernández a quién le reconoció que “le toca timonear en tiempos muy difíciles” y añadió que él está del “lado de aquellos que con aciertos y errores” buscan que “que haya justicia social”.
“Argentinos, por favor, quiéranse un poco más. Discrepen todo lo que quieran pero luchen por un nosotros. Son parte vital de nuestra América Latina”, dijo y agradeció la condecoración en nombre de su pueblo.