La higienización de nuestras manos en momentos que no podemos lavarlas puede generar un inconveniente. Conocé todos los detalles en la nota.
Alcohol en gel
Es muy común ver en las calles a personas con sus frasquitos de alcohol en gel, que nos saca del apuro en momentos que no podemos lavarnos las manos.
Sin embargo, se determinó que su uso constante pierde efectividad frente a las bacterias y puede, incluso, causar una dermatitis.
La dermatitis es el daño de la piel inducida por la exposición a un irritante como pueden ser productos químicos, o bien a productos que con un uso correcto serían inofensivos.
Es muy importante tener en cuenta que toda esta situación se agrava si la obsesión es por el uso de geles y jabones bactericidas.
“El uso excesivo del alcohol en gel puede provocar una dermatitis de contacto irritativa en las manos que lleva a que uno tenga que indicar la suspensión del uso del gel y a prescribir un tratamiento médico” explica María Laura García Bazarra (MN 91386), médica dermatóloga del Hospital Álvarez.
“Es preferible elegir el alcohol en gel porque los bactericidas normalmente también barren la flora normal que tenemos en la piel y nos sirve para defendernos del medio externo”, remarca García Barraza.
La recuperación es más rápida con la suspensión del producto irritante y el tratamiento adecuado. “Hay que tener en claro que el alcohol en gel nunca reemplaza el lavado de manos” dice García Barraza. “El único sentido que tiene ponerse alcohol en gel es si el lavado no fue hecho correctamente, para que arrastre alguna bacteria patógena que aun no fue eliminada”.
En el caso de que uno no pueda lavarse seguido las manos, la frecuencia ideal entre alcohol en gel y lavado es de tres a uno: “Si se usa tres veces seguidas el alcohol en gel, la cuarta vez ya hay que lavarse las manos”, concluye García Barraza.