En las primeras semanas del año se observó un aumento de las consultas con diagnóstico de diarrea y gastroenteritis. También subió el porcentaje de consultas en la guardia central de Pediatría, a causa de esta problemática.
La tabla comparativa expone un aumento significativo que reporta en la cuarta semana el 4,7 por ciento de consultas por diarrea y gastroenteritis en 2022; un 7,4 por ciento en 2023 y un 15,1 por ciento en 2024.
Diferentes agentes infecciosos, tales como virus, bacterias o parásitos pueden ocasionar gastroenteritis. Se trata de una afección muy contagiosa y frecuente en pediatría. Desde el Ministerio de Salud se recomienda, principalmente a los padres o cuidadores, estar atentos a los síntomas de los más pequeños y no dudar en consultar al pediatra de cabecera o la guardia más cercana al domicilio.
Prevención
Desde la Guardia del nosocomio pediátrico de referencia, la doctora Mailén Cabral explicó que se trata de una enfermedad viral autolimitada, esto quiere decir que desaparecen sola. “Los síntomas son vómitos y diarrea. Para prevenirla, se indica tanto a adultos como a niñas y niños el lavado de manos frecuente, evitar la ingesta de alimentos en mal estado y agua contaminada”, detalló.
En este punto, la higiene es fundamental al preparar los alimentos, antes de comer y después de manipular elementos contaminantes, principalmente pañales.
La causa de la gastroenteritis no puede ser corroborada fehacientemente, porque puede originarse a causa del calor –producto de las altas temperaturas–, ante el consumo de agua no segura o a raíz de una intoxicación alimentaria.
La profesional refirió que el mayor riesgo que ocasiona la gastroenteritis es la deshidratación. En este sentido, “las pautas de alarma a tener en cuenta son: vómitos (más de cuatro ó cinco en una hora) y/o más de siete deposiciones líquidas abundantes (en el caso de los bebés, pañal desbordado)”, explicó.
Otras señales para la inmediata consulta a una guardia incluyen: decaimiento general y rechazo al alimento, sobre todo en los más chiquitos, si el paciente no orina durante más de seis horas, está somnoliento, pálido, agitado y con diarrea con sangre o dolor abdominal continuo.
Cabral indicó que los pacientes menores de un año son los más propensos a deshidratarse, por lo cual es primordial continuar la lactancia y ofrecerles agua para tomar, cuidando la permanencia en ambientes frescos y ventilados.
Ante cualquier caso, es indispensable la oportuna consulta a los equipos de salud y el control con el pediatra de cabecera, quienes sabrán indicar el tratamiento adecuado, con sales de rehidratación, por ejemplo. En ningún caso se debe administrar pastillas de carbono, cualquier tipo de sales o bebidas deportivas.