No sabemos todavía cómo y cuándo finalizará la crisis sanitaria, y además, se desconoce el escenario en que el sector agropecuario se encontrará en ese momento, pero sí se puede avizorar que los efectos sociales, financieros y económicos serán devastadores. “El peso de las cargas fiscales vuelve a dejar en evidencia el debate sobre la necesidad de una reformulación del esquema impositivo. Además, los gobiernos deberían considerar el alivio fiscal como una forma de minimizar el impacto económico de la crisis que sentirán todos los sectores, entre ellos, el agropecuario”, afirmó a AIM el presidente de la Cooperativa Agrícola, Ganadera y de Servicios Públicos de Aranguren (Coopar), Felipe Pablo Berruhet.
El virus del COV-SARS2 no solo muta, sino que además se expande en términos económicos. Primero, fue un shock de oferta y demanda que, según los analistas, no se vivía desde la Segunda Guerra Mundial. “Estos efectos se sufrirán durante años y es poco realista pensar en una recuperación rápida”, advirtió Berruhet.
También destacó que, aunque aún restan respuestas conjuntas, ante la excepcional situación, diversos países aplican recetas excepcionales, abandonando una disciplina fiscal, aplicando políticas expansivas, reduciendo impuestos o inyectando dinero en la economía para evitar un freno total de la actividad. Sin embargo, aclaró que “hoy por hoy, déficit creciente mediante, la Argentina, y por supuesto, Entre Ríos, no tienen demasiado espacio para avanzar en medidas, más allá de las que instrumentaron hasta ahora, para amortiguar los efectos de la pandemia de Covid 19 y la cuarentena. En términos prácticos, un verdadero desastre”.
El contador recordó a esta Agencia que la política argentina de los últimos 50 años, ha sido de expansión del gasto público. “Argentina en general, y Entre Ríos en particular, siempre ha gastado en la función pública más de lo que le ingresa por concepto de impuestos. Pero vamos al análisis concreto: tanto el Estado nacional como el provincial, siempre han tenido esta postura en forma sistémica, No es que, en algún momento de bonanza económica, se ahorraron recursos para hacer frente al exceso de gastos. Se trata de una política que hace que el Estado gaste más de lo que le ingresa. Y eso se financia de tres maneras: con endeudamiento, con impuestos o con emisión”.
Berruhet señaló que tanto Argentina como Entre Ríos, cumplieron y cumplen con estos parámetros: “Recordemos que cuando a Entre Ríos le faltaron recursos, en la época del ex gobernador Sergio Montiel, el Gobierno emitió deuda a través de los famosos Bonos Federales (BoFe), que se usaban como billetes. Han usado los tres modelos (aumento de impuestos, endeudamiento y emisión, pero los tres fracasaron y los tres seguirán fracasando. Y seguiremos en la Argentina del fracaso, mientras la clase política no entienda que hay que ordenar las cuentas”.
El panorama nacional
Al aumento del endeudamiento no lo resolvió la Argentina, dijo Berruhet, sino que se acomodó por un factor externo: el mundo no le presta más dinero porque la considera poco creíble. “Al exceso de endeudamiento que teníamos lo tenemos resuelto, pero no porque hayamos tomado consciencia que estábamos en un camino equivocado, sino porque el mundo le tiene miedo a la Argentina porque es un defaulteador serial. Y a las pruebas me remito: acabamos de cerrar el noveno default. Y así, afuera dicen que Argentina, como país de mercado de colocación de capitales, es un desastre, porque nos prestan, vamos a un default, después negociamos, y así queda en evidencia que no tenemos conducta. Nos quedan los organismos internacionales que nos van a prestar igual, pero atándonos de tal manera que pareceremos una momia”, ironizó el contador.
El problema de la emisión
El profesional consideró que la clase política, después de al menos 50 años, al fin entendió que la emisión produce inflación. “Si bien la utiliza como herramienta, es más consciente de los problemas que acarrea, en particular, en el último tiempo”.
El contador no consideró la emisión en tiempo de pandemia de Covid 19, ya que consideró que es coyuntural y no estructural. “Hasta la podríamos justificar”, dijo.
Impuestos, la dura e inconcebible realidad
Pero fue duro al referirse al tercer aspecto: el incremento de los impuestos. En este escenario de pandemia, para Berruhet es absolutamente necesario atacar el principal problema de la economía, el déficit fiscal que ha devorado planes, gobiernos y expectativas de sucesivas generaciones. Y los aumentos de impuestos, que son la consecuencia inmediata del déficit fiscal. “En este aspecto, la clase política no aprendió ninguna lección. Sigue cometiendo errores básicos de jardín de infantes, aun aquellos funcionarios que son especialistas en el tema. Desconozco cuál es el razonamiento que hacen las autoridades económicas, y aquí me refiero específicamente al Gobierno provincial, para considerar que el único recurso que para ellos no tiene techo es el aumento de impuestos”.
Para el presidente de Coopar, “los funcionarios consideran que aumentar impuestos no produce perjuicios, no acarrea pobreza, ni informalidad, y no tira por la borda la inversión y el ahorro. No entienden nada”.
Teléfono para el Gobierno
El productor explicó que le gustaría dialogar con algún ex funcionario que haya sido ministro de Economía de Entre Ríos, para que le explique por qué, para ellos, el aumento sistemático de impuestos, no provoca consecuencias económicas. “Así dejaron a la provincia de Entre Ríos, y así está la provincia en la actualidad, con cero inversión genuina. No puedo precisar desde cuando no hay inversión genuina; es más, Entre Ríos no es una provincia que importe capitales para invertir, porque es cara en Ingresos Brutos, en el impuesto Inmobiliario, y en el de sellos. Es cara desde donde la mires, y nadie invertirá en un mercado que es caro. Y mientras el Estado provincial no resuelva este problema, seguiremos teniendo como único creador genuino de empleo a los Gobiernos provincial y a los municipales. No hay creación de empleo privado”, fustigó.
El Estado, protagonista en la creación de empleo
Una de las constantes de la economía argentina es que el principal impulsor de la creación de puestos de trabajo, en detrimento del sector privado, es el Estado. Y este fenómeno, además de generar una menor productividad, tiene impacto directo en un mayor gasto público y en el deterioro de las cuentas fiscales.
Un sistema impositivo deleznable
El cooperativista opinó que “no hay creación de empleo privado porque Argentina y Entre Ríos son caros, porque el sistema impositivo es perverso. Y lamentablemente, seguiremos en ese camino hasta tanto la clase política entienda que el capital huye de los mercados donde no hay seguridad jurídica y donde el aumento de impuestos no tiene techo. ¿Cuál es el techo que produce el aumento de impuestos? La lógica”.
Además, indicó que en Entre Ríos, el costo más importante que tiene el sector agropecuario es el impositivo. “No es más costoso la compra de insumos, ni la estructura vial, ni la de comunicación, ni tampoco el sistema de empleo. El impuesto provincial es el costo más grande que tiene el sector agropecuario. Y esa situación afecta directa e indirectamente, en la toma de decisiones, porque cuanto más impuestos hay que pagar, utilizas menos fertilizante y las semillas son de menor calidad; es menor la calidad de laboreo, y se dejan las tierras que son marginales. Es muy sencillo: cualquier empresario agropecuario te dirá que la suma de costos supera los ingresos”.
Para Berruhet, el excesivo costo de los tributos acarrea como consecuencia “una actividad marginal. En la Argentina y en Entre Ríos vamos en la dirección contraria; el sistema impositivo está atado a qué Estado queremos tener, a qué gasto público financiamos. Y la discusión sobre este tema hace años que está postergada”, dijo Berruhet, quien destacó que, si el Estado quisiera, podría bajar impuestos, eliminando exenciones “porque hay una gran cantidad que no paga aun teniendo plata, y siempre le van a sacar recursos al que no da más, en este caso, al sector agropecuario”, sostuvo.
Con ese escenario, “la productividad no aumentará, ni tampoco vendrá nadie de afuera a invertir, porque tampoco invierten los de adentro”.
¿Qué ofrecemos? Riesgos, solo riesgos
Berruhet explicó que cuando alguien intenta colocar sus productos, lo primero que hace es evaluar el mercado, la calidad, el ahorro y la inversión genuina de los habitantes. “Y aquí en Entre Ríos, no hay nada, no podemos ofrecer nada, porque, además, si no invertimos los que estamos dentro, nadie de afuera vendrá a poner un centavo. Hablo de generalidades, no de casos puntuales, y concretamente, me refiero al sector agropecuario”. Para el contador, “si la clase política quiere que la Argentina y Entre Ríos despeguen, deberán atender esta situación”.
Un vuelco de 180 grados
El presidente de Coopar aseveró que para que la situación cambie, desde el punto de vista impositivo, el Gobierno debe dar un vuelco de 180 grados. “Tenemos problemas de calidad y cantidad de impuestos”.
El profesional hizo alusión a que en Argentina existen 163 impuestos, contando los nacionales y provinciales y las tasas municipales. Son dos más que un año atrás, porque se sumaron cuatro y se eliminaron dos. Entre las obligaciones agregadas, la principal es el impuesto País, que implica una carga del 30 por ciento en la compra de moneda o en los consumos en el exterior o de bienes y servicios del exterior.
Según el dato oficial publicado por el ministerio de Economía, la presión tributaria neta, si se suman las cargas nacionales y las provinciales, fue en 2019 el 28,4 por ciento del producto bruto interno (23,6 por ciento de parte de la Nación y 4,8 por ciento de las provincias), pero ese es un indicador no completo de lo que significa la carga fiscal para las personas y las empresas, dado el alto nivel de evasión en el país. “En el mundo productivo existen entre cuatro y seis impuestos básicos. Y no quiero que nos comparen con Angola, me rehusó, porque si bien vamos camino a la africanización, no es la aspiración que tenemos como ciudadanos. Comparémonos con algunos países relativamente serios”.
Aumentos ilógicos
Berruhet llamó a analizar la calidad de los impuestos, “porque en el mundo no existen más los Ingresos Brutos, este tributo que grava tus ingresos, ganes o pierdas. Los impuestos se pagan con ganancias, y acá, no se considera este factor”.
Párrafo aparte dedicó el productor al “impuestazo al campo provocado por el aumento del IIR, del 50 por ciento en los primeros meses del año. En el sector lo veníamos sospechando, porque se aprobó para la provincia una suba que calculábamos que estaría cercana a ese porcentaje, que se enmarca en el feroz ajuste que realiza, a pesar de la pandemia, el Gobierno provincial en concordancia con el nacional, castigando al sector productivo”.
“Siempre, en una relación contractual con el Estado, hay dos que participan y se debería dialogar, pero nunca se sabe hasta dónde van avanzar con su incoherencia los gobernantes nacionales o provinciales. Si el presidente (Alberto Fernández) lo primero que hizo fue aumentar las retenciones y bienes personales, y anuló el Pacto Fiscal, y el gobernador (Gustavo Bordet) subió un 50 por ciento en promedio el IIR, en vez de echar agua al fuego le echó nafta”, dijo.
El cooperativista detalló que un incremento del 50 por ciento en un tributo “es ilógico en cualquier parte del mundo, pero hablemos también del denominado Impuesto a la Riqueza”.
En el proyecto de ley, titulado “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la Pandemia”, las alícuotas progresivas van del dos al 5,25 por ciento. Pero a estas tasas habría que sumarle lo ya aportado por el impuesto a los Bienes Personales, que abarca la misma base imponible. “Afectará a los dueños de algunas explotaciones mayores de 1000 hectáreas. El problema es que esa gente es la que tiene la capacidad de motorizar la economía, moviendo el engranaje cuando la pandemia afloje”, advirtió.
En vistas a este nuevo tributo, usó una metáfora para referirse a la posible situación: “Cuando al caballo que va adelante y le empezás a poner palos en la rueda, lo que haces el limitar la capacidad de tracción. Desde el punto de vista económico es así, pero si querés llevarlo a la ideología, es otra historia y ahí ya no discuto”.
Berruhet detalló que los pequeños y medianos productores entrerrianos no son oligarcas, constituyen Pymes chicas y medianas que no tienen la tierra, y que soportan una presión fiscal que los está ahogando: “Si a un tipo que produce, que invierte su capital en una industria a cielo abierto lo castigas constantemente (como viene pasando con todos los gobiernos de Entre Ríos) se producirá lo que el censo agropecuario demostró: cada dos días desaparece un productor en el país, porque no tiene forma de absorber la presión fiscal”.
El gobierno “tiene el poder de gravar como quiera, porque tiene el poder legal para hacerlo, pero que no se queje después porque en Entre Ríos hay más desocupación, más pobreza, más indigencia, y siguen apareciendo índices que son alarmantes”.
Recordó además que el sector más dinamizador de la economía es el agropecuario, y aclaró que, sin embargo, no es formador de precios y por eso, la única defensa que tiene es limitar sus gastos para que la actividad le deje una rentabilidad para pagar impuestos y vivir dignamente. “Pretendemos que el país produzca de manera constante para crecer, pero eso no lo veremos mientras sigamos soportando los volantazos de los feroces ajustes fiscales, que no son la solución a la economía”.
De la Redacción de AIM.