La organización sin ánimo de lucro World Mosquito Program (WMP) impulsa una estrategia para liberar, a partir de 2024, mosquitos modificados con una bacteria en las zonas urbanas de Brasil para reducir el número de personas que son afectadas por el virus del dengue.
Para llevar a cabo el proyecto conjunto entre WMP y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), una institución científica pública brasileña de Río de Janeiro, se construirá una fábrica de mosquitos en algún lugar a definir de Brasil. La iniciativa podría proteger a 70 millones de personas.
Las bacterias utilizadas se llaman Wolbachia, son de origen natural y se encuentran en hasta el 50 por ciento de las especies, incluyendo algunos mosquitos. Sin embargo, no suelen estar presentes en el mosquito aedes aegypti, la principal especie responsable de transmitir virus como el dengue, zika, chikungunya y la fiebre amarilla epidémica.
La investigación de World Mosquito Program demostró que, cuando la bacteria Wolbachia se introduce en el mosquito Aedes aegypti, se puede reducir la transmisión de los virus.
Los investigadores han probado la liberación de mosquitos con bacterias Wolbachia en ciudades seleccionadas de países como Australia, Brasil, Colombia, Indonesia y Vietnam. Pero la instalación de la biofábrica, que se pondría en marcha en 2024, permitiría probar este método por primera vez a escala nacional.
Se producirían hasta cinco mil millones de mosquitos al año. “Será la mayor instalación del mundo” para producir mosquitos infectados con Wolbachia, afirmó Scott O’Neill, microbiólogo de la Universidad Monash de Melbourne, en Australia, y responsable de la iniciativa, en diálogo con la revista Nature.
Brasil tiene una de las tasas de infección por dengue más altas del mundo, con más de dos millones de casos en 2022. A pesar de los resultados positivos de anteriores liberaciones de mosquitos, los investigadores prevén que será un reto aplicar la tecnología a una escala tan masiva.
Cuando los mosquitos modificados se liberan en zonas infestadas de Aedes aegypti silvestres, propagan lentamente la bacteria a la población de mosquitos silvestres.
Según los resultados de un ensayo aleatorizado y controlado en Yogyakarta, Indonesia, este método podía reducir la incidencia del dengue en un 77,1 por ciento, motivo por el cual fue recibido con entusiasmo por los epidemiólogos.
Los mosquitos modificados se han probado en cinco ciudades hasta el momento, y los resultados han sido más modestos. En Niterói, la intervención se asoció a una disminución del 69 por ciento de los casos de dengue. En Río de Janeiro, la reducción fue del 38,3 por ciento.
La variación podría tener que ver con las diferencias ambientales entre las ciudades: por ejemplo, en zonas con una mayor población de mosquitos salvajes, la Wolbachia podría tardar más en propagarse. Pero el contexto social también es importante. En Río de Janeiro, por ejemplo, los brotes de violencia dificultaron la distribución en algunos barrios. “Aunque hemos trabajado muy estrechamente con la gente de esas comunidades, puede ser un trabajo lento generar confianza y poder poner en práctica los planes”, dijo O’Neill.
El WMP está probando métodos de dispersión de mosquitos con drones, motocicletas y coches.
Los mosquitos infectados con Wolbachia ya han sido aprobados por los organismos reguladores brasileños. Pero la tecnología aún no ha sido avalada oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que podría suponer un obstáculo para su uso en otros países.