Por qué caminan? Por qué lo hacen? Acaso no saben que que el camino es duro, que son kilómetros y kilómetros? Nadie les avisó que llega un punto en que crees que no vas a poder más? Que el calor a veces pega, o que la lluvia puede hacer que todo sea más pesado? A pesar de eso caminan.
La respuesta es simple, pero solo puede entenderse desde el corazón: CADA PASO ES UNA OFRENDA DE AMOR. CADA PASO ES UN ACTO DE FE…A pesar de la lluvia, o el calor, o el frío, o el cansancio… Todo se resume en esa palabra tan chiquita: FE
Y el camino tiene ese otro plus… Es la posibilidad de ayudar y ser ayudado. Es compartir tu historia con el de al lado, y escuchar la suya. Es canto y es oración. Son horas y horas de pensar en los que amás, en tu familia, tus amigos, se siente el apoyo de los que dejaste en casa, pero con vos, te llevas sus intenciones. Es valorar el trabajo de tanta gente que se ofrece y te insta a seguir. Son risas, lágrimas, son cambios de ritmo, de una marcha cargada de energía a un “No te preocupes, yo te espero”.
Es ponerla a ELLA como meta, y elegirla una vez más, como hace tanto tiempo ella nos eligió.
Porque cuando llegás y la ves ahí, tan chiquita e inmensa a la vez, esperándote, recibiéndote… Listo! El alma te explota de alegría y los ojos se inundan de emoción. Y podés mirarla y decirle: “Acá estoy, llegué. Vine a devolverte un poquito de tu compañía. Gracias por tanto Madre”
Una vez más, como cada año… Porque vale la pena… Con María, cada paso