El concierto que grabó hace dos años en el Centro Cultural Kirchner, se difundió a través del canal del sello independiente Shagrada Medra. En el video se puede observar el proceso y el resultado de la creación del artista entrerriano.
La historia en torno al álbum, que el propio pianista, autor y cantante repasó en una introducción de 25 minutos, demandó no solamente de su bagaje personal sino de un proceso de cinco años para poder contener como intérprete lo que presentó como “un paisaje leído de tantas maneras diferentes”.
La placa tiene como pilares e inspiradores a tres referentes de la región: Ramón Ayala, Chacho Muller y Aníbal Sampayo, fue registrada entre el 28 y 30 de agosto de 2018 en el CCK y presentada en ese mismo espacio el 19 de septiembre del año siguiente.
El documento estrenado el miércoles por la noche a través del canal de YouTube del sello independiente Shagrada Medra que Aguirre impulsa desde hace casi tres décadas, recogió imagen y sonido de esa puesta, en un ejercicio que permitió vislumbrar el camino recorrido por el músico, el ámbito donde ese tránsito se plasmó y el sitio donde se celebró su alumbramiento.
Tras una apertura con el guitarrista Luis Chávez Chávez tocando “Espejo de agua” y la voz del “Negro” repasando motivaciones y procedimientos en torno al material, un ciclo en el que, según confió, perdió primero a su madre y luego a su padre.
“Esa noche tenía un enorme susto y me recuerdo buscando la calma y la energía de los tres compositores pilares para que vinieran conmigo. Y me avisan que en la platea estaba Ramón Ayala: lo sentí como una bendición y un cobijo”, reveló antes de dar paso a la música.
Las tres primeras interpretaciones respondieron al programa del disco en cuestión: “Juancito en la siesta”, de Chacho Muller (rosarino por adopción fallecido en 2.000 a los 71 años); “Pan del agua”, del creador misionero Ramón Ayala, de 84 años; y “Corrientes cambá”, de la dupla Albérico Mansilla-Edgar Romero Maciel, con la que aprovechó para resaltar el aporte afro a estas sonoridades.
Ya por entonces el anfitrión íntegramente vestido de blanco y casi rapado para la ocasión, puso en acto no solamente los matices que pueblan la paleta musical de la región en cuestión sino su propia capacidad para adentrarse en los climas propios de cada pieza luciendo un piano impecable y una voz cálida.
El viaje continuó con Alfredo Zitarrosa y “El loco Antonio”, el tema instrumental de su autoría en “De tu lado del mar” y la anécdota de cuando acompañando una de las movilizaciones de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú brotó el canto colectivo de “Río de los pájaros”, ese himno del uruguayo Aníbal Sampayo, que enseguida pasó por sus manos y su voz.
La sentida “Pasando como si nada” del contemporáneo entrerriano Luis Barbiero; tendió puentes a nuevas visitas a Muller (con el estupendo “Sentir de otoño”) y a Sampayo (de la mano de “Canción de verano y remos”).
Otra obra instrumental propia y fuera de programa, la imponente “Milonga gris”, devolvió el programa a “La música del agua” con la historia del muchacho que descubre su origen qom en “Santiago” (Silvia Salomone), “La cañera” (otra gema de Sampayo) y “Leyenda”, pieza actual nacida del talento reunido del chaqueño Coqui Ortiz y del formoseño Matías Arriazu.
El sobrecogedor impasse de “Pájaros en la nieve” junto al colectivo paranaense Almalegría, tomó el vuelo final en relación al disco con “Pato sirirí”, de Jaime Dávalos, acerca de esas aves que, contó Aguirre, “vuelan en bandadas en ‘V’ y van rotando quién la encabeza cortando el viento. Siempre me gustó eso de que no haya un solo líder, esa manera de funcionar”.
Como bises de una actuación memorable que incluyó un par de pasajes danzados por la pareja Carolina Condito-León Menotto, se añadió una versión personalísima de “El violín de Becho” (Zitarrosa) y su “Improvisación final” con pasajes de melodía cantada que compartió emocionadamente con la audiencia que colmó el lugar.
Afuera de aquella velada recuperada pero muy dentro de la conexión propuesta que desairó los abismos de la virtualidad, Aguirre se despidió pasada la medianoche haciendo sentencia algo que traspasó la pantalla y es huella de su hacer: “Las almas no tienen distancia ni tiempo y se trenzan en un solo sentir”. TELAM