Existen 1,8 millones de hectáreas de bosques nativos en Entre Ríos que se distribuyen mayormente en el centro y norte del territorio, según datos del sistema de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN). En este marco, la provincia adhirió al alerta de bosques nativos, que utiliza imágenes satelitales actualizadas cada 15 días. En rigor, procesa imágenes satelitales Sentinel y Landsat 8, aplicando algoritmos que analizan series de tiempo y patrones espaciales.
La promoción de estas acciones se concretan a través del Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos a partir de la gestión de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Entre Ríos.
Las alertas son validadas y procesadas en un entorno de sistemas de información geográfica, y son cruzadas con datos secundarios afines; tales como el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos y el Registro Nacional de Planes.
El monitoreo satelital de los bosques nativos, incluye su distribución y seguimiento anual de los cambios en la cobertura para la detección, cuantificación y seguimiento en el tiempo de procesos de origen natural o antrópico que modifican la estructura o extensión de los ecosistemas forestales naturales; utilizando principalmente técnicas de teledetección y un Sistema de Información Geográfica (SIG).
Generado esto, se envía un reporte a cada provincia con el detalle de las alertas y el requerimiento de información sobre la legalidad de cada evento de deforestación, tales como si existía una autorización previa, instrumento que autoriza el desmonte, número de expediente y medidas a tomar en caso de los eventos ilegales, entre otros datos.
En este sentido, expertos del Estado trabajan para prevenir la deforestación y tala indiscriminada, como también preservar a los bosques nativos; que cumplen funciones ecológicas, socioeconómicas y culturales. Dado que proporcionan importantes recursos tales como productos madereros y no madereros; albergan también una gran biodiversidad de hábitats, especies y genes; regulan el régimen hidrológico y mantienen la fertilidad y estructura del suelo.
Intervienen además en los ciclos de nutrientes -como el nitrógeno o el fósforo, entre otros- y en el ciclo del carbono, a través del cual regula las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, influyendo en la estabilización del clima y la mitigación del calentamiento global.
fuente campo en acción