El empresario Alejandro Di Palma expresó su oposición a la instalación de mega granjas en los términos que se plantean en el acuerdo. Advirtió sobre la desaparición de productores y vaticinó un impacto ambiental muy grande. Danilo Lima
Entre los productores de cerdos comenzó a hacer mucho ruido un posible acuerdo entre Argentina y China para la instalación en nuestro país de 25 mega granjas porcinas, de 12.000 madres cada una –el criadero más grande de Entre Ríos posee 2.000–, para la producción de carne de cerdo con destino al gigante asiático.
Lo que se sabe hasta ahora, en rigor, es muy poco: la inversión sería de unos 3.800 millones de dólares y se crearían 10 mil puestos de trabajo directo. Se producirían 880 mil toneladas de carne porcina que podrían exportarse a China por unos 2.500 millones de dólares anuales.
En este marco, el ministro de Producción de Entre Ríos, Juan José Bahillo, celebró la posibilidad de que ese acuerdo llegue a buen puerto. “Queremos acompañar esta iniciativa sin descuidar la eficiencia y la responsabilidad, cuidando nuestro ambiente, protegiendo el estatus sanitario alcanzado, respetando la bioseguridad y con normas de bienestar animal”, aseguró el funcionario. Y enfatizó: “De materializarse esto, estaríamos cambiando la matriz productiva y nuestro país en general y nuestra provincia en particular volverá a ser una tierra de oportunidades”.
Las declaraciones de Bahillo se dieron durante un encuentro virtual con funcionarios nacionales que informaron sobre la iniciativa, del que también participaron la vicegobernadora Laura Stratta y el presidente de la Cámara de Diputados, Ángel Giano.
“Entre Ríos cuenta con ventajas comparativas como para suponer que podría ser una de las provincias elegidas, ya que posee una larga tradición y expertiz de producciones intensivas que transforman la proteína vegetal en proteína animal –como la avicultura–; dispone de puertos de aguas profundas con calados naturales; se encuentra en una ubicación geográfica privilegiada con fácil acceso a centros urbanos de alto consumo; y tiene un entramado empresarial con una firme cultura del trabajo, de asumir riesgos, de invertir en tecnología de punta y de ser receptivo a las innovaciones”, resaltó el Gobierno provincial a través de un comunicado.
Otra mirada.
No todos, sin embargo, tienen una mirada tan optimista como el Gobierno de Entre Ríos. El productor de cerdos Alejandro Di Palma, titular de la firma Bioder SA, por ejemplo, advirtió que, de concretarse, la iniciativa llevaría a una hiperconcentración de la producción, con la desaparición de la actividad de numerosos pequeños y medianos productores, y con un impacto ambiental extremadamente perjudicial.
“Todo indicaría que este acuerdo deja a los actuales productores del sector porcino fuera del negocio. Y no solamente los productores primarios sino también un montón de industrias conexas, como el caso de los frigoríficos”, le dijo Di Palma a DOS FLORINES.
“La verdad no sé qué es lo que celebra Bahillo porque Entre Ríos queda totalmente afuera de esto, dado que no forma parte de ninguna de las 25 ubicaciones. Digamos, nadie sabe a ciencia cierta dónde se van a poner, pero Entre Ríos no figura. De manera tal que me parece un delirio”, disparó Di Palma.
Veinticinco criaderos de 12.000 madres cada uno, además, “es una atrocidad, una locura, en términos medioambientales”, alertó.
“Nosotros, las bases de la producción, no hemos sido consultados. De hecho, esto se ha cocinado entre cinco tipos y, francamente, no podemos estar de acuerdo, de ninguna manera. Es de una inconsistencia tan grande que hasta da bronca”, subrayó.
El medioambiente.
Para Di Palma “hay que tener mucho cuidado” con este proyecto, primero, en términos geopolíticos, y, segundo, por la cuestión medioambiental. “Creo que hay una animosidad para que todo esto se cierre, pero me parece que hay un factor que no se tiene en cuenta que es el concepto de licencia social”, opinó, y explicó: “No importa si se consigue el dinero para llevar adelante un emprendimiento, se necesita la licencia social, es decir el permiso de la sociedad para hacer determinadas cosas. Ahí habrá un problema grave porque una cosa es tener un criadero de 1.000, 2.000 o 3.000 madres y otra cosa es un criadero de 12.000 o 20.000 madres”.
La sociedad, cree Di Palma, no aceptará criaderos de ese tamaño porque implica un daño ecológico, un impacto en el medioambiente muy grande.
Debate.
– ¿Los productores han podido debatir este proyecto?
– Es un proyecto con muchos elementos para ser cuestionados que, me parece, amerita un debate mucho más importante, más inclusivo, sobre todo cuando se ha cocinado entre cinco personas. Desde el sector porcino tenemos grandes diferencias con quienes llevan adelante este acuerdo, absolutamente inconsulto.
Fui de los primeros en pedirles formalmente una explicación a las autoridades de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) para que nos expliquen de qué se trata un proyecto absolutamente enigmático, y hasta el día de hoy no conocemos muchos detalles. Hay mucha gente en el sector que coincide con lo que estoy describiendo.
Pero aclaro: no estamos en contra de la exportación ni de la producción; estamos en contra del formato.
– ¿Por qué?
– Porque se producirá una hiperconcentración en la producción. La concentración se multiplicará por 100. Es un delirio total.
Veinte tipos en la Argentina van a manejar el negocio de la agroexportación sin que el Estado participe. Pregunto: ¿Es un acuerdo para celebrar? Yo creo que no.
Esta matriz de alta concentración, además, no es la que debe llevar adelante un gobierno que se dice nacional y popular.
– Pero el Gobierno, que se dice nacional y popular, necesita dólares y por lo tanto mayores exportaciones.
– No estoy en contra de que se generen dólares. Estoy en contra de que el Estado acepte una matriz de producción que es absolutamente concentrada.