Defymotion es pionera en la provincia con el desarrollo de tecnología robótica para industrias. En qué consiste el negocio y cuáles son las fortalezas que los estimula a mirar hacia los países limítrofes.
El avance de la robótica ya no es un tema ajeno a nuestras tierras. En Argentina, y particularmente en Entre Ríos, los profesionales vienen desarrollando desde hace un tiempo distintas tecnologías que ofrecen más y mejores soluciones a diversos aspectos de la vida, entre ellos los procesos productivos. En especial, las industrias poco a poco comienzan a darle mayor protagonismo a estas herramientas sofisticadas, que las incorporan como aliados estratégicos del personal a la hora de ganar en eficiencia y productividad.
En la provincia, un ejemplo del trabajo y potencial de este sector es Defymotion, una empresa anclada en la ciudad de Concordia que produce robots para proveer de soluciones concretas a los establecimientos fabriles. Diego Fernández y Sebastián Coulleri fueron los visionarios que decidieron darle forma al proyecto que, desde 2014 hasta la actualidad, se nutre de la sinergia entre ingenieros, programadores y especialistas en análisis de datos para fortalecer el I+D y crecer al ritmo de nuevas metas, que incluso sirven de estímulo para jóvenes profesionales que se forman en mecatrónica y sistemas.
En ese sentido, Pedro Kohn, encargado de Comercial de la empresa e inversor Ángel, destacó a DOS FLORINES que la verdadera fortaleza radica en los recursos humanos para desplegar todo el entramado de fuerzas vivas que posibilitan hacer realidad los desarrollos. Se trata de un grupo de ocho personas que de modo inteligente ganan terreno en un mercado altamente competitivo que puja por brindar soluciones de robótica ante la necesidad de empresas fundamentalmente alimenticias y forestoindustriales para optimizar tiempos y costos.
Según describió en un mano a mano con este cronista, Defymotion ofrece soluciones llave en mano para los procesos finales de línea, además de robots de paletizado, encajado y estuchado. Para ello, utilizan tecnología de Schneider Electric, una compañía de origen francesa que se centra actualmente en la transformación digital, que brinda garantía y soporte a los productos. Con esta oferta, salen a competir en la provincia y la Argentina, sin dejar de mirar el atractivo de estar a un paso a Uruguay y otros países de la región.
—¿Cómo nació Defymotion?
—Defymotion nació en 2014 cuando dos socios, uno especialista en desarrollo mecánico y otro especialista en electrónica y software, deciden empezar a solucionar problemas de la industria local. El primer modelo de trabajo que surge es de servicios. Empiezan a hacer automatizaciones y servicios de mantenimiento. A medida que conocían las industrias, se daban cuenta de que había muchas necesidades, principalmente en los finales de línea. Ahí es cuando Defymotion decide desarrollar el primer robot por cuenta propia. El objetivo ahora es poder robotizar la industria regional en los procesos más ineficientes y que más lesiones generan en los colaboradores.
—¿A qué industrias están proveyendo de robots?
—Principalmente estamos trabajando en industrias alimenticias y madereras. Algunas son grandes empresas de la zona como Molinos y Egger y otras empresas más pequeñas que necesitan soluciones a medida con facilidades financieras. El gran objetivo es poder llegar a pymes que no pueden acceder hoy a la tecnología robótica que es tan necesaria para poder ser realmente competitivas.
—Históricamente se pensó que la robótica iba a reemplazar a la mano de obra. ¿Cómo defienden y promueven la incorporación de estas soluciones para agregar valor en las empresas?
— Los adelantos tecnológicos no se pueden detener, hoy son innumerables las máquinas que usamos día a día para mejorar nuestra calidad de vida; el lavarropas por ejemplo, que nos libera innumerables horas para tareas más productivas. Lo mismo sucede con las tareas repetitivas que se realizan en nuestras empresas: al reemplazarlas por robots liberamos a ese talento para que sea mejor aprovechado en otras áreas. Además, evitamos lesiones innecesarias que traen innumerables problemas y costos a las empresas.
El foco principal es atender a empresas que ya han automatizado el envasado y necesitan poder seguir con esa productividad en procesos posteriores. Lo que necesitamos es construir un ciclo virtuoso pensando en que por cada robot que hacemos, apoyamos a estudiantes en carreras de tecnologías.
Producción
—¿Cómo funciona el negocio? ¿Los robots se venden como productos finales o también contemplan un alquiler temporal?
—Actualmente el modelo es por venta, se cotiza una solución llave en mano y se arregla la forma de pago con el cliente. El próximo paso al que aspiramos en 2021 es permitir que los empresarios “contraten a su robot”, pagando un abono mensual que incluya el mantenimiento, con o sin opción a compra. El objetivo es facilitar la incorporación de este tipo de tecnologías y entendemos que la dimensión financiera es un aspecto muy relevante.
—¿Cómo se comparan con la competencia? ¿Hay en la provincia otros proveedores de esta tecnología?
—En la provincia no hay competidores, independientemente de que hay algunas firmas que están integrando robots internacionales. Justamente, la competencia son empresas de robóticas extranjeras muy poderosas que tienen en el país representantes. La apuesta nuestra es hacer tecnología desde Entre Ríos, apoyada y apalancada por empresas con mucha experiencia en electrónica y movimiento. Estamos asociados con Schneider Electric, que nos provee los componentes electrónicos y los servomotores; nosotros desarrollamos, construimos, programamos e instalamos el robot.
—¿Están teniendo inconvenientes para importar esta tecnología en este contexto de restricciones?
—No. Por suerte, esta empresa ya tiene solucionado ese aspecto con su empresa madre en Francia. Están entrando los productos y no hay ninguna problemática hasta ahora.
—En el producto final, ¿cuánto significan los componentes importados y cuánto es agregado de valor local?
—Los componentes importados representan el 30% del valor del robot. La mayoría es talento. Con los motores podés hacer mucho o nada; depende de la programación, de cómo direccional la mecánica y la simulación. Es mucho trabajo.
—El recurso humano es clave. ¿Qué profesiones confluyen en Defymotion?
—Tenemos licenciados en programación, ingenieros eléctricos, estudiantes de mecatrónica, técnicos mecanistas, técnicos en electrónica, economistas. Hay mucho talento de la ciudad soñando con construir una empresa con alcance internacional.
I+D
—¿Cómo encaran los procesos de investigación y desarrollo? ¿Es un proceso constante o planteado según objetivos puntuales?
—Generalmente el I+D viene siempre de trabajos traccionados por clientes y necesidades específicas. Hace un tiempo uno de nuestros clientes nos planteó que quería mejorar la productividad en una línea para clasificar maderas en distintas categorías. Ahí surgió la necesidad de investigar la tecnología de visión artificial y machine learning. Traccionado por el proyecto, la empresa adquirió este nuevo conocimiento y ahora aplicamos ese tipo de tecnología a nuestros robots. Si bien sabíamos que en algún momento teníamos que desarrollarlo y aprender, es mejor cuando viene de la mano de un cliente o una necesidad puntual.
—¿Capacitan también al personal que utilizará el robot?
—Una de las principales condiciones al encarar una robotización es que la empresa después pueda manejar esa tecnología una vez que Defymotion lo instala. Hemos visto robots abandonados en muchas industrias por falta de capacitación y escaso mantenimiento por parte del proveedor. Es por eso que para Defymotion cada robot que instalamos es parte de una flota que tiene que funcionar en óptimas condiciones. No nos desentendemos de nuestros robots una vez instalados.
Inversión
—Cualquier inversión de este tipo requiere de pensar en el mediano y largo plazo. ¿Qué análisis comercial hacen junto a los potenciales clientes a la hora de la toma de decisiones? ¿Cómo es la amortización?
—Es cierto que en este contexto pensar en el largo plazo es muy difícil y es por eso que el tiempo de recupero que piden los empresarios son generalmente bajos. El tiempo de recupero depende en gran medida de la cantidad de turnos que trabaje la empresa. En empresas de triple turno la inversión se recupera entre 18 y 24 meses. A medida que tenés menos turnos, el recupero es más lento. Depende también de cuánto personal está involucrado en la línea. Hay otras dimensiones que se tienen en cuenta, más allá del número que es difícil se cuantificar. La productividad también se tiene en cuenta, porque por más que haya más personas, no podés seguir el turno de una envasadora, por ejemplo.
—¿Qué análisis realizan del financiamiento para poder comercializar estos productos?
—Cuando hablás de empresas más grandes que están exportando, no hay tantas problemáticas. Lo que sí, son cronogramas de inversión del proyecto que implica un camino más largo. En cambio, pymes más chicas, medianas o familiares, es más compleja la inversión; para ellos estamos tratando de implementar el sistema de leasing o renting, que sería contratar tu robot. Hay algunas líneas de financiamiento que se están empezando a reactivar, todavía no a tasas competitivas, pero esperamos que eso nos ayude a nosotros y a las empresas para sumar tecnología.
Proyecciones
—¿Y las inversiones propias de Defymotion?
—Este sueño es un gran esfuerzo mancomunado, por un lado el de los socios con recursos y tiempo. Pero también tuvimos asistencia financiera gracias a programas nacionales como Fondo Semilla, programas provinciales como Jóvenes Emprendedores y Proceder y desde Adimra al haber salidos seleccionados como emprendedores metalúrgicos del año 2018.
—¿Qué expectativas de crecimiento proyectan y cómo influyen los cambios que impuso la pandemia?
—Seguro que este contexto genera incertidumbre, pero somos muy optimistas. Estamos ligados a industrias como la alimenticia y maderera con alto porcentaje de exportación, por lo que el riesgo de mercado es menor. Estamos pensando en el mundo, con ganas de crecer. Algo muy interesante que tiene Defymotion es que en la ciudad hay mucho talento disponible que queremos seguir incorporando para poder escalar.
—¿Piensan insertarse en Uruguay, por la cercanía?
—Tenemos algunos contactos. Ahora está complicado viajar por el Covid-19, pero está en nuestro horizonte Uruguay, del mismo modo de Brasil y Paraguay que son lugares interesantes. Somos muy optimistas, con ganas de crear y poder hacer una empresa que genere trabajo.