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Andrea Rincón: “Nunca comprendí a este mundo, por eso siempre me quise ir de él”.

2017 fue un año de consagración actoral para Andrea Rincón (32). Ganó el Martin Fierro por su trabajo en La Leona, brilló en Un Gallo para Esculapio, trabajó en su propio cortometraje sobre el bullying basado en sus experiencias personales, y ahora se instaló en Cordoba para protagonizar la comedia Acaloradas, junto a Doris del Valle, Claribel Medina y Alejandra Rubio.

Pero el recorrido previo no fue fácil para Andrea, quien cuando terminó el 2016 escribió en una hoja de papel las cosas que quería superar. Y la prendió fuego. “Pedí dejar atrás los miedos. De a poco voy avanzando, voy evolucionando”, asegura la actriz en esta charla donde habla del maltrato, las adicciones, la superación personal, la política y el amor.

—¿Por dónde pasan los temores?

—Le tengo mucho miedo a la mirada del otro, a las críticas; me hicieron mucho daño. Soy muy frágil. Desde muy chica me creí lo que me decían y la crítica ha intervenido mucho en mi vida. Tanto que a los cincos años he creído que tenía síndrome de Down porque me decían “Mogólica, mogólica, mogólica”. Hay muchos chicos que son crueles, y te dicen muchas cosas, pero hay a quienes les patinan y hay quienes las toman y se las creen. Y como yo siempre fui muy frágil, entonces me la creía.

—¿Eran siempre chicos los que te decían esas cosas?

—El bullying entre adultos existe y es peor. Metete a las redes sociales y fijate. Antes leía y veía una falla en mí, no veía una falla en ellos. Decía: “¿Por qué no me aceptan?”. Hoy lo que creo es que es gente que está muy lastimada, es gente que tiene mucho dolor. Ese dolor no lo soportan y se lo tienen que tirar a otros.

—¿Hoy no necesitás gustarle a todo el mundo?

—Hoy sé que no le voy a gustar a todo el mundo.

—¿Y a vos te gustás?

—Sí, a mí me gustó. Y me gusta cómo soy. Y las cosas que no me gustan de mí, las trabajo.

—¿Cómo está tu salud?

—La salud está muy bien, obviamente, hay cosas que no me gustan de mí. Y por suerte tengo personas al lado que no me adulan todo el tiempo y que me dicen: “Che, ‘Andre’, estás pifiando, por acá no es…”. Hay situaciones que a uno lo superan. Hace poco me metí un trabajo al hombro donde me puse a jugar a ser productora, actriz protagonista, me metí en parte en dirección.

—¿Es sobre el bullying?

—Sí. Es un cortometraje de ficción. Empezó siendo una historia autorreferencial, pero cuando nos sentamos a hablar con distintas ONG y fundaciones de bullying, empezamos a escuchar historias reales y tuvimos que empezar a escribir otras cosas para que el poncho le quepa a todo el mundo. Yo creo que los victimarios de bullying son víctimas. La gente tiene mucho dolor adentro y no sabe qué hacer con tanto dolor. Hay gente que se autoflagela. Yo en algún momento lo que hice fue autoflagelarme; hay gente que sale a herir a otros. No creo que haya nadie que nazca siendo un monstruo, me parece que nosotros como sociedad nos tenemos que replantear qué hicimos para que ese pibe termine tomando esa decisión de agarrar un arma y matar a diez compañeros porque no tolera tanto dolor adentro y tanta bronca. No creo que haya monstruos; yo creo que hay gente lastimada.

—Cuando hablás de autoflagelarte, ¿estas hablando del vínculo con las drogas?

—Sí, con las drogas y con un montón de cosas. Porque acá hay un montón de adicciones, eh. Yo conozco gente que sufre mucho y que también tuvo trastornos alimenticios, y que se mató con la comida. A mí me pasó: cuando dejé la droga tuve muchos problemas con la comida.

—Contame.

—Una cosa lleva a la otra. El problema está adentro y es otro, vos dejás una cosa y te sumergís en otras. Es tapar un conflicto que está muy adentro tuyo. Hay un dolor que está acá y que no sabés qué hacer con él, entonces lo tapás.

—¿Cómo lo sostuviste? ¿Con terapia, con ayuda? ¿Cómo se sale?

—Hay que poner unos huevos así de grandes, esto no es magia. Hay que laburar y mucho. Yo me rompí el culo, literalmente.

—¿Hoy el tema alimenticio lo tenés resuelto?

—No. De hecho ayer hice una nota y me sentí muy mal porque dije que estaba gorda. Que mensaje erróneo que di, pido disculpas públicamente porque me parece que como personaje público hay mucha gente que te siente como un referente y no está bueno.

—¿Pero estás comiendo?

—Sí, como, escondo chocolates en la mesa de luz. Como y desmedidamente: me tienen que parar y sacarme la comida de la mano. Esa ansiedad que tenía, y que antes la voracidad la tenía en otra cosa, hoy la tengo con la comida.

—¿Y qué dicen los profesionales que te acompañan?

—Que no me tengo que preocupar. Que sí tenga límites… Que los límites son que sea la comida y que no sea otra cosa.

—¿Cuánto tiempo llevás sin droga?

—Y… mucho. La verdad, no llevo tiempo, pero ya hace más de cuatro años que arranqué el tratamiento.

—Y sigue siendo un trabajo.

—No, no me cuesta para nada, ya está.

—¿Te das cuenta del año maravilloso que tuviste en lo profesional? ¿Eso sí lo podés rescatar?

—Sí, pero me pesa más el año maravilloso que tuve a nivel personal. Me siento muy agradecida con Pablo (Echarri), con Nancy (Duplaá) y con Martín Seefeld. Hoy lo puedo ver, me doy cuenta del lugar que me dieron. No lo digo por el Martin Fierro. Hay que tener la grandeza de agarrar una piba que viene de ser vedette y de mostrar el culo literalmente, ponerse plumitas, bajar por una escalera, y ponerla de igual a igual, ponerla en los títulos de igual a igual, pagarle un sueldo digno y decirle: “Vos sos actriz”. Y hacérselo creer, porque yo tengo una autoestima diez metros bajo tierra. Y eso lo vieron y me levantaron, y me trataban de hacer brillar todo el tiempo. Y esa grandeza no la tiene nadie.

—¿Sentís que afuera de ese elenco había un prejuicio puesto sobre vos en la actuación?

—Totalmente. A mí la prensa me hizo mucho daño. Las cosas que han dicho de mí, y sin medir el peso porque el bullying que te pueden hacer en la escuela te deja un trauma, pero que te lo digan donde millones de personas te están viendo… No tenés idea el daño que te hace. No tenés idea lo que me ha costado levantarme del daño que me han hecho las críticas de personas que conducen programas, que tienen responsabilidad, y que tienen que hacerse cargo. ¿Cómo te van a hacer bullying esas personas?

—¿Los programas de espectáculos?

—Programas de espectáculos y personas que tienen una responsabilidad. Personas que trabajan en paneles o que han dado noticias falsas. Ese daño no te lo quitan. Una persona que yo quise mucho tuvo un intento de suicidio por una noticia falsa de ellos. Y yo eso lo cargué como un peso propio, por una mentira de ellos. Y todas esas cosas a mí me costaron mucho.

—Con lo frontal que sos, ¿los encaraste?

—Qué voy a encarar. ¿Por qué te pensas que me drogaba cómo me drogaba? ¿A vos te parece que una persona frontal haría eso? A mí me hicieron mucho daño. Y en vez de devolverlo, me autoflagelé. Porque yo no puedo matar ni a una mosca flaca. Yo no soy mala mina. Yo no comprendo a la gente, nunca comprendí a este mundo, por eso siempre me quise ir de él. Hasta que llegó un momento donde trancé con mi familia y trancé con mis amigos y dije: “Yo me quedo acá, pero voy a hacer algo para tratar de cambiarlo porque no quiero vivir en un mundo como éste”. Y por eso escribí el corto. A mí me cuesta mucho convivir en un mundo tan frío y tan inescrupuloso donde la gente no mira a otro, no le moviliza el hambre del otro. La gente no piensa, tenemos un gobierno donde se cagan en un jubilado. Tenemos un presidente donde dice que el bullying te forja el carácter, el bullying te destruye la autoestima.

—¿Hoy ya tenés ganas de estar en este mundo o todavía tenés la fantasía de no estar más?

—Tengo ganas porque pude ver y aprendí algo después de mucha terapia que fue dejar de mirar el lado hostil, dejar de mirar anonadada la caca, la gente mala, empecé a mirar la gente linda, la que me miraba con brillo en los ojos.

—¿Y antes la fantasía cuál era? ¿Te querías morir?

—Obvio, esperaba el día que me vaya. Yo no me drogaba para pasarla bien con mis amigos, eh. No era ese el plan. Me costaba mucho la vida. Hoy aprendí a ver un lado lindo.

—¿En algún momento te costó ser mujer en este medio más allá de esto que hablamos de la crítica y de la mirada del otro? ¿Sufriste alguna situación de acoso?

—Siempre sucede. Pero yo venía de sentarme en la esquina a tomar birra con los pibes: te rompía la jeta. A productores de teatro les he vaciado vasos en la cara. Fue difícil para mí. Y después esos mismos productores me han contratado y me he hecho amiga, porque entendí cuál era el juego.

—¿Cómo te impactó manifestarte políticamente?

—La última vez me llamaron de un programa engañada. Estoy más grande, no me gusta pelearme con la gente, porque aunque tenga razón y las cosas me parezcan injustas decido tener una vida tranquila. Y me llaman de un programa engañada, yo había pedido no hablar de política y cuando llego estaba la gobernadora (María Eugenia Vidal).

—¿Te referís a “Podemos hablar”, el programa de Andy Kusnetzoff?

—Sí. Yo venía callándome, callándome, callándome, y todas las preguntas eran de política, y digo: “Qué garcas, mirá que les pedí no hablar de política”. Quería esquivar los quilombos. Compaginaron todo como que yo le canté a Vidal. ¡Mirá si le voy a cantar en la cara! Yo maleducada no soy, mis padres me educaron muy bien, no voy a faltarle el respeto a la gente. De hecho después del programa vino ella, me abrazó, me aduló, me dijo que era fan mía, que vio toda “La Leona”, que siga por ese camino. Después armaron todo un quilombo, fui durante dos días TT (tendencia en Twitter), me hicieron mierda: “Falopera, “Falopera”, “Falopera”, “Falopera”. ¡Cuánto odio tiene la gente! Bueno, los trolls de este Gobierno, que no tiene plata para algunas cosas pero sí para pagar eso. Qué fuerte que estoy, porque en otro momento esto te trae una recaída. La gente es muy hiriente, las cosas que decían: “Ojalá que te mueras de sobredosis”; “Negra, volvé a la plaza”.

—Pero no había sido la primera vez: vos ya te habías manifestado públicamente.

—Sí. ¿Pero a vos te parece que esto es para tanto, para que la gente te desee la muerte? ¿Tanto odio tenés adentro? ¿Qué les pasó tan grave en la vida? Yo no me peleo con la gente por a quién vote o a quién no vote. Mi mejor amiga votó a Macri, y cuando la veo le digo: “¿Y? ¿Cómo andas, qué pasó, cómo va”. “No, estoy para atrás, negra…”. “¿Y el cambio?”, le digo. Y nos jodemos. Pero la amistad no se va a terminar. Tienen que entender que la gente piensa distinto y no nos podemos matar por eso. No nos podemos decir las cosas que nos decimos. ¿Cómo nos vamos a desear la muerte? No podemos ser tan crueles. Mi mejor amiga vota a Macri y yo la amo y la voy a amar hasta el resto de mi vida.

—Debiera de ser así.

—Es una pelotudez más grande que una casa. El otro día se murió Lito Cruz. Subí una foto. “Uno menos”, ponía la gente. ¿Vos entendés por qué a mí me cuesta vivir en este mundo? A mí me da miedo esa gente. Tengo miedo de toparme con gente así en la vida y que me hagan daño. Cuando te llegan las boletas todos los días, ¿no te replanteás el voto que tuviste? Cuando tocan a tu abuelo, ¿no te replanteás el voto que tuviste? ¿Y cuando la policía actúa de manera violenta y mata así, sin pudor? Están pasando cosas que no pasaban hace mucho tiempo. Esto es mafia. A mí me da miedo. Volver no vamos a volver nunca porque nunca se puede volver a un lado. ¿Queremos algo nuevo? Vayamos todos juntos a buscar algo nuevo. Pero loco, replanteémonos lo que está pasando. No nos podemos hacer más los pelotudos.

—¿Te permitís hacer alguna crítica del kirchnerismo?

—Yo hago crítica con todo, hago crítica de mí misma. Hice todo mal en mi vida, soy la persona más imperfecta. Estoy hace cuatro años yendo a terapia todos los días, imaginate toda mi vida hice cosas malas, obviamente.

—¿Todos los días?

—Ahora ya no, pero durante tres años y medio fui todos los días a terapia. Un laburo. Yo me hago cargo de todo lo que hago mal. Pero realmente creo que como sociedad nos tenemos que replantear un montón de cosas.

—¿Cómo está el corazón?

—El corazón está genial.

—De salud…

—(Risas) No tengo tiempo. Tengo ganas de conocer a alguien y le digo a mi amiga: “Ahora vamos a salir”, pero no tengo tiempo.

—¿Estás para noviazgo o para touch and go?

—Estoy para todo, lo que surja. Si conozco a alguien encantador y me doy cuenta de que es buena persona y que no me va a hacer daño, obviamente que me entrego. Yo soy un tren, voy con todo.

—¿Qué te enamora?

—La inteligencia. La simpatía, el amor y la fragilidad.

—¿Estás con ganas de un hombre o de una mujer?

—Y… hombre. Pero las mujeres que han surgido en mi vida no fueron algo premeditado. Nada es premeditado en mi vida. Todo lo que planeo, siempre viene alguien y me patea el tablero.Fuente: Teleshow

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