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Interes General

Cuatro amigas se asociaron para ofrecer servicios de traducción a empresas y buscan consolidarse en Entre Ríos

BizLingo nació en una cena. A más de un año de conformar la SAS, las cuatro traductoras proyectan crecer en el ámbito empresarial de la provinciaNahuel Amore

La historia de BizLingo podría ser el modelo de nacimiento de muchas pequeñas, medianas y grandes empresas que en el mundo se gestan de un encuentro informal. Esta vez, se trata de grupo de cuatro amigas traductoras de Paraná que, luego de tirar diversas ideas sobre la mesa, decidieron darle forma al proyecto y conformar una Sociedad de Acciones Simplificadas (SAS) para brindar servicios lingüísticos en el ámbito empresarial, en una provincia que históricamente requirió de estas soluciones en Buenos Aires.

Con más de 15 años de trayectoria de manera individual y una carrera especializada en servicios de traducción, Eugenia Bartolomé, Cecilia Alarcón, Belén Petruccio y Verónica Yuri pusieron la firma el 30 de abril de 2019, con el objetivo de brindar soporte lingüístico a empresas y profesionales de la región. Actualmente ofrecen traducciones al inglés, portugués y viceversa, pero la idea es poder ampliar el espectro de idiomas, acorde a las necesidades de un mundo hiperglobalizado y a las demandas de empresas que en el plano local apuestan al comercio exterior.

“La comunicación bien hecha llega a más personas. No hay que dar pie al error o a la ambigüedad, sino ser claros”, destacó Alarcón, directora comercial de la firma, en diálogo con DOS FLORINES. Según confiesa, los desafíos de crecimiento son grandes y prefieren ir dando pasos seguros antes que cualquier salto apresurado. En este sentido, puso en palabras cómo es manejar un negocio inédito para Entre Ríos, cuál es la diferencia que buscan marcar en tiempos de mayor uso de la tecnología y cómo se insertan en un ámbito tan particular.

Nacimiento

¿Cómo se gestó la idea de crear una empresa para brindar servicios lingüísticos a empresas de la región?

—Salió de la necesidad de trabajo y de las ganas de progresar. Fue en una cena en la que nos juntamos las cuatro amigas y surgió la posibilidad de charlar del tema. Cada una trabajaba para una agencia de traducción. En mi caso, siempre trabajé para empresas en el sector privado y les planteé que veía muchas falencias en cuanto a la redacción de todos los contenidos, sobre todo por el idioma. Las chicas tienen más experiencia en la parte técnica de la traducción. Siempre el traductor tiene la idea de tener su propia agencia, por lo cual hicimos averiguaciones y nos decidimos. De esa manera nació BizLingo, de una cena de amigas con ganas de progresar.

¿Qué las terminó de convencer?

—Nos ayudó a tomar la decisión ver que en Entre Ríos no había una agencia de traducción y marketing, una empresa que brindara servicios lingüísticos exclusivamente. Entonces, decidimos tomar la iniciativa.

¿Cómo analizaron a la competencia en el país cuando dieron forma al proyecto?

—Nosotras lo analizamos al revés, no como una competencia sino como un ejemplo a seguir. Tuvimos la oportunidad de trabajar para agencias de Buenos Aires y teníamos una idea de cómo hacerlo. Realmente no lo sentimos como competencia, sino que nos dieron más ideas, más empuje, porque en Entre Ríos no hay una empresa de este tipo y, al tenerla más a mano, les resulta más fácil tener un trato con alguien que esté cerca. Hoy tenemos clientes en Santa Fe y hay posibilidades de viajar y no hacerlo digital; si bien ahora en pandemia no se puede, en una situación normal nos podemos juntar con el cliente y charlarlo.

Diferencial

—¿Cuál es el diferencial que creen ofrecer?

—Casualmente es eso, la atención personalizada. Al ser una empresa chica y recién comenzar, las ganas que tenemos que el cliente quede satisfecho y las ganas de crecer hacen que uno tenga una atención diferencial. No es un cliente más, sino muy importante. Esa es la diferencia que nosotras queremos marcar: que no sea uno más de la cartera, sino que cada uno tenga su atención personalizada.

—En tiempos de pandemia, la tecnología se ha potenciado. ¿Cómo hacen para diferenciarse de las nuevas herramientas online que ofrecen servicios sofisticados?

—Nunca va a ser lo mismo una máquina. En el caso nuestro, armamos una base de datos con el vocabulario que el cliente utiliza diariamente. Ellos nos dan un trabajo, hacemos una memoria de traducción y con el paso del tiempo las traducciones son más rápidas porque van a salir con los términos exactos que la empresa maneja. Una herramienta digital hoy no realiza eso. Además, la generalización te lleva a cometer errores. No son competencias para nosotras.

Mercado local

—¿Qué clientes han ganado en el mercado local en poco más de un año de funcionamiento?

—Tuvimos el privilegio de trabajar para una empresa grande de la provincia, que no podemos nombrar por confidencialidad, pero con ellos hicimos una traducción muy grande al inglés. También trabajamos para otras empresas más pequeñas de Entre Ríos y con contadores y abogados.

—¿Son servicios puntuales o se establece un contrato?

—No hemos logrado hacer contrato, que es la idea nuestra. Queremos hacer paquetes de servicios del mismo modo que las empresas de telefonía móvil. Nuestra idea es que sean paquetes mensuales, para que el cliente pague un monto mensual y disponga de los servicios nuestros por un tiempo determinado.

En la proyección para consolidarse, buscan fijar abonos mensuales de asesoría y servicios ante cualquier necesidad de traducción que surja…

—No solamente de traducción, también de interpretación. Para nosotros, la forma de comunicar en la que la empresa se da a conocer, es muy importante. Por ejemplo, tuvimos una empresa que hace mobiliarios para la casa que nos consultó para que le revisáramos la página web. A ellos le habían hecho la traducción de pileta de lavar los platos y le pusieron pool. Pero pool es la pileta de natación y el término correcto era sink. Nosotros revisamos todo eso.

Servicios y tarifas

¿Qué otros servicios incluiría ese abono?

—Nosotros no estamos cerradas solamente a la traducción escrita, sino a que la empresa tenga un servicio lingüístico completo. Por ejemplo, si viene una visita de un contingente de Estados Unidos, que nos llamen y nos digan que necesitan un intérprete para el día miércoles; y nosotros nos encargamos de tenerlo el miércoles a la hora que requieran.

Está pensado como un soporte para los vínculos comerciales de empresas de la región que tienen una política de comercio exterior.

—Exactamente, esa es la idea. Por eso mismo, nos unimos a la UIER (Unión Industrial de Entre Ríos), para que nos conozcan y nos tengan a mano. No queremos que las empresas tengan que recurrir a empresas de Buenos Aires. Hoy no nos queda otra que usar Zoom o Skype, pero una vez que todo esto pase, tendremos la posibilidad de reunirnos personalmente con las empresas de Entre Ríos.

¿Cómo definen tarifas, siendo que no hay competencia directa en la provincia?

—Nos tuvimos que colegiar en el Colegio de Traductores de Santa Fe. No tenemos colegio en Entre Ríos, por ende no teníamos tarifa para basarnos. De todos modos, vemos oferta y demanda, haciendo un análisis continuo de la situación. Nos adaptamos al cliente, porque tampoco nos sirve a nosotros tener una tarifa muy alta y que el cliente nos contrate una vez. Por ahí, se negocia la tarifa y tenemos un cliente a largo plazo.

Negocio y proyecciones

Con los niveles de facturación actuales, ¿es el principal ingreso de cada una o todavía se sostienen con otros trabajos?

—Todavía no. En un 60% sí, pero todavía nos queda un 40%. Recién arrancamos. Hay clientes para los que trabajábamos y nos contrataron ahora de manera particular. Además, en este proyecto de largo plazo, iniciamos con inglés y ampliamos al portugués. La idea incluso es sumar más idiomas, como el chino, el japonés y el italiano. Estamos armando una base de datos y equipos para poder ampliarnos.

¿Sería un esquema de asociatividad también con otros traductores?

—Nosotras estamos abiertas a la negociación continua y esta es la forma que planteamos trabajar, sea con el cliente como con las personas que van a trabajar para nosotras y en nombre de BizLingo. También estamos hablando de hacer un buen pago a esta gente. Para el proyecto grande que nombré antes tuvimos que contratar traductores. Si bien la ganancia nuestra fue acotada, la gente que trabajó para nosotras quedó muy conforme. Y esa es la finalidad, que nosotras podamos brindarle al cliente un trabajo de calidad y que la gente que trabaje para nosotras esté conforme con su pago y con lo que hace.

—Saben que deben ser generosas con la distribución de ganancias para consolidar el negocio en el tiempo.

—Exactamente. Es una cuestión de paciencia, de ir paso a paso. De hecho, habernos asociado a la UIER nos permite acercarnos a empresas con mucha experiencia y no solamente por el hecho de brindar servicios y tener clientes, sino que para nosotras es un aporte en todo sentido. Es tener vínculos y contactos con gente que tiene noción del mundo empresarial. Si bien la experiencia la tenemos, en el ámbito empresarial recién arrancamos.

—¿Cuál es el ideal que proyectan para una SAS que recién se inicia?

—Nosotras nos imaginamos una empresa muy grande, con un edificio, teniendo una cartera de clientes muy grande y brindando servicios de calidad, manteniendo eso por sobre todas las cosas. Quizá vamos más lento, pero vamos a pasos firmes. Queremos ser una empresa reconocida en el ambiente, que el cliente quede conforme. Además, hay un gran desafío en el hecho de hacer conocer la traducción, lo importante que es, más aún para las empresas y profesionales.

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