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El calentamiento global pisa el acelerador

Organismos como la Nasa, Copernicus o la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han confirmado que 2023 ha sido el año más cálido desde que existen registros pero ¿se esperaba que pulverizara récords?, ¿es un dato aislado o una tendencia?, ¿qué pasará en 2024?, ¿cuáles son las consecuencias para el planeta y para la salud?

El Servicio de Cambio Climático del sistema satelital europeo Copernicus (C3S) reveló que la temperatura media del aire en superficie en 2023 fue de 14,98°C, superando en 0,17 grados al anterior récord, de 2016, y situando al año pasado como, posiblemente, el más cálido de los últimos 100.000.

Las temperaturas globales estuvieron alrededor de 1,2 grados por encima del promedio para el período 1951-1980, usado de referencia por la agencia espacial estadounidense (NASA), que calcula que, de media, fueron 0,15 grados más altas que en 2016.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la temperatura media anual del planeta superó en 1,45°C los niveles preindustriales, rozando así el límite establecido por la ciencia para garantizar la seguridad climática del planeta.

Los expertos climáticos de la ONU y el Acuerdo de París consideran vital limitar el calentamiento global a 1,5°C (media de varias décadas) este siglo respecto los niveles preindustriales (1850-1900) para evitar consecuencias irreparables del cambio climático, como, por ejemplo, la desaparición de islas y costas bajo el mar.

2023, un año único
Junto al calentamiento global a largo plazo (el asociado al aumento de los gases de efecto invernadero), en 2023 influyó también la reaparición de El Niño (calentamiento del Pacífico).

No obstante, las temperaturas récord de 2023 se produjeron en un año en el que El Niño estaba al alza y no disminuyendo, que es cuando se sabe que sus efectos sobre la temperatura global son más fuertes, ha advertido la científica, que ha subrayado que también se observaron temperaturas récord en el Atlántico Norte y otras cuencas oceánicas.

En su opinión, la evolución en 2024 dependerá del próximo declive de El Niño, previsto para el primer trimestre del año, y de la rapidez e intensidad con que se desarrollen las siguientes fases (neutro y La Niña -enfriamiento-), así como de la temperatura en cuencas distintas a la del Pacífico.

El calentamiento pisa el acelerador
Aunque entraba dentro de las quinielas que 2023 fuera el año más cálido, lo que no se esperaba es que “alcanzara el podio con el margen que lo ha hecho”, según el meteorólogo de Meteored y consultor de la OMM, José Miguel Viñas.

Las implicaciones de encadenar años tan cálidos “la estamos viendo en forma de una mayor intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos”, ha apuntado Viñas, quien ha señalado que, además, empiezan a manifestarse cambios en los patrones meteorológicos que condicionan el tipo de tiempo que nos afecta.

En nuestro ámbito geográfico, por ejemplo, son cada vez más frecuentes las masas de aire de origen subtropical y las situaciones de bloqueo, interrumpidas por el paso de borrascas o danas de alto impacto.

Más y peores fenómenos extremos
En esta línea, la científica del C3S ha subrayado que un clima más cálido afecta a todos los intercambios de energía y agua a través de la Tierra y, por tanto, puede conllevar cambios en los patrones meteorológicos.

Según los científicos del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU, por cada medio grado de calentamiento global aumentan claramente en intensidad y frecuencia de los extremos cálidos, incluyendo olas de calor, fuertes precipitaciones y sequías agrícolas y ecológicas, ha apuntado Guglielmo.

El problema no es el dato de un año, sino una tendencia general del calentamiento que nos está indicando “profundos cambios dentro de la dinámica general atmosférica”. Un incremento de la temperatura global implica “lo que denominamos una atmósfera o una meteorología con más energía”, según el responsable de Cambio Climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz.

Esto conlleva, por ejemplo, largos periodos de sequía pero también unas lluvias torrenciales más intensas y más extendidas a lo largo de todo el territorio, como pudimos ver en España en 2023. “Las DANAS, que antes conocíamos como gota fría, se restringían a la costa este, pero ahora vemos como son fenómenos mucho más grandes en superficie”.

Otro grave efecto del aumento de la temperatura es el calentamiento de los océanos, algo muy preocupante, puesto que no sólo repercute en la vida de su fauna y flora, sino que también afecta a su papel como “motores climáticos” provocando, por ejemplo, huracanes más intensos.

Incendios forestales cada vez más grandes, olas de calor más extensas e intensas, incremento de los episodios de contaminación atmosférica, etc, son otros de los fenómenos en auge por el calentamiento, ha añadido Andaluz, para quien es “evidente” que el mundo se acerca cada vez más a la barrera de 1,5 grados”.

“Seguiremos viendo la degradación de las condiciones climáticas en los próximos años por las emisiones que ya hemos generado. En España, si esto se sigue repitiendo, se incrementarán los procesos de desertificación en todo nuestro territorio, lo que nos harán aún más vulnerables a las consecuencias del cambio climático”.

Peor salud
El calentamiento global también afecta directa e indirectamente a la salud humana con múltiples manifestaciones y afectaciones que la vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), María Isabel Moya, agrupa en:

– Enfermedades infecciosas: el aumento de la temperatura conlleva que vectores de transmisión de enfermedades, como mosquitos o garrapatas, que normalmente habitan en lugares cálidos, se puedan extender a otros territorios en los que no había enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria, el virus del Nilo o la enfermedad de Lyme.

– Enfermedades digestivas: las lluvias torrenciales e inundaciones favorecen el aumento en el agua de microorganismos como el vibrio, causante de diarreas, entre otros.

– Enfermedades respiratorias: el calentamiento provoca una mayor contaminación atmosférica y alteraciones en la polinización, a las que se asocian aumentos de asma y rinitis. Además, el cada vez mayor contraste de temperaturas diurnas y nocturnas está en íntima relación con un mayor porcentaje de otras enfermedades respiratorias, como la neumonía.

– Enfermedades cardiovasculares y cáncer: las micropartículas contaminantes también llegan al sistema circulatorio, produciendo enfermedades cardiovasculares, y desencadenan neoplasias, fundamentalmente cáncer de pulmón.

– Golpes de calor: El ser humano está acostumbrado a una temperatura y si ésta aumenta afecta al sistema de termorregulación del cuerpo haciendo que el corazón trabaje más y más rápido. Las consecuencias: golpes de calor, lipotimias, desvanecimientos, arritmias, infartos e, incluso, una vasodilatación extrema que lleve a una deshidratación que, a su vez, puede conducir a daño renal.

– Enfermedades de salud mental: esa vasodilatación y alteración en la termorregulación llevan asociados estados de agotamiento, falta de concentración y motivación o alteraciones del sueño. De forma indirecta, la exposición a catástrofes como una inundación o un incendio provoca estrés, ansiedad, etc…

– Desnutrición: está comprobado que el aumento de temperaturas, sequías y otros fenómenos extremos asociados al cambio climático repercuten en una menor calidad y cantidad de alimentos y, por tanto, están directamente relacionados con la desnutrición.

– Mayores tasas de infertilidad, tanto femenina como masculina.
EFEverde

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