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El calor impacta de lleno en las granjas avícolas y arrecian los consejos de cuidados paliativos

Mientras que avanza la ola de calor, productores avícolas acusan recibo de los cuidados que se imponen de manera diaria sobre la refrigeración de los animales. Por su sensibilidad a cambios de temperatura y humedad, se deben conocer las señales que indican si están fuera de zona de confort.Lo cierto es que las condiciones térmicas para las aves deben ser apropiadas a su edad y estadio de desarrollo y es necesario evitar niveles extremos de calor, humedad y frío.

La conjunción de calor y temperatura es el principal factor que explica el estrés térmico que puede sufrir un animal. Así es como se determina el Índice de Temperatura y Humedad (ITH), que es un número utilizado para evaluar si las condiciones ambientales resultan estresantes para los animales.

“Las aves son animales homeotermos, esto significa que a pesar de las fluctuaciones en la temperatura ambiental son capaces de conservar de manera constante su temperatura corporal”, dejaron saber desde el Senasa, por medio de un documento destinado a proponer estartegias de manejo para paliar el impacto del calor.

 

¿Cómo realizan ese proceso? Utilizan diferentes mecanismos. Por ejemplo, si el ave tiene calor, puede reducir la temperatura corporal por el mecanismo de convección, extendiendo sus alas para aumentar el contacto con el aire más frío.

Otra forma de disminuir la temperatura corporal es por evaporación. Cuando la temperatura dentro del galpón es muy elevada, las aves jadean para aumentar el flujo de aire sobre las membranas mucosas del tracto respiratorio, lo que conlleva un gasto de energía. Esto puede tener consecuencias graves si el jadeo se prolonga en el tiempo, porque altera el equilibrio ácido-base del organismo y puede ocasionar la muerte.

 

Para el INTA es importante identificar el aumento en el consumo de agua; disminución en el consumo de alimento; alas extendidas; letargia o menor actividad; jadeo: respiración acelerada y con pico abierto; oscurecimiento de la piel en aves adultas; aumento del número de cascarones delgados, reducción del tamaño y de la producción de huevos en aves de postura; y alejamiento de la fuente de calor y entre sí y deposiciones líquidas en pollitos bebés. Por eso, entre las principales medidas de prevención, será importante llevar un registro de la temperatura y la humedad en los galpones.

 

“La medición de temperatura debe realizarse a nivel de los animales, ya que esta puede variar con la altura. Además, es importante considerar que la temperatura dentro de las jaulas puede ser mucho más alta que la temperatura del aire medida en los pasillos”, explicaron.

En caso de que las aves sean adultas, se debe evitar molestarlas durante las horas más calurosas del día.

“Procure ajustar los horarios del personal y los programas de iluminación para que el trabajo de rutina se realice temprano por la mañana o por la noche. Disminuya la densidad de alojamiento. Aumente la velocidad del aire a nivel de las aves. De acuerdo a los niveles de temperatura y humedad de los galpones, puede utilizar nebulizadores y vaporizadores. Recuerde que cuando la humedad es alta (superior al 70%) no se recomienda evaporar el agua”, enumeraron.

 

En cuanto a las gallinas ponedoras, indican: “utilice rociadores en el techo para refrescar el interior de los galpones. También puede colocar sobretechos y/o media sombra en los laterales. Maximice el enfriamiento de los galpones durante la noche para prolongar el período de temperatura moderada hasta la mañana siguiente y dar tiempo a los animales para recuperarse”, fueron algunas de las propuestas.

“Procure ofrecerles agua fresca (ideal a 20°C), en cantidad suficiente y accesible para todas las aves. Proteja el agua de bebida de la luz directa del sol. Evite la alimentación en las horas más calurosas. Por ejemplo, ajuste el programa de iluminación para motivar el consumo de alimento durante el período más fresco del día”, dijeron desde el Senasa.

 

Entre otras de las adecuaciones, se recomienda que la composición de la dieta sea según las recomendaciones de un profesional. “Preste especial atención al suministro de ingredientes de alta digestibilidad y a los niveles de aminoácidos, calcio, sodio, fósforo, vitaminas y antioxidantes. Procure que la cama permanezca seca. Provea sombra suficiente para todas las aves, evitando que se amontonen”, pidieron.

 

Para los pollitos bebés, a diferencia de las aves adultas, actúan como poiquilotermos, es decir, no puede controlar por sí mismos la temperatura corporal. Por ello resulta esencial extremar los cuidados en esta etapa de la vida.

“En la recepción de los pollitos bebés es necesario ofrecerles agua inmediatamente, para compensar la deshidratación ocurrida desde el nacimiento hasta su llegada a destino. La temperatura del galpón debe estar entre 30 y 32°C durante toda la primera semana. Luego, debe mantenerse a 26°C”, sostuvieron.

 

Determinaron que se debe evitar transportar a las aves en días muy calurosos y de humedad elevada. “Si debe transportarlas, realícelo temprano por la mañana o por la noche. Coloque menos aves en cada caja de transporte. En el vehículo, mantenga algunas cajas de transporte vacías para aumentar la ventilación”, pidieron.

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