El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) trabaja en coordinación con equipos de aeroaplicadores para tratar de controlar la plaga de langostas del desierto procedente de Paraguay que se ha instalado en el noreste de la Argentina.
Estos insectos, que ya recorrieron las provincias de Formosa, Chaco y Santa Fe, ahora llegaron hasta Corrientes y podrían cruzar hasta Entre Ríos, aunque por el momento no se ha registrado movimiento de la manga en este último lugar.
“Las langostas se asientan de noche en grandes cantidades, en poco volumen de hectáreas, en un radio de entre 5 a 25 ha”, explicó el aeroaplicador y miembro de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) Guido Kindwerley.
El especialista detalló que la organización está actuando “en coordinación con el Senasa que son quienes hacen todo el trabajo de monitoreo y detectan el lugar donde están ubicadas”.
Se trata de un trabajo público/privado, ya que los ingenieros de sanidad ubican la manga y se la pasan al aeroaplicador para hacer el tratamiento, que se realiza antes de que salga el sol, cuando la langosta está asentada.
“Hay que organizarse para hacer el tratamiento lo más temprano posible, dejar el avión a full de combustible a la noche para salir antes de que aclare, llegar a un horario que no se muevan porque cuando se mueven ya no hay más oportunidad”, precisó Kindwerley.
Por otra parte, el aeroaplicador aseguró que los productos que se utilizan para realizar el control son autorizados y determinados por el Senasa, del mismo modo que las cantidades.
El miércoles pasado Fearca estuvo presente en el encuentro virtual del Comité Mercosur, en el que se planteó la preocupación que genera la invasión de langostas en la Argentina y la posibilidad del ingreso a Brasil y Uruguay.
De hecho, días atrás las autoridades argentinas informaron este martes de que avistaron langostas del desierto en la región de Santa Fe, ubicada a 250 kilómetros de la frontera con el primero de esos países.
En la reunión se acordó trabajar en conjunto a través de capacitaciones para aeroaplicadores de los otros países con el objetivo de combatir esta plaga que tanto daño puede causar en los cultivos.
Incluso, Fernando Rati, especialista de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) sostuvo que “la mejor manera” de luchar contra estos insectos voladores es con fumigación aérea y realizando un seguimiento en vivo de su población.
“Con respecto a esta ola de langostas que puede llegar a Brasil en los próximos días y horas, el método de prevención más importante en este momento es un plan para monitorear cómo se mueven las langostas en tiempo real junto con las autoridades de Argentina y Uruguay”, declaró.
La FAO considera a la langosta del desierto “la plaga migratoria más destructiva del mundo” y puede trasladarse hasta 150 kilómetros en un día. De hecho, se desplazan durante todo el día y se asientan en torno a la tarde noche, con poca visibilidad. Una nube de un kilómetro cuadrado de estos insectos puede consumir la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas.
Aunque es un problema de las zonas rurales, puede convertirse en uno para las áreas urbanas si llega a pueblos y ciudades. De todas maneras, no afecta a la salud de las personas ni los animales, pero puede impactar en la actividad agrícola de forma directa y en la actividad ganadera de forma indirecta.