Posibilidad
Tal como se esperaba, el Papa podría abrirle las puertas a la ordenación de hombres casados, si prospera una sugerencia que aparece en el documento preparatorio del sínodo de obispos sobre la Amazonía que se celebrará en el Vaticano en octubre próximo.
“Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana”, plantea en uno de los 147 puntos del Instrumentum Laboris (Instrumento de trabajo), el documento que servirá de base para las discusiones del sínodo, presentado hoy en el Vaticano.
En una conferencia de prensa el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri, secretario general del sínodo de obispos, destacó que la sugerencia -una de varias presentes en el documento preparatorio-, no significa ningún cambio de doctrina, sino de pastoral. “La Iglesia mantiene la doctrina, pero hay movimientos. Con el documento hemos fotografiado situaciones de la Amazonía y se habla de pastoral”, dijo Baldisseri. Monseñor Fabio Fabene, sub-secretario del Sínodo de Obispos, recordó que el propio Papa en el vuelo de regreso de Panamá, en enero pasado, dejó en claro su rechazo a la idea de un celibato opcional. “Prefiero dar la vida antes de cambiar la ley del celibato”, dijo Francisco, citando una frase pronunciada por Pablo VI.
“Personalmente, creo que el celibato es un don a la iglesia, no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional”, aseguró, abriéndole sin embargo la puerta a los también llamados “viri probati” (hombres maduros con una probada vida cristiana). “Solamente quedaría alguna posibilidad en los lugares lejanísimos, pienso las islas del Pacifico, pero es algo para pensar, cuando hay necesidad pastoral, ahí el pastor debe pensar en los fieles”, indicó.
Titulado “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, el documento no utiliza la expresión latina “viri probati”. “Se trata de una palabra que ha sido demasiado usada y abusada”, dijo Baldisseri, ante una pregunta de LA NACION. Pero alude a este concepto -muy discutido en el pasado en el seno de la Iglesia- al destacar que las comunidades de la Amazonía “tienen dificultad para celebrar frecuentemente la Eucaristía (misa) por la falta de sacerdotes”. “‘La Iglesia vive de la Eucaristía” y la Eucaristía edifica la Iglesia. Por ello se pide que, en vez de dejar a las comunidades sin Eucaristía, se cambien los criterios para seleccionar y preparar los ministros autorizados para celebrarla”, afirma.
Nuevos ministerios
Por otro lado, el texto subraya que la ordenación de hombres ancianos casados se remonta a aspectos de la Iglesia primitiva, cuando respondía a sus necesidades creando los ministerios oportunos. La sugerencia aparece en la tercera parte del documento, que habla del desafío de la inculturación y la interculturalidad de la Amazonía y de la necesidad de “nuevos ministerios para responder de modo más eficaz a las necesidades de los pueblos amazónicos”. En este macro, al margen de proponer la ordenación de hombres casados, llama a promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres, que puedan “darle impulso a una auténtica evangelización desde la perspectiva indígena, según sus usos y costumbres”.
“Se trata de indígenas que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y de su lengua, capaces de comunicar el mensaje del evangelio con la fuerza y eficacia de quien tiene su bagaje cultural. Hay que partir de una ‘Iglesia que visita’ a una ‘Iglesia que permanece’, acompaña y está presente a través de ministros que surgen de sus mismos habitantes”, afirma. Al mismo tiempo, el documento llama a “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”, y a un mayor rol de los laicos, las mujeres y los jóvenes.
El padre jesuita argentino Humberto Miguel Yáñez, profesor de Teología Moral en la Pontificia Universidad Gregoriana, que también presentó el documento, en diálogo con La Nación aseguró que más que la ordenación de hombres maduros casados, la gran novedad del Instrumentum Laboris es la inculturación. “En ese contexto se puede entender la ordenación de eventuales personas que están casadas y que están comprometidas con la Iglesia. No estamos diciendo de ordenar a cualquiera que pasa por la calle, sino gente que lleva una trayectoria de vida cristiana, de compromiso y que tiene liderazgo en la comunidad. Esa es la propuesta que viene del Amazonas”, explicó. “Son propuestas, son sugerencias. Los obispos en el sínodo pueden descartarlas, pueden proponer al Papa, que puede descartarlo, estamos en una fase de procesos. Esa es la cuestión sacramental”, aclaró. “La otra también de inculturación, porque cuando llega un misionero de afuera pasan años para que entienda la realidad amazónica, entonces una persona que ya está ahí puede traducir mucho mejor el Evangelio que uno que viene de afuera”, agregó el sacerdote mendocino.
Yáñez recordó que el tema del celibato optativo no es nuevo, sino que surgió durante el Concilio Vaticano II. “Probablemente sí es la primera vez que de modo explícito aparece en una propuesta, como parte de la escucha del Pueblo de Dios”, admitió. “En este sentido se puede decir que el papa Francisco ha abierto unos canales de escucha donde aparecen cuestiones que a lo mejor estaban, pero que no se escuchaban”, agregó. Finalmente, recordó que la Iglesia católica reconoce el sacerdocio de hombres casado en la Iglesia oriental, en el rito greco-católico. “No es la primera vez que se va a hacer una excepción: esto existe en la Iglesia. Ahora el Papa puede ampliarlo en unos casos más, pero no nos olvidemos que cuando decimos una la excepción a la regla, no estamos diciendo abolir la regla, estamos diciendo excepción, lo cual significa que la regla se mantiene”.
Cuestionar el poder es arriesgar la vida
Aunque fue lo que más llamó la atención de los periodistas, el Instrumentum Laboris, que se basa en documentos clave del pontificado como Evangelii Gaudium y la encíclica Laudato Sí, sobre el cuidado de la Casa Común, también tiene un fuerte contenido de justicia social. Denuncia la deforestación y la destrucción extractivista de la Amazonía – (territorio que incluye parte de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Guayana, Suriname y Guayana francesa en una extensión de 7,8 millones de kilómetros cuadrados), “la segunda área más vulnerable del planeta, después del Ártico”. Y recuerda que es una zona no sólo amenazada por la destrucción y explotación ambiental, sino también “por la sistemática violación a los derechos humanos básicos de la población amazónica”.
De hecho, en uno de los puntos asegura que “ser Iglesia en la Amazonía de modo realista significa plantear proféticamente el problema del poder, porque en esta región la gente no tiene posibilidad de hacer valer sus derechos frente a grandes corporaciones económicas e instituciones políticas”. “Hoy en día, cuestionar el poder en la defensa del territorio y de los derechos humanos es arriesgar la vida, abriendo un camino de cruz y martirio, agrega, al resaltar que “el número de mártires en la Amazonía es alarmante. “Sólo en Brasil entre 2003 y 2017 se registraron 1119 indígenas asesinados por defender sus territorios”, recuerda. “La Iglesia no puede ser indiferente, por el contrario ha de apoyar a la protección de las/los defensores de derechos humanos, y hacer memoria de sus mártires, entre ellas mujeres líderes como la hermana Dorothy Stang”, monja brasileña de origen estadounidense, asesinada en 2005 por defender a los campesinos.