El pasado mes de mayo ha sido el mayo más cálido a nivel mundial desde que existen registros, con una temperatura media del aire en superficie de 15,91 centígrados, 0,65 grados por encima de la media para el periodo 1991-2020 para ese mes y 0,19 grados superior al anterior máximo, establecido en mayo de 2020.
Se trata del duodécimo mes consecutivo más cálido registrado para el respectivo mes del año, según el avance de datos publicado por el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S), que ya alertó de que el planeta se encaminaba sin remedio a encadenar su primer año móvil de calentamiento récord.
“Resulta impactante, aunque no sorprendente, que hayamos alcanzado esta racha de doce meses. Si bien llegará un momento en que se interrumpirá esta secuencia de meses con temperaturas récord, se mantiene la impronta general del cambio climático y no hay señales de cambio de tendencia a la vista”, ha explicado el director del C3S, Carlo Buntempo.
Según el experto, “vivimos tiempos sin precedentes, pero también disponemos de una capacidad sin precedentes para monitorizar el clima y esto nos puede ayudar a tomar medidas informadas”.
En su opinión, esta serie de meses más calurosos se recordarán como fríos en términos comparativos, pero si logramos estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un futuro muy próximo podríamos volver a tener estas “frías” temperaturas a finales de siglo.
Por encima de 1,5 centígrados
El avance de datos de C3S muestra que la temperatura media mundial en mayo fue 1,52 centígrados superior a la media del periodo preindustrial de 1850-1900, convirtiéndose en el undécimo mes consecutivo (desde julio de 2023) con temperaturas de 1,5 centígrados o más por encima de esa media.
La temperatura media mundial de los últimos doce meses (junio de 2023 a mayo de 2024) es la más alta desde que hay registros, superando en 0,75 centígrados la media de 1991-2020 y 1,63 centígrados por encima de la media preindustrial de 1850-1900.
Hay que recordar que el grupo de expertos climáticos de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) pide limitar el calentamiento global a 1,5centígrados a lo largo del siglo respecto los niveles preindustriales para evitar consecuencias irreparables del cambio climático, como, por ejemplo, la desaparición de islas o zonas costeras bajo el mar.
Este límite llegó después del Acuerdo de París (2015), cuyos firmantes se comprometieron a actuar para mantener el aumento de la temperatura de la superficie de la Tierra muy por debajo de 2centígrados y esforzarse para limitarlo a 1,5centígrados (temperatura media en 30 años).
La racha de doce meses encadenando récords de calor coincide con la publicación por parte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Oficina Meteorológica del Reino Unido de la Actualización de los Estados del clima anuales a decenales, donde se presenta un resumen de las predicciones anuales a decenales realizadas por estas instituciones para el futuro próximo (periodo 2024-2028).
Este informe muestra, entre otras muchas conclusiones, que es probable que al menos uno de los próximos cinco años sea el más cálido jamás registrado, superando a 2023.
El calentamiento global causado por el ser humano aumenta a un ritmo sin precedentes
El calentamiento global causado por la actividad humana ha aumentado a un ritmo sin precedentes, alcanzando una media de 1,19 grados en la última década (2014-2023) por encima de los niveles preindustriales, según el segundo informe anual Indicadores del Cambio Climático Global.
El informe agrega que, si se considera solo 2023, el calentamiento causado únicamente por la actividad humana fue de 1,3 grados.
El estudio, dirigido por la Universidad de Leeds (Reino Unido), señala que el calentamiento de 1,19 grados supone un incremento respecto a los 1,14 grados observados en 2013-2022 y que recogía el primer informe, publicado el año pasado.
El calentamiento antropogénico ha aumentado “a un ritmo sin precedentes en el registro instrumental, alcanzando los 0,26 por década durante el periodo 2014-2023″, escriben los autores.
La causa de un ritmo tan elevado es una combinación entre el nivel constantemente alto de emisiones de gases de efecto invernadero, equivalente a 53.000 millones de toneladas de CO2 al año para el periodo analizado, y otro conjunto de factores.
Los altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero también afectan al equilibrio energético de la Tierra, pues las boyas oceánicas y satélites están registrando flujos térmicos “sin precedentes” hacia los océanos, masas glaciares, suelos y atmósfera del planeta.
Este flujo térmico es un 50 por ciento superior a la media a largo plazo, destaca en un comunicado la Universidad de Leeds, que encabeza un grupo internacional de más de 50 científicos.
El análisis está diseñado para seguir las tendencias a largo plazo causadas por las actividades humanas. Las temperaturas observadas son producto de esta tendencia a largo plazo modulada por variaciones naturales a más corto plazo.
Presupuesto de carbono
Si se considera 2023 de forma aislada, el calentamiento causado por la actividad humana alcanzó 1,3 grados, cifra inferior a la del calentamiento total de ese año (1,43 grados), lo que indica que la variabilidad natural del clima, en particular El Niño, también desempeñó un papel en las temperaturas récord.
El análisis también muestra que el presupuesto de carbono restante (el dióxido de carbono que puede emitirse antes de que un calentamiento global de 1,5 centígrados sea inevitable) es solo de unas 200 gigatoneladas, lo que equivale a unos cinco años de emisiones en los niveles actuales.
El investigador Piers Forster, de la Universidad de Leeds y coordinador del grupo, señaló que este análisis muestra que el nivel de calentamiento global causado por la acción humana ha seguido aumentando durante el último año.
Y ello se produce a pesar de que “la acción climática ha frenado el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las temperaturas globales siguen yendo en la dirección equivocada y más rápido que nunca”.
Las emisiones de combustibles fósiles representan alrededor del 70 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero y son “claramente el principal motor del cambio climático”, aseveró Foster.
Sin embargo, otras fuentes de contaminación procedentes de la producción de cemento, la agricultura y la deforestación, así como los recortes en el nivel de emisiones de azufre, también contribuyen al calentamiento.
Emisiones cero neto
El informe también habla de los efectos de las reducciones, por parte del sector de transporte de mercancías a nivel mundial, de las emisiones de azufre, que han disminuido desde 2020.
El Azufre tiene el efecto de enfriar el clima, ya que refleja directamente la luz solar y contribuye a la formación de más nubes reflectantes, pero este efecto se ve mitigado por las actuales reducciones en dichas emisiones.
Una rápida bajada de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta alcanzar el cero neto servirá para limitar el grado de calentamiento global que se llegue a experimentar, pero además -destacó Foster, se necesita “que nuestras sociedades sean más capaces de soportar las adversidades”.
La devastación provocada por los incendios forestales, las sequías, las inundaciones y las olas de calor que el mundo presenció en 2023 “no deben convertirse en la nueva normalidad”.
En todo caso, “hay evidencias” de que el ritmo de aumento de las emisiones de CO2 en la última década se ha ralentizado en comparación con la década de 2000, señala el estudio.
Dependiendo de las decisiones de la sociedad, “una serie continuada de estas actualizaciones anuales durante la década crítica de 2020 podría seguir un cambio de dirección para algunos de los indicadores presentados aquí”, agrega el texto.
Fuente: Agencia EFE