En primera línea, valoró la comunicación del intendente Martín Ruíz, quien se vio sensibilizado por la situación: “El llamado mostró la preocupación y la angustia porque venían peleándola con el refulado y con armar la playa. Cuesta muchísimo porque se ha hecho una inversión enorme desde la intendencia en un trabajo que se venía llevando a cabo en solucionar varias cuestiones ambientales, pero también tener esta posibilidad del disfrute del río”.
Al mismo tiempo, reconoció que “La Ganadera” es una de las cooperativas que el gobierno entrerriano habilitó a realizar sus actividades. Sin embargó, la funcionaria provincial aclaró: “No es una industria. No tenemos la necesidad de un monitoreo o la necesidad de controlar el vuelco de efluentes porque no lo genera”.
En base al análisis, la titular de la Secretaría de Ambiente creería que se trata de “materia orgánica en descomposición”. Por ese motivo, mostró su preocupación por que es seguro que el “Paraná lo lleve” al líquido contaminante derramado. Aun así, recalcó que “la capacidad de dilución y de purificación normal es alta”.
“La actividad de la cooperativa no debería tener un vuelco que contuviera hidrocarburos o algún tipo de sustancia oleosa”, señaló. Eso lleva a estar alerta no solo por la salud humana, sino también por el ecosistema.
Podrían aplicar sanciones en caso de que se corrobore que hubo un vuelco excedido e indebido de material por parte de la cooperativa. Para ello, las muestras que tardarían entre siete y quince días, serán claves para determinar los pasos a seguir.