El sector agropecuario salió airoso en 2021.
El balance de un período donde el contexto nacional e internacional sigue atravesado por la crisis derivada de la pandemia, muestra que la Argentina asiste a una campaña récord de granos finos que está en su etapa final y con mejores perspectivas aún para los gruesos, especialmente el maíz que renovó su protagonismo en el planteo agrícola y promete dar el batacazo en el período 2021/22.
Las decisiones del gobierno nacional de intervenir en las cadenas productivas para ponerle un freno a la inflación, tensaron la cuerda con el sector desde mitad de año. La más visible fue la puja tras el cierre parcial de las exportaciones de carne, una medida que se tomó a principios del segundo semestre y luego se fue flexibilizando. Esa sintonía fina oficial no opacó un negocio que también sigue mostrando altos niveles de rentabilidad.
Más acá en el tiempo, hubo otras, y ya con un nuevo ministro en la cartera agropecuaria como es Julián Domínguez, como fue la decisión de fijar “volúmenes de equilibrio” para las exportaciones de maíz y trigo, las estrellas de esta campaña. También la administración de los precios internos y el desacople con los internacionales, fue la meta del Estado argentino en un país donde el 65% de los niños son pobres.
El alto precio de los commodities que exporta la Argentina, en un mundo convulsionado por la disrupción que generó en las economías el paso del Covid 19, fue determinante. Por un lado, sumó rentabilidad, a los productores, pero tensionó los precios internos.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indica que las exportaciones de granos y sus derivados industriales cerrarán 2021 con un récord histórico de facturación, con un monto equivalente a casi el 50% de los ingresos totales de divisas generados por el comercio internacional.
Este año concluirá con exportaciones por parte de las seis principales cadenas agroindustriales (soja, maíz, trigo, cebada, girasol y sorgo) por u$s 37.134 millones. Esta cifra implica un salto del 54,85% respecto de lo registrado el año pasado, al sumar u$s 13.153 millones, equivalente al 47,98% de los ingresos por exportaciones totales del país, una proporción que también es récord.
Si se cuenta el aporte estimado de los tres principales complejos, el sojero es el de mayor importancia, con embarques por u$s 20.765 millones, un 59,6% superior a lo registrado en 2020; mientras que el maicero tuvo un crecimiento del 42,2% hasta los u$s 8.032 millones y el triguero del 18,2%, hasta los u$s 2.537 millones.
“Este salto en los ingresos se dio, en gran medida, por el considerable aumento registrado en 2021 de los precios internacionales de los commodities agrícolas”, explicó la BCR.
La campaña electoral también se coló en la relación del gobierno con el campo y tras casi dos años de cortocircuitos, la administración de Alberto Fernández decidió ubicar como interlocutor a Domínguez, un funcionario de buena llegada con el sector que dinamizó una relación tensa. Apostó al diálogo, a veces fructífero y otras no, y mostró con mayor éxito que su antecesor su capacidad para ser un piloto de tormentas.
Así, mientras se tomaron medidas de política económica que en muchas ocasiones generaron descontentos con el sector, también adoptó otras para reforzar las cadenas de valor. Por caso, hace pocos días los bancos Nación (BNA), de la Provincia de Buenos Aires (Bapro) y de Inversión y Comercio Exterior (Bice) acordaron con los ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca y Desarrollo Productivo poner en marcha un programa de financiamiento por $100.000 millones para el sector cárnico y lechero con el objetivo de impulsar la producción y las exportaciones. El monto global del crédito acordado en el marco del plan ganadero GanAr 2022/23, anunciado por Domínguez semanas atrás asciende a $100.000 millones, de los cuales el BNA dispondrá de $ 50.000 millones. Las líneas estarán disponibles a partir de febrero de 2022.
Lo novedoso y atractivo del programa es que los préstamos, cuyas tasas originales se encuentran por debajo del 30% anual, tendrán una bonificación de 7 puntos porcentuales sobre la tasa que las entidades bancarias otorgan actualmente a los productores.
El financiamiento tendrá como principal objetivo aumentar la productividad ganadera, elevando la tasa de destete y el peso promedio de faena de los animales, para obtener una mayor producción de carne con destino al mercado interno y externo. “No tenemos memoria de semejante aporte crediticio al sector. Queremos que sea rápidamente aprovechado. Este es un inicio”, indicó el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Jorge Solmi.
Según detalló el funcionario nacional, la intención de la cartera es aumentar la tasa de destete del 63% al 70% e incrementar el peso mínimo de faena, que “es el menor de la región”.