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Heinrich, la que se anticipó a su tiempo desde Larroque

Dueña de una obra moderna y deslumbrante, Annemarie Heinrich aprendió los primeros palotes en fotografía durante sus años en Larroque. Allí, todavía residen familiares suyos, llegados a sembrar caminos de progreso hace más de un siglo.

Es cierto que buena parte de la luz de los años cuarenta y cincuenta que compone la memoria de los argentinos se la debemos a las fotografías de Annemarie Heinrich. Es verdad también que nació en Darmstadt, Alemania, en 1912 y que falleció en Buenos Aires, en 2005. El caso es, luego de un período corto en el Hotel del Inmigrante en Buenos Aires, llegó con su familia a Larroque a probar suerte en las tareas del campo junto a familiares que ya se habían asentado en aquella ciudad del departamento Gualeguaychú. Después de un par de años, partieron hacia Buenos Aires donde residieron definitivamente. Pero llevó consigo, entre otros recuerdos preciados, el hecho de haber aprendido la fotografía en suelo entrerriano.

Se sabe menos que su padre Walter, violinista profesional, fue llamado a las filas en la Primera Guerra Mundial y fue herido tan gravemente que nunca más pudo volver a tocar. Así las cosas, en el año 1926 decidió emigrar a la Argentina junto con su familia. Por sus ideas pacifistas, dos de sus hermanos ya habían emigrado en el año 1914, habiéndose establecido en Entre Ríos.

En las cartas que enviaba a Berlín, el tío Wilhelm les contaba sobre la estancia que habitaba en Larroque. Pero cuando la familia Heinrich llegó allí en 1926 desde Alemania, con una pesada carga que incluía muebles, alfombras y un piano, descubrió que la supuesta estancia no era más que un rancho.

El tío Wilhelm, sin embargo, sería clave en la vida de Annemarie, la hija mayor de los Heinrich, que tenía entonces 14 años. Fue él quien le enseñó a usar las cámaras de fotos de su abuelo, en las cuales la inmigrante adolescente encontró “un medio de expresar todos los idiomas sin hablar ninguno”.

Efectivamente, el tío de Annemarie, que trabajaba como fotógrafo, inició a la joven Annemarie en los fundamentos de la fotografía, en un cuarto oscuro hogareño en Larroque, Entre Ríos. Que luego Anne haya elegido la fotografía como profesión y vocación se debe, entre otras cosas, también a que buscaba una forma de expresarse, porque al comienzo no le fue sencillo aprender el nuevo idioma y adaptarse a una nueva cultura.

Itinerante

Cuando su familia se trasladó a Buenos Aires, en 1933, Annemarie comenzó a trabajar como asistente en diversos laboratorios fotográficos, mientras que a la noche cursaba sus estudios secundarios y aprendía el idioma. Los fines de semana partía con la cámara de su padre para sacar fotos en la plaza de Villa Ballester, donde vivía la familia. A los 18 años, con la ayuda de su padre instaló en su casa paterna su primer estudio. Como primera instalación de luz utilizó focos de bidones de gasolina improvisados que ellos mismos habían fabricado. De esa época provienen fotografías de marcados contrastes. Más adelante, cuando Annemarie trasladó su estudio al centro, primero a la Avenida Santa Fe y luego a la Avenida Callao, siguió perfeccionando su técnica.

Luego comenzó a colaborar con revistas sociales. En paralelo, inició su carrera como retratista de grandes figuras del Teatro Colón. Durante cuarenta años ilustra las tapas de Antena y Radiolandia. En la década de los cuarenta, se hizo conocida por sus retratos de las divas cinematográficas de los dorados años cuarenta y cincuenta: Delia Garcés, Mirtha Legrand, Zully Moreno, Tilda Thamar, Tita Merello o Niní Marshall, en los que no sólo documenta la belleza superficial de las mujeres, sino que también sabe captar su brillo interior, mediante una pose determinada, gestos o una mirada.

Estilo

A través de la adecuada escenificación de sus modelos, la perfecta iluminación, el posterior montaje y retoque de sus obras, Annemarie Heinrich logró retratos indelebles. Las grandes personalidades de la vida cultural deseaban ser retratadas por Annemarie. Así surgieron fotografías de Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui, Lino Enea Spilimbergo o Juan Carlos Castagnino.

También se especializó en el género del desnudo. Esta labor profesional tuvo como contrapartida un desarrollo experimental con la imagen fotográfica llevado a cabo particularmente durante sus viajes.

Este material constituye un vasto corpus de más de 5000 placas de 6×6 producidas entre las décadas de los treinta y cincuenta, que son investigadas por primera vez por el equipo de la Untref.
Heinrich fue pionera en el trabajo con la fotografía como arte. Su primera muestra individual fue en Chile (1938) y de allí en más realizó en forma permanente numerosas muestras en el país y en el extranjero.

Siempre inquieta

Annemarie Heinrich due fundadora de la Carpeta de los Diez, del Consejo Argentino de Fotografía, y directivo de la Asociación de Fotógrafos Profesionales. Fue jurado de la Federación Argentina de Fotografía y del Foto Club Buenos Aires, y Honorable Excelencia de la Federation Internationale de l’Art Photographique, entre otras distinciones. Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, Annemarie Heinrich mantuvo una postura antinacionalsocialista, que tenía sus raíces en los valores pacifistas de su familia y en su concepción ética, que marcaron su vida y su obra, junto a una disciplina y minuciosidad provenientes de su educación alemana. Luego de su paso breve por Larroque, vivió y trabajó en Buenos Aires desde 1926 hasta su muerte en 2005.

Redacción Mirador Entre Ríos
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