Cada 11 de octubre se celebre el Día internacional del dulce de leche, uno de los alimentos más característicos de la comida argentina, cargado de mitos sobre su origen y sostenido por una industria pujante. En esta nota, algunas de las versiones que hay sobre su origen.
Este 11 de octubre se celebra el Día internacional del dulce de leche, con los argentinos como primeros consumidores mundiales a razón de tres kilos anuales per cápita de este manjar que junto con el asado, las empanadas y mate integra el patrimonio cultural gastronómico nacional. En sus distintas variantes, tradicional, familiar, repostero, heladero o alfajorero, este alimento se elabora con leche de vacas Holando Argentino, Jersey, ovejas, cabras y búfalas.
Desde 1995, cada 11 de octubre se celebra esta iniciativa que propone rendir tributo al manjar nacional que fue reconocido como “Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina”.
Los orígenes (o mitos)
Uno de los relatos cuenta que el general José de San Martín ya comía dulce de leche en Chile, tras su gesta libertadora en el país trasandino, y que pronto el dulce se empezó a consumir en Mendoza y luego llegó a Buenos Aires.
Otro de los rastros del dulce de leche se remonta a la Francia de Napoleón y relata que durante su campaña los soldados recibían una ración diaria de leche azucarada caliente.
Uno de esos días, uno de los cocineros abandonó la olla con la leche azucarada en el fuego para participar de la batalla y al hervir durante varias horas se transformo en “Confiture de Lait-Dulce de Leche”. Ese cocinero entró en la historia de la comida francesa como el inventor del dulce en el año 1815.
El mito en la Argentina es similar al francés, pero quedó registrado en una escena que ocurrió en una estancia de Cañuelas, en la provincia de Buenos Aires, donde se encontraba una criada mulata del general Juan Manuel de Rosas preparando la lechada para hacerle unos mates al general, que llegaría para firmar el Pacto de Paz que los líderes rubricarían el 24 de junio de 1829.
Los registros históricos relatan que Lavalle llegó de noche a la estancia cuando Rosas todavía no estaba, cansado por el viaje pidió un mate, se recostó en la cama de Rosas y se durmió.
Aquí se registra el “accidente” de la cocinera que “inventó” el dulce de leche porque, al descubrir que Lavalle estaba durmiendo, salió asustada a pedir ayuda y abandonó la olla con leche y azúcar sobre la hornalla encendida que, al hervir, se convirtió en dulce de leche.
Otro de los indicios sobre la creación del dulce de leche, quedó registrado en el libro “La comida en la historia argentina” del historiador Daniel Balmanceda (Buenos Aires, 2016, Sudamericana), donde recogió una historia que involucra a la escritora Victoria Ocampo, quien quiso impresionar al director de orquesta ruso Igor Stravinsky y le ofreció nuestro dulce, pero él le dijo que eso era originario de su país y que se llamaba Kajmak.
Uno descubre que el dulce se comía en el sudeste asiático en la antigüedad, y que de allí pasó a Filipinas y por el Pacífico a Acapulco.
Sea cual fuere su origen, el dulce de leche -definitivamente- es uno de los alimentos preferidos de los argentinos que se puede saborear como caramelos, bombones rellenos, chocolates, arrolladitos, flanes, budín de pan, churros, facturas, bombitas, merengues, tortas, helados, panqueques, alfajores o, ¿por qué no?, sencillamente a cucharadas.
Receta de Dulce de leche argentino
Ingredientes:
3 litros de leche
2 cucharadas de esencia de vainilla
1/2 cucharada de bicarbonato de sodio
3 tazas (casi 1 kilo) de azúcar
Pasos a seguir para hacer esta receta:
1 Encender la cocina a fuego lento.
2 Colocar encima un difusor y sobre éste una cacerola donde se colocará la leche, luego el azúcar, luego la esencia de vainilla y el bicarbonato en último lugar.
3 Mezclar todo y cuando la leche comience a hervir.
4 Revolver lentamente hasta que esté espeso y se torne de color marrón oscuro.
5 Cuidar de mover la preparación constantemente o de a ratos para que no se pegue.
6 Es ideal para utilizarse para rellenar galletitas, alfajores o tortas, para decorar helados, para hacer capas en postres, para decorar con manga, para untar galletitas o pan, o simplemente para comerlo a cucharadas.