El pasado 25 de junio falleció a los 89 años Isabel “la Coca” Sarli, una de las actrices más influyentes del cine argentino. La oriunda de Concordia será por siempre recordada como un icono de la cultura nacional.
Junto con Armando Bó, su compañero de vida, la entrerriana protagonizó alrededor de 30 largometrajes que, si bien en su momento fueron censuradas por su contenido erótico, hoy en día son consideradas películas de culto.
Sus inicios
Hilda Isabel Gorrindo Sarli nació el 9 de julio de 1935 en la ciudad de Concordia. Su padre, Antonio Francisco Gorrindo, abandonó la familia cuando la futura actriz era niña, por lo que unos años después comenzó trabajar como secretaria en una agencia de publicidad para ayudar a su madre, María Elena Sarli.
Hasta que un día tuvo la oportunidad de posar en una sesión de fotos y a partir de ese momento comenzó a modelar para todo tipo de productos. De hecho, Sarli dejó su trabajo de secretaria para dedicarse de lleno a su carrera en el modelaje.
Con 20 años fue elegida Miss Argentina en 1955, lo que le permitió viajar a California (Estados Unidos) para participar del concurso Miss Universo de ese mismo año, en el que fue semifinalista.
Armando Bó y su carrera en el cine
En 1956 su vida cambió al conocer al director Armando Bó, quien descubrió a Isabel en las fotos publicitarias. La llamó y le propuso filmar “El trueno entre las hojas”, la primera de tantas películas juntos que los llevó a convertirse en pioneros del cine erótico local y donde protagonizó el primer desnudo total del cine argentino.
Desde un principio y hasta la muerte del realizador entablaron una relación personal y profesional, convirtiéndose en protagonista y musa inspiradora de sus películas, mientras que Bó era director, productor y coprotagonista.
Si bien entre 1953 y 1954 la entrerriana estuvo casada con Ralph Heinlein, siempre aclaró que al único que amó fue al realizador audiovisual.
El binomio Sarli-Bó sufrió la censura en varias escenas de sus películas en el país, pero estas terminaron conquistando los mercados de todo el mundo, lo que la convirtió en una popular estrella de la época en México, Paraguay, Panamá, Rusia, Japón, Estados Unidos y otros países del continente.
Juntos filmaron alrededor de 30 producciones entre las que se destacan: Furia infernal; Favela; Carne; Fiebre; Fuego; Sabaleros; Embrujada; e Insaciable.
El dolor y el retorno
Armando Jorge Bó murió de cáncer el 8 de octubre de 1981, a los 67 años. Tras el deceso, “la Coca” se recluyó en su quinta durante 15 años. De hecho, no tuvo otra pareja, aunque sí dos hijos adoptivos (Isabelita y Martín). En un zoológico, con incontables gatos, perros, loros, tortugas, volcó todo su afecto durante esos años.
Pero en 1996 y a los sesenta años, Isabel retornó a la pantalla grande en “La dama regresa”, de Jorge Polaco y en 1998 debutó en el teatro de revistas en la obra “Tetanic”. Además, en 2004 realizó una participación especial en la telenovela juvenil Floricienta y en 2009, Sarli formó parte de dos producciones: Mis días con Gloria y Arroz con leche, luego de 19 años alejada de los rodajes.
Problemas de salud y muerte
En los últimos años, la salud de Sarli se vio seriamente deteriorada y debió ser trasladada en reiteradas oportunidades al centro médico, siempre acompañada por su hija, la también actriz Isabelita Sarli.
Los problemas comenzaron el 18 de marzo de 2019, cuando se cayó al intentar levantarse de la cama. Por ende, debió ser trasladada de urgencia y a los pocos días fue operada. Si bien la recuperación de la cirugía transcurrió con normalidad, los médicos decidieron dejarla internada en observación unos días más, ya que previo al accidente doméstico había padecido neumonía y continuaba con antibióticos.
El 3 de abril le dieron el alta, pero el 26 de mayo reingresó al nosocomio. Estuvo en terapia intensiva, la volvieron a intervenir quirúrgicamente y su estado fue empeorando. Hasta que falleció el 25 de junio tras sufrir un paro cardiorespiratorio.
Reconocimientos
Pese a que en su momento las películas de “la Coca” fueron cuestionadas y censuradas, con el paso del tiempo fueron revalorizadas y se convirtieron en películas de culto en círculos underground y de mayor difusión.
De hecho, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina la premió con el Cóndor de Plata en 2008 a la trayectoria y el Festival de Cine de Mar del Plata le realizó un homenaje.
Además, en octubre del 2012 el gobierno designó a Isabel Sarli embajadora de la Cultura Popular Argentina. La distinción fue propuesta por la Secretaría de Cultura que exaltó que la actriz ‘es considerada una verdadera representante de la cultura nacional‘. También en ese mes fue distinguida como ‘Personalidad destacada de la cultura de la ciudad de Buenos Aires‘.
En el verano del 2010, la Sociedad Fílmica del Lincoln Center de Nueva York, realizó un homenaje y festival con la exhibición de seis de sus películas, como ejemplo del cine kitsch de los años sesenta y setenta.
Por su parte, Diego Curubeto realizó un documental sobre la actividad del binomio Sarli-Bó titulado Carne sobre carne y en el 2009 Juan José Jusid filmó un largometraje titulado Mis días con Gloria donde participó Isabelita Sarli, hija de la actriz.
La frase que no fue
En los films, en gran parte en blanco y negro, Sarli dejó frases que se hicieron icónicas —al igual que su figura— y se fueron repitiendo con el tiempo, aún en aquellas personas que no vieron nunca sus películas.
La frase más recordada fue: “Canalla, ¿qué pretende usted de mí?”, que se adujo pronunció en la película “Carne”, pero en realidad, nunca dijo ese texto. Sin embargo, el acerbo popular y el mito que la propia imagen de Sarli en la pantalla creó durante generaciones, motivaron que esa frase fuera atribuida a la actriz.
Incluso, para el guión del video “La Argentinidad al palo” de la banda Bersuit Vergarabat, el periodista Jorge Lanata, quien lo escribió, rastreó las películas y hasta consultó con Víctor Bó (hijo de Armando) y la propia Sarli para chequear por qué en los filmes no estaba esa frase, y fue porque nunca la pronunció.
Por ese motivo, le pidieron a “la Coca” Sarli si podía grabar esa frase, que en el film original no existió nunca, para colocarla en la parte final del video.