El director general de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, reconoció que el COVID-19 puede quedarse, como tantos otros virus, como el del sarampión o el VIH.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el nuevo coronavirus puede convertirse en un virus endémico y, por lo tanto, “no irse nunca”, al tiempo que reveló que la esperanza de vida podría retroceder por la pandemia.
A cinco meses desde que la enfermedad comenzara a circular entre los seres humanos, el director general de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, reconoció que el coronavirus puede quedarse, como tantos otros virus, como el del sarampión o el VIH.
Asimismo, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló a través de un comunicado que los avances de la ciencia registrados desde principios de este siglo que extendieron la esperanza de vida de los seres humanos en un promedio de 5,5 años podrían retroceder por la pandemia del coronavirus.
“Puede convertirse en otro virus endémico en nuestras comunidades y estos virus pueden no irse nunca”, declaró Ryan en una teleconferencia de prensa.
Sin embargo, Ryan señaló la dificultad para proyectar cuánto tiempo circulará de la forma en que lo hace ahora, sobre todo porque los estudios que se están haciendo en varios países revelan que el porcentaje de la población infectada es relativamente bajo.
Ryan sostuvo que la esperanza de una vacuna rápida es todavía incierta y para que se convierta en una verdadera alternativa para eliminar el coronavirus debería ser altamente eficaz, estar disponible para todos los que la necesiten en todo el mundo y, en último lugar, ser utilizada masivamente.
La OMS subrayó además que en más del 40% de los países del planeta hay menos de 10 médicos por cada 10.000 personas, y que en un mundo donde la cobertura gratuita universal es aún una utopía, unos 1.000 millones de personas gastan al año al menos un 10% de sus ingresos en cuidados médicos.
“La pandemia ha recordado la necesidad urgente de que todos los países inviertan en sistemas sanitarios fuertes, como la mejor defensa ante brotes como el del coronavirus y otras amenazas que el mundo enfrenta cada día”, sostuvo Tedros.
El comunicado de la OMS señala que, pese a la clara mejora en la esperanza de vida, la brecha entre los países desarrollados, donde la media de vida es de 80,8 años, y los que están en desarrollo, donde es de 62,7 años, se mantiene según el reporte de 2016, el último que hizo el organismo sobre esperanza de vida.
En Latinoamérica, encabeza las estadísticas Costa Rica (79,6 años), seguida de Cuba (79) y Panamá (78), mientras que los países con menor esperanza de vida en la región son Bolivia (71,5 años), Guatemala (73,2) y República Dominicana (73,5), según la OMS.
La esperanza de vida de la Argentina en 2016 era de 76,9 años, 75,1 en Brasil y Colombia, 76,4 en Chile, 76,6 en México, 75,9 en Perú y 74,1 en Venezuela, de acuerdo con el informe.
Al otro lado del continente, España figura en el tercer lugar mundial, con una esperanza de vida de 83 años, sólo por detrás de los 84,2 años de Japón y los 83,3 de Suiza, consignó la agencia española.
Sin embargo, la brecha se ha reducido a lo largo del siglo, y mientras la esperanza de vida media en los países en desarrollo aumentó 11 años entre 2000 y 2016, sólo lo hizo en tres en las naciones más desarrolladas.