El tema dólar vinculado a las economías regionales y la producción en general es complejo; en este contexto CONINAGRO está preocupado por la situación de las exportaciones agropecuarias ya que necesitan un tipo de cambio único, competitivo y no discriminado en contra de la exportación. Es importante estabilizar la economía y dar señales claras para producir más.
Las nuevas medidas tomadas por el Banco Central en principio no son las mejores, hasta se puede decir son peligrosas porque contribuyen a la gran crisis de confianza que existe. No es verdad que no hay dólares: los hay pero fuera del sistema y hay que generar incentivos para que ingresen, mantener el intervencionismo cambiario no generará ingreso de dólares al sistema. Al contrario, el mayor cepo puede reducir algo la demanda de dólares “ahorro” oficiales pero no genera ingreso de dólares al sistema.
El presidente de CONINAGRO, Carlos Iannizzotto dijo que: “no está de acuerdo con el atraso cambiario y se necesita tener reglas claras a favor de la producción y de la exportación. Las medidas anunciadas pueden aumentar la brecha cambiaria y esto genera un desaliento, debilita la confianza, con mayor lugar a la especulación y no a la producción”.
En este marco, como quedan pocas reservas hay que hacer que los dólares ocultos circulen. Esto produce lo contrario. Para los exportadores por su parte es un desaliento ya que mantiene el dólar oficial cuando todas las demás cotizaciones se elevarán. Es decir más brecha, más desincentivo para exportar y para liquidar.
En el tema financiamiento externo, escaso para Argentina, en momento de liquidez ilimitada, es otra oportunidad que perdemos, para invertir en proyectos que generen empleo, diversificación de la producción de todo el sector cooperativo e integración en cadenas de valor.
Si bien el camino no se conoce aún, si se observa un estrés cambiario y un ajuste; se busca atrasar lo inevitable restringiendo cantidades (más cepo) cuando hay un problema de precios (atraso).
Algunos números. Además de mencionar el tema de la liquidez de esos dólares por parte de los exportadores, algo que comenzó hace varios meses con la campaña 2019/2020 que es la que prácticamente se ha terminado de cosechar en todo el país, tenemos que saber cuál es el camino. Si observamos el trigo, de la producción 19/20 algo menos de 20 millones de toneladas, los productores han vendido el 99% (dato al 2 de septiembre de 2020), comparativamente el año pasado a igual fecha era el 88%. En maíz, se ha vendido campaña 19/20 62%, más que el año pasado a igual fecha 59%. Para la soja, se llevan vendidas 30,8 millones de toneladas de unas 49millones estimadas de producción, un 63% igual que el año pasado.
En los tres principales granos producidos en la Argentina, trigo, maíz y soja, las ventas de la última campaña son mayores a la de la campaña previa, pero tenemos que analizar el costo de realizar la próxima campaña 20/21 de maíz y soja (los dos principales granos que hay que implantar entre este mes y enero 2021); allí suman aproximadamente 6 mil millones de dólares de insumos y labores.
El momento de uso es creciente desde septiembre a diciembre que hace el pico, esa necesidad de insumos para la próxima campaña en un contexto dónde no hay mucha oferta crediticia se financia en mayor medida con las ventas del saldo disponible de granos de la campaña anterior, lo que da un horizonte para proyectar las necesidades de venta.
Es un escenario no muy claro para el productor, pero por algunas variables como el tipo de cambio, el único cultivo (de los extensivos) que crece en superficie es soja, todos los demás pierden superficie (trigo, cebada, girasol, sorgo y maíz)
Estas razones tienen que ver con una enorme sumatoria de incertidumbres que tiene el sector productivo, que van desde medidas políticas (regulaciones, trabas, impuestos, etc.) costo de implantación, clima, etc. En este contexto los productores han vendido esta campaña más que la anterior a igual fecha, el saldo que resta por vender será moneda de cambio para implantar la próxima campaña.
La expectativa de devaluación medida con Rofex marca que en junio 2021 el dólar rofex está en 106, contra 76 que está hoy, es decir un 52% en 9 meses. Si bien en un país con una expectativa de inflación del orden del 40 no es un número exagerado, no deja de ser un número importante. Mientras no se descomprima esto, actúa como un incentivo a retener. No quiere decir que los productores lo hagan necesariamente, ya que hay otras situaciones en el medio (ciclo productivo, etc.) pero es algo que debería mirarse para evitar incentivos a la demora en la liquidación. (Fuente www.rofex.com.ar)