La Bolsa de Comercio de Rosario elevó en 500 mil toneladas la producción esperada de soja en su último pronóstico de cosecha. El cambio tiene que ver con el regreso de las lluvias que le pusieron un piso a los rendimientos. En el caso del maíz, mantuvo su estimación de 57 millones de toneladas, aunque advirtió sobre el ataque de la enfermedad transmitida por la chicharrita, que podría afectar a los cultivos tardíos.
Tras el bloqueo seco, el Niño volvió a imponerse en febrero y principios de marzo, indicó la Guía Estratégica para el Agro (GEA). Esta situación le puso un piso a los rindes y mejoraron las condiciones de llenado de las sojas de primera. En sojas de segunda, la recuperación fue limitada ya que venían muy afectadas.
Con este panorama, el rinde nacional alcanza una pequeña mejora pasando en marzo a 30,2qq/ha, apenas 0,3 quintales más que en el informe anterior. Con 17,3 millones de hectáreas implantadas en este ciclo, la producción argentina de soja se estima en 50 millones de toneladas, medio millón más que hace un mes. “Respecto al malogrado ciclo pasado el país producirá una cosecha y media más que en lo que fue el peor ciclo de la agricultura moderna en Argentina”, señalaron los especialistas del servicio de estimaciones de la Bolsa.
En tanto, las labores de cosecha de maíz alcanzan el 3% de avance a nivel nacional, cuando para esta fecha suele estar cerca del 10%. El desplazamiento que hubo de las fechas de siembra por la falta de agua, que recién se revirtió a finales de octubre, se siente en una cosecha que va muy lenta y aún más con las recientes lluvias. En los rindes de región núcleo también preocupa que la cosecha ha empezado con valores que rondan en los 100 qq/ha, muy por debajo de los 110 a 120 qq/ha que se esperaban de los maíces tempranos. El “adelgazamiento”, la pérdida de peso en el llenando de granos por la ola de calor, ha afectado en buen grado a los primeros lotes que se están levantando.
Pero lo que está encendiendo todas las alarmas de la región central, en particular en las provincias de Córdoba y Santa Fe, es el alcance y daño que se está observando por spiroplasma en maíces tardíos. Se trata de una enfermedad que está asociada a un vector: la chicharrita. Si bien esta enfermedad es típica del norte del país, este año por condiciones de clima (falta de agua y calor), la forma escalonada en la que se sembró y el aumento en hectareaje del maíz tardío, la plaga muestra un crecimiento poblacional y una cobertura que no había sido antes vista.
Cuando parecía que las tandas de maíces tardíos, los sembrados del 10 al 15 de diciembre en adelante, estaban mejorando su performance productiva en Córdoba y Santa Fe, se multiplicaron en las últimas semanas los comentarios de técnicos alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema.