Lucia Wagner (Crespo), Luana Lema (Diamante), Eliana Elsesser (Gral. Ramírez) y Agustina Yosbere (Seguí) comentaron sus sensaciones en este año tan especial para terminar la secundaria. Además hicieron un balance sobre la virtualidad, el viaje a Bariloche, la recepción y los planes a futuro.
No hay estudiante que no espere con ansias la llegada del último año de la secundaria. El sueño de pasar a sexto genera un abanico de emociones, muchas de ellas ligadas íntimamente a la culminación de una etapa importante en la vida de todo adolescente. El viaje de egresados, la presentación de las camperas, el campamento, las pasantías, la colación y el emotivo cierre con la recepción son algunos de los eventos que mantienen en vilo a los estudiantes, quienes deseosos aguardan cada uno de estos momentos. Los alumnos harán todo lo posible para no perderse ninguno de estos acontecimientos, así estén saturados de exámenes o trabajos prácticos.
Pero lo que debía ser una fiesta para la Promoción 2020 se transformó en incertidumbre con forma de pregunta y puntos suspensivos. La alegría y la exaltación duró poco, casi nada. Tan sólo fueron suficientes dos semanas, desde que arrancaron las clases el lunes 2 de marzo hasta el viernes 13, para que todo lo planificado quede cajoneado, postergado o suspendido. En un santiamén, las ilusiones se vieron paralizadas ante la noticia de la propagación del Covid-19, lo que llevó a suspender completamente las clases en todo el país.
Los jóvenes alcanzaron a disfrutar del UPD, conocido popularmente como el Último Primer Día, y nada más. Sin saberlo ese había sido el último encuentro, oportuno para exhibir las camperas, la bandera y sacarse algunas selfies para las redes sociales. Los docentes, por su parte, alcanzaron la etapa de diagnóstico y algunos ni siquiera contenidos nuevos pudieron dar.
Sensaciones encontradas
Lucía Wagner (Crespo), Luana Lema (Diamante), Eliana Elsesser (General Ramírez) y Agustina Yosbere (Seguí) no se conocen, nunca se han visto pero igualmente las cuatro tienen algo en común, a pesar de que provienen de diversas localidades y tienen gustos totalmente opuestos. En algún punto sienten tristeza, ansiedad y un mar de dudas que aún no han podido responder. Dudas sobre qué va a pasar con el presente y más que nada con el futuro, donde aparece la carrera universitaria. Asimismo, pese a los obstáculos que puedan aparecer, saben que hay una cuota de esperanza de que van a volver al colegio y disfrutar encontrarse con sus docentes y culminar una etapa con sus mejores amigos.
“Cuando nos enteramos que iban a hacer cuarentena por 15 días, no creíamos la situación y pensábamos que se iba a solucionar enseguida, que era cosa de 15 días por una gripe. Nosotros teníamos organizado un bailable para ese fin de semana. Al final, esa cuarentena del principio duró hasta ahora y no hemos podido realizar ningún bailable ni nada”, expresó dolida Agustina de la Escuela Técnica N° 68 “Facundo Arce”.
A Lucía del Colegio Sagrado Corazón le apasiona cantar y tocar instrumentos musicales desde pequeña, además de hablar inglés. Antes de que ocurriera toda esta situación, la crespense ya se había imaginado, entre otras cosas, la tradicional choripaneada de los profesores y alumnos, como es costumbre en la institución. “Son cosas lindas que no las tenés en los otros años y uno las quería vivir. Capaz no la pasaste bien en los cinco años anteriores pero el último lo quiero pasar bien, disfruto para llevarme un buen recuerdo de todos”, sostuvo.
“Todos los años los profesores hacen una choripaneada o pizzas, nos sentamos y hacemos un cierre total. Me gustaría volver y que nos preparen para lo que vamos a hacer. No tengo ni idea de lo que voy a hacer el año que viene, cómo manejarme en la facultad”, comentó preocupada Luana del Instituto D-8 Santa María de la Ciudad Blanca.
El curso de Eli del Instituto D-176 “Madre de Jesús” es muy unido y tratan de complementarse para concretar lo que se propongan desde una obra de teatro en inglés hasta algún trabajo práctico en particular. La pandemia los marcó de lleno y aun así no bajan los brazos. “Lo que más me preocupa es lo que me falta y lo que me perdí. Capáz que me pierdo el viaje a Bariloche, la recepción y no sé cuando voy a empezar la facultad. Es como que se te llena mucho la cabeza con lo que te falta y estás mal por lo que te perdiste. Son feas sensaciones pero tratas de no pensarlo porque no es la idea de pasar toda la cuarentena mal”, dejó en claro la actual presidente del Centro de Estudiantes y amante del rock nacional.
Entre signos de preguntas y puntos suspensivos
El viaje de egresados y la recepción son dos de las metas más trascendentales para los gurises. En ambos casos, no hay nada confirmado todavía ni fecha en el calendario, todo está sujeto a las correspondientes habilitaciones y a cómo vaya evolucionando la pandemia. De igual manera, los adolescentes no pierden la fe y sueñan con tirarse en la nieve de Bariloche o ingresar con sus familiares a la ansiada cena de gala.
Las pasantías, el contacto más directo con el mundo del trabajo, también están en veremos. Por el momento algunos estudiantes ya mantuvieron contacto con profesionales a través de videollamadas con el objetivo de despejar dudas sobre su carrera universitaria. Sin lugar a dudas, el último año de la secundaria es clave para construir la vocación y pensar en el futuro. Lucía y Luana estudiarán medicina en Santa Fe, mientras que Eli se vinculará a las ciencias políticas en la misma ciudad.
-¿Cuáles son las expectativas para este año?
-Lucía Wagner (LW): Espero que todo termine pronto y que podamos tener al menos un mes de clases para cerrar contenidos y compartir entre todos. Quiero cerrar bien esta etapa.
-Eliana Elsesser (EE): Hay miedos e incertidumbres. La verdad, el sueño de nosotros es volver lo antes posible y pasar el mayor tiempo posible juntos, y que en ese tiempo podamos hacer todas las cosas que nos perdimos como el campamento, que quizás no va a ser con toda la escuela aunque sea con nosotros. Cumpleaños, comidas, palabras de los profesores. Por el año que viene no espero mucho, necesito volver este año.
-¿Cómo fueron las clases desde la virtualidad?
-Agustina Yosbere (AY): Para mí, tener clases virtuales fue un alivio porque era como que se quitaban horas de escuela. Pero también se extraña lo presencial. En las clases virtuales tenés problemas de Wifi y no es lo mismo para entender las cosas si te lo indica el docente por Zoom que tenerlo en el aula todo el tiempo. Actualmente, tenemos clases por Zoom y además nos mandan el material a través de una página que crearon desde la escuela, donde van subiendo todo el contenido y las actividades de todos los cursos.
-Luana Lema (LL): A mí no me dan clases. Directamente me mandan los trabajos y a veces proponen un Zoom para explicar por si hay dudas. No es que me cuesta mucho lo del colegio, así que lo hago fácil pero siempre hay algo que no tenés una explicación clara y a veces cuesta. Dentro de todo, como curso nos ayudamos mucho. Lo mejor de la virtualidad es que lo podés hacer tranquila desde tu casa. Con el encierro no te dan ganas de nada. Entonces pararon un poco y mandan cada dos semanas.
-EE: Al principio se me complicó porque veía el Classroom y no entendía nada sobre cómo subir trabajos. Estaba resignada y decía “esto no lo quiero”. Lo odiaba al Classroom. Ahora sí me gusta porque lo aprendí a querer, a parte tiene un montón de herramientas. Entrás a tareas pendientes y tenés todo. No precisas anotarte nada porque está todo ahí. A nosotros nos dan bastantes Zoom, tenemos algunos que ya están planificados y después hay algunos que se van sumando en horarios que queden libres. En cuanto a los horarios, es cuestión de acostumbrarse. Acá no hay horarios concretos y lo podés hacer a la madrugada. Te manejas vos tranquila y a tus horarios. Si se te juntan muchos trabajos, no pasa nada y te lo contemplan.
-¿Qué es lo que más extrañan del colegio?
-LW: Creo que el contacto con algunos profesores. Algunos les tenía mucho cariño. Capáz que estar en el aula con ese profesor y hacer jodas o chistes. Uno extraña eso. A veces uno piensa que el profesor ni se interesa por vos y capaz algún día yo estaba mal, se me veía en la cara y el profesor venía y me preguntaba. O trataba de hacerme sentir bien. Se extrañan esas charlas.
-LL: A la gente, que quizás nunca le prestaste atención pero que está ahí. Extraño ver a mis amigas y hablar. Extraño a los profesores, que te preguntaban qué ibas a hacer, si necesitabas ayudas. Extraño tener algo que hacer porque a la mañana iba al colegio, a la tarde a educación física y veía gente y me relacionaba con ellos.
-EE: Extraño a mis amigos y amigas, aunque en realidad no me puedo quejar mucho porque nos juntamos en la cuarentena con algunos de mi curso cuando las reuniones estaban habilitadas. Extraño a los profesores. Hay profesores que me caen bien porque te ayudan, te preguntan cosas sobre tu futuro. Me imaginaba los recreos con música, la estudiantina, el campamento, que eran extra áulicas pero re importantes.
-AY: Las horas de taller que teníamos nosotros. No estamos pudiendo hacer nada práctico, solamente tenemos teoría. Las materias de taller es mucho más fácil entenderlas viendo las cosas y realizando lo práctico. Los profesores están a disposición todo el tiempo para consultas. Le enviás un trabajo, te lo corrigen y te lo mandan de vuelta. Se encargan de explicarle bien a los alumnos, más allá de las horas de la escuela.
José Prinsich
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