Comenzó a estudiar música cuando tenía 12 años en lo que fue la recordada “Casa Magrán” (calle 9 de Julio, casi Sarmiento), un tradicional negocio de ramos generales. Era un comercio dedicado a la caza, camping, ropa, artículos del hogar, librería, bazar, juguetería y mucho más. Lo que no había en Casa Magrán, prácticamente no existía en el mercado.
Y en Casa Magrán, además de todo, había profesores de música. Con uno de ellos comenzó Miguel Ángel López, un niño inquieto y curioso de las melodías. Un apasionado de las notas, los instrumentos y las orquestas de la época.
Posteriormente, López siguió estudiando en Paraná, donde concurría a una academia de acordeón. El profesor que le tomaba anualmente los exámenes era –ni más ni menos- que Constancio Carminio.
Carminio no fue un músico más. Actualmente, la Escuela de Música, Danza y Teatro de Paraná lleva su nombre, en homenaje al primer profesor y director de la institución. Fue quien dedicó su vida entera a formar profesionales de la música.
Una vez recibido, Miguel Ángel López decidió encarar su propio emprendimiento. Fue así que comenzó a dictar clases de acordeón en el recordado Cine Gallo. Luego lo haría en escuelas privadas y el Hogar de Jóvenes.
No sólo la ciudad de Viale fue su lugar de enseñanza. Durante años dictó clases en academias de Tabossi, Seguí, María Grande y Paraná. Había meses que por su academia pasaban hasta 80 alumnos. Según pudimos recabar en base a diversos registros, López enseñó a lo largo de su vida a unos 3.400 alumnos.
En tanto, el docente y durante casi veinte años tuvo a su cargo el taller de Música Municipal y trabajó cuatro años en Escuelas de Adultos del Consejo General de Educación.
“Además de dar clases, integré cientos de orquestas”, le cuenta López a NuevaZona en su academia del barrio Alborada. Se trata de un ambiente pequeño y sencillo, pero cargado de todo tipo de instrumentos musicales y diplomas al por mayor.
Casa de herrero
Luchi, uno de sus hijos (también músico), siempre recuerda que no resultaba para nada sencillo tener que presentarse con una de las bandas que integraba junto a su papá. Por falta de tiempo, debían ensayar arriba de la camioneta y en pleno viaje. “Es que mi casa todo el día estaba lleno de alumnos y no había demasiado tiempo para que nosotros podamos ensayar”, cuenta con una sonrisa.
50 años
El próximo 10 de septiembre, López estará cumpliendo cincuenta años con la música. Para ello, un grupo de amigos prepara por estas horas una lista enorme, extensa, casi infinita, de quienes recibieron las enseñanzas del “señor-música”.
La idea es realizar un festival abierto y al aire libre para conmemorar cincuenta años de profesión. Cincuenta años de toda una vida dedicada a las melodías.
Y para festejarlo, qué dudas caben, lo harán como se merece y como no podía ser de otra manera: con mucha, pero mucha música. Celebremos !!
(Fabricio Bovier)