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“Ni Una Menos”: se registran 137 femicidios en lo que va de 2024 en Argentina

Según el Observatorio de Violencias por Motivos de Género “Mercedes Pagnutti”, la mayoría fue a manos de vínculos afectivos, pero también hubo muchos en marco de criminalidad. Entre Ríos registra cinco casos en lo que va del año.
En un nuevo aniversario de la creación del movimiento Ni Una Menos tras el hartazgo social por los crímenes con motivo de violencia de género, que fue disparado a partir del asesinato de la joven Chiara Páez en Rufino (Santa Fe), el Observatorio de Violencias por Motivos de Género “Mercedes Pagnutti” dio a conocer los resultados de su relevamiento de femicidios, trans-travesticidios y lesbicidios entre enero y mayo de 2024, basados en su investigación a partir de información periodística.

Entre los resultados del relevamiento se encontró que entre enero y mayo del 2024 se registró el país un total de 137 muertes violentas, y como consecuencia, un total de 78 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos de madre. Ese total se desglosa en 132 femicidios, dos trans-travesticidios y tres lesbicidios (el resonante caso del ataque a cuatro mujeres en una pensión en Barracas).

Cerca del 75% de los femicidas conocían a las víctimas: el 35% eran sus parejas, el 18,2% exparejas, 12.4% familiares, y 8.8% conocidos de las víctimas. Entre enero y mayo de este año, 102 víctimas de femicidios fueron asesinadas por varones conocidos, de los cuales, 73 tuvieron una relación sexoafectiva con sus víctimas.

En el orden por provincia, el total de las 137 muertes violentas se desglosa y Buenos Aires fue primera con 61 casos. La segunda en la lista es Santa Fe con 14 casos, y Chaco tercera con ocho. Misiones, Salta, Mendoza y Córdoba comparten el cuarto lugar, con seis casos. Les sigue Entre Ríos con cinco, mientras que San Luis, Chubut, San Juan y Santiago del Estero tienen tres casos respectivamente. Neuquén, Río Negro, Corrientes y Tucumán tienen dos. Tierra del Fuego, Santa Cruz, La Rioja y Formosa tienen un caso cada provincia, mientras que Catamarca, La Pampa y Ciudad de Buenos Aires celebran no contar con ningún caso.

La tasa nacional de femicidios cada 100.000 habitantes en los primeros cinco meses de este año fue de 0,30. Al analizar las tasas provinciales, el Observatorio referenciado en el equipo de género de la concejala Norma López encontró que 10 jurisdicciones presentan tasas superiores a la nacional (Chaco, San Luis, Tierra del Fuego, Chubut, Misiones, Salta, Santa Fe, San Juan, Buenos Aires y Entre Ríos), y la provincia de Chaco (0,70), duplica la tasa nacional.

En su informe, se destaca en torno a los homicidios por razones de violencia de género que las mujeres heterosexuales representan un 90,5%, las mujeres trans 2,2%, lesbianas 2,2% y varones un 5,8% (estos últimos, víctimas de femicidios vinculados).

En torno al rango de edad de las víctimas, un 43,8% tenía entre 25 y 44 años, mientras que entre 15 y 24 años de edad se registra un 18, 2%. Por su parte, las proporciones inferiores se encontraron entre los 0 a 14 años (6,6%) y de 55 a 64 con un 8,8%, y más de 65 años con un 10,2%.

Mayoría a manos de vínculos afectivos
Durante el período analizado, en Argentina los datos sistematizados por el Observatorio “Mercedes Pagnutti” indican que el 46,7% de las víctimas murieron en manos de sus parejas o exparejas y el 10,9% por un familiar en cualquier grado de parentesco. Esto deja en evidencia que el 57,6% de los crímenes se produjeron en el círculo de cercanía de las víctimas.

Los femicidios en contexto de criminalidad fueron un 13,1%. Estos asesinatos se hicieron más visibles en los últimos años, ya que se observa e investiga la variable de género y se visibiliza a mujeres y diversidades siendo parte de bandas narco-criminales como salida económica o negocio heredado, y son acribilladas por ajuste de cuentas o en balaceras al encontrarse en la línea de fuego.

Los femicidios vinculados constituyeron un 6,6%. Y el total de sus víctimas fueron varones heterosexuales, adultos y niños, asesinados por hombres parejas o exparejas de mujeres heterosexuales.

El informe destaca como capítulo aparte a los crímenes por lesbo-odio ocurridos en el mes de mayo, que fueron noticia nacional cuando un hombre incendió la habitación donde se encontraban cuatro mujeres, tres de las cuales murieron a causa de las quemaduras.

Ese triple femicidio representa un 2,9%, y este causal significa para el equipo investigador que “la orientación sexual, la identidad y/o expresión de género son los móviles discriminatorios por los cuales se asesinan a quienes no responden a la heteronorma”, y visibilizar los crímenes por odio de acuerdo a la identidad de género autopercibida de las víctimas.

Desde el Observatorio reflexionaron en torno a este triple femicidio y el contexto del país: “Sabemos que durante las crisis económicas aumentan las situaciones de violencia por motivos de género, con un Gobierno Nacional que refuerza y legitima los discursos de odio, se materializan en crímenes como los lesbicidios de Andrea, Pamela y Roxana. El odio mata, en las calles y en nuestros hogares. Las tres, lesbianas, padecían hostigamiento por parte del femicida. Hoy sus nombres son bandera de resistencia y lucha de los movimientos y organizaciones que reivindican sus identidades, porque lo que no se nombra no existe”.

En una proporción menor se observan los suicidios feminicidas con un 2,2%, categoría que contextualiza a quienes fueron víctimas de violencias por motivos de género y deciden terminar con sus vidas. Por último, el 10,9% representan casos que carecen de datos en las fuentes, ya sea por reserva en la investigación o por datos no incluidos en los medios de comunicación.

Desde el Observatorio reflexionaron a partir de los resultados de su informe y el contexto histórico: “La eliminación del Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad en Santa Fe, preocupa y se hace carne en el reclamo de diferentes organizaciones. Como así también el alarmante vaciamiento de la Secretaría de género e Igualdad de la provincia, que deja en evidencia que el ajuste es violencia. Un ajuste violento que comienza con las trabajadoras y trabajadores y se concreta en el retiro del Estado a la hora de dar respuesta a la marea de situaciones de violencia por motivos de género y sus efectos, con las que convivimos mujeres, diversidades y niñeces”.

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