Los Bomberos Voluntarios como entidad en Seguí llevan 35 años de existencia en esta ciudad y Raúl Solier es uno de los más experimentados. El actual jefe cuenta en su haber con 30 años de trabajo en esta profesión que requiere un especial sacrificio.
En diálogo con El Observador narró el momento en el que pasó a integrar esta entidad. “Me sumé luego de un incendio que hubo en la ciudad en 1989. Entonces se comenzó a promocionar el tema de Bomberos ya que faltaba personal, desde la fábrica en la que trabajaba (y aún lo sigo haciendo) propusieron si un grupo de gente podía sumarse. Fuimos unos 20 y de todos quedé yo; desde entonces pasé a ser uno más del cuartel hasta el día de hoy”.
Aquellos primeros tiempos, se prestaba el servicio con elementos muy distintos a los de los tiempos actuales. “Teníamos una Chevrolet Apache, nos habían donado un Rastrojero y un Ford 600 que lo teníamos con una motobomba, pero era un cisterna. Usábamos mamelucos o ropa de grafa que la Cooperativa de Agua nos había donado”, recuerda.
El crecimiento del Cuartel ha sido notable, llegando a estar muy bien equipado. “A lo largo de los años la Asociación supo administrar muy bien los ingresos sea de subsidios o de cualquier aporte. Gracias a eso se pudieron adquirir herramientas, ropa y renovar el parque automotor. Si no fuera por eso, hoy no estaríamos con este buen presente. Recorro la provincia y he visto cuarteles que no están en buenas condiciones, por eso es elogiable lo que se logró en esta ciudad”, resalta.
Para la continuidad de la entidad, es fundamental la incorporación de Voluntarios. “Hace unos meses rindieron examen tres aspirantes y pasaron a Bomberos. Somos 21, es un buen número para cubrir la zona de influencia que tiene el Cuartel. Llevo unos 6 años como jefe y hay una brecha grandísima entre los grandes y la gente que se viene sumando. Los más chicos no quieren meterse en la jefatura, pero de a poco se va dando la renovación que es necesaria. Personalmente voy a seguir mientras el estado físico me responda”, cuenta Raúl.
Sobre los consejos para quienes atraviesan los primeros años, comenta que “lo principal es tener cuidado y ser responsable. Estamos en situaciones muchas veces riesgosas y hay que actuar de manera consciente. Son cosas importantes”.
Solier en su extensa trayectoria ha intervenido en centenares de hechos en la ciudad y en la región. Pero a la hora de destacar uno que lo hay impactado, no duda en recordar el incendio de Cartocor, la fábrica de cartones corrugados ubicada en el Parque Industrial de Paraná, siniestro que se desató en una mañana de agosto de 2006. “Fue impresionante. Estuvimos trabajando con todas nuestras fuerzas durante dos días junto a Bomberos de toda la región que llegaron para tratar de controlar esas llamas. Fue un incendio de enorme magnitud, nunca viví algo igual. Durante esas horas dejaba de trabajar y me iba a Paraná, volvíamos a la madrugada a Seguí y nuevamente a mi trabajo. Sin descanso”, relata.
Según las noticias de aquel entonces, el siniestro afectó a más de 1.000m2 del predio, la temperatura superó los 2.500 grados centígrados y comenzó por un cortocircuito donde se almacenaban materiales altamente combustibles. Debido a ello y a la acción del viento, las llamas se extendieron rápidamente por el inmueble. Por la magnitud del incendio fueron convocadas todas las dotaciones de Bomberos existentes en la capital entrerriana y además llegaron autobombas desde Santa Fe, Diamante, Seguí, Crespo, Cerrito y otras localidades cercanas.
Cerrando la charla el actual jefe del Cuartel se detiene en resaltar lo más significativo que rodea ser bombero: “Cuando auxiliás a alguien que no conocés y te agradece a pesar del infortunio que le toca vivir, sea un accidente o un incendio. Es cuando hacés lo humanamente posible para ayudar a una persona y te lo devuelve con un ‘gracias’. También es muy valioso tener compañeros y construir amistades”.