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Salud Mental: La importancia de hablar y buscar ayuda.

Salud Mental: La importancia de hablar y buscar ayuda.

Evelyn Acebedo, licenciada en Psicología, participó del programa Todo Pasa de Radio Max.

La dificultad de expresar emociones.

Nos cuesta hablar de las cosas que nos hacen sentir emociones que no logramos manejar. Hay distintas razones para esto: variables relacionadas con no estar acostumbrados a transitar ciertas experiencias y una gran tendencia a buscar únicamente lo positivo y que fluya. Muchas veces buscamos escapar porque enfrentar estas emociones requiere más esfuerzo y compromiso.

Es sumamente positivo, sin importar la generación, buscar el camino para hablar de aquello que nos preocupa o nos alegra. El poder expresarlo sana muchísimo más de lo que imaginamos. Muchas veces, los pensamientos y emociones que dan vueltas en la cabeza toman formas y dimensiones que, al lograrlos soltar, nos damos cuenta de que el ‘monstruo’ no era tan grande.

Ansiedad y ataques de pánico.

La ansiedad es funcional en tanto y en cuanto nos active y funcione de forma normoadaptada, manteniéndonos en la alerta necesaria para estar a la altura de la demanda de la amenaza. Pero cuando la ansiedad es sostenida, permanece incluso sin que haya amenaza muchas veces aparecen episodios de pánico o ansiedad cuando se descomprime la amenaza. Se manifiestan con palpitaciones, pensamientos irracionales y circulares sobre el mismo tema, sudoración, miedo a la muerte y sensación de pérdida de control de la situación.

Comunicación familiar y diálogo abierto.

Arrancaría por abrir la puerta para hablar y aguantar aquellas respuestas que no nos gusten. Gran parte de los conflictos en los diálogos internos de las familias tiene que ver con la censura de ciertos contenidos.

Es muy difícil estar preparado; a nadie le gusta escuchar que a su hijo le están pasando cosas feas. Uno de los aprendizajes más duros como padres es entender el privilegio de poder acompañarlos en situaciones dolorosas que podríamos haberles evitado, pero sin soltarles la mano: que puedan elegir y equivocarse sin perdernos como sostén.

Tiene que ver con la incapacidad de sostener el dolor del otro, porque nos conecta con el propio, y a veces no tenemos ganas de enfrentarlo. Es la máxima expresión de una emoción, y no siempre contamos con las herramientas para manejarla y conectarnos con ella.

Autoconocimiento y manejo emocional.

El autoconocimiento implica permitirnos espacios para conocernos: cómo nos comportamos cuando estamos tristes, ansiosos o enojados, y cuáles son las antesalas de ciertos estados de ánimo que pueden generar conflictos. Es un trabajo interno, y cuando nos reconocemos en nuestras distintas emociones y comportamientos, también podemos identificar en los demás qué emoción hay detrás y no tomarla personalmente: el enojo del otro no tiene necesariamente que ver conmigo.

El miedo nos inhibe: así como nos protege, también nos impide experimentar muchas cosas.

En ningún manual dice que uno tiene que poder con todo solo. Necesitamos llorar, descargar, detenernos y luego volver a intentar.

Muchas veces se interpreta que pedir ayuda significa haber fallado o haber hecho algo mal, y no necesariamente es así: al contrario. Pedir ayuda es de valientes; la terapia es de valientes.

Hay mucha gente que cree, con ilusión, que una sola sesión lo soluciona todo, y no es así. La búsqueda del psicólogo o terapeuta es importante: debemos sentirnos cómodos con quien elegimos. Si eso no sucede, tenemos derecho a buscar a otro, porque se trata de nuestra salud, de nuestra mente y de nuestro corazón.

Presencia de psicólogos en distintos espacios.

Lo ideal sería que haya presencia de psicólogos no solo en el ámbito hospitalario, sino también en escuelas, clubes, grandes empresas, municipios y otros espacios de encuentro. Es fundamental contar con un espacio de escucha y, a su vez, con mayor cantidad de personal capacitado.

Redes sociales y autoconocimiento.

Muchas veces, el deseo interno de que algo sea nuestra realidad surge cuando buscamos mostrar algo que no somos o aparentar. Es importante entender que el éxito o la popularidad son estados momentáneos y transitorios.

Hoy existen muchos seudoinformadores y, a su vez, seudoinformados. Además, encontramos la necesidad de compartir lo que les sucede sin filtros, lo que genera otro problema importante, sobre todo en adolescentes, que atraviesan un consumo intenso de redes sociales. Por eso es fundamental controlar tanto la cantidad de tiempo frente a las pantallas como el tipo de contenido que se consume. Hay contenidos que refuerzan conductas dañinas y que no promueven hábitos de autocuidado.

Autocuidado y trabajo interno.

Las conductas de autocuidado y el trabajo personal de autoconocimiento son la base.
Mi mayor fortaleza es el conocimiento de mis mayores debilidades. Si sé cuáles son mis talones de Aquiles, puedo protegerlos mejor. Pero para eso necesito hacerme cargo de que existen, reconocer dónde están y encontrar el modo adecuado de resguardarlos. Y ese camino implica entrar en contacto con las propias miserias.

Cinco minutos de nada, de pensar en nada, son fundamentales: no perdemos nada y es una riqueza total.

Prevención del suicidio.

Había muchísima gente que desconocía que contamos con el 0800. Esto no debería limitarse solamente a septiembre: aunque es un mes complejo, sería ideal reforzar estos contenidos en dos momentos del año, por cuestiones de clima. La persona que piensa o contempla la posibilidad de suicidio no está pudiendo sostener una realidad que no va a permanecer para siempre; el tema es atravesarla, y es fundamental hacerlo acompañado y contenido.

No duden en buscar ayuda. Eso que en este momento parece que nos va a consumir, va a pasar. Y para los padres, estamos tan expuestos como los chicos: también necesitamos pedir ayuda. Todos tenemos puntos frágiles y todos somos vulnerables; necesitamos apoyo. Para los papás, el sostén principal es no perder el contacto con los hijos, y si no encuentran la manera, busquen ayuda para poder mantenerlo.

Sería genial que se pudiera dar un espacio mucho más amplio a la salud mental en toda su totalidad, incluyendo tanto a la psicología como a la psiquiatría. Es fundamental desmitificar la figura del paciente psiquiátrico y del usuario de psicología, y para ello es necesario que existan más espacios, no limitados únicamente a los hospitales.

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