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Sífilis: en sólo cinco años, se cuadruplicaron los casos de la enfermedad

El pico se da en el grupo de 15 a 24 años. Los profesionales hablan de un “fenomenal” y “alarmante” aumento en los casos. Crece la preocupación.

Sífilis, una enfermedad de transmisión sexual que volvió con todo

En sólo cinco años, se cuadruplicaron los casos de sífilis. El pico de la enfermedad se da en el grupo de 15 a 24 años y crece la preocupación entre los profesionales de la salud.

 

En el sector de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) del Hospital Muñiz abrieron el 2 de enero de este año un documento en el que registran todos los casos de sífilis que diagnostican: “Estamos viendo alrededor de 50 casos por mes de sífilis infectante. Y por cada caso índice se calcula que hay 10 no detectados. Es una barbaridad”, aseguró a Clarín Viviana Leiro, integrante del servicio de Dermatología (donde funciona el consultorio de ETS).

 

Tras la suba de la cantidad de casos, los profesionales de la salud hablan de un “fenomenal” y “alarmante” aumento, que genera preocupación.

“Se está viendo desde hace varios años en hombres que tienen sexo con hombres, en mujeres transgénero, pero también en la población en general”, aseguró al mismo medio Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y director de Investigaciones Médicas en la Fundación Huésped.

 

Por su parte, Analía Urueña, infectóloga de Helios Salud, consultora hasta el mes pasado de Unicef e integrante de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) dijo que “el personal de salud está sensibilizado, percibe un aumento en toda la población, en gente joven especialmente. La sífilis no discrimina: como el VIH, se encuentra en cualquier estrato social”.

 

En nuestro país, la tasa de casos reportados en varones y mujeres se cuadruplicó entre 2013 y 2018 (creció un 330%: pasó de 11,7 a 50,4 cada 100 mil habitantes), con un pico en el grupo de los jóvenes de 15 a 24 años. En 2018 se notificaron 22.428, casi un 16% más que en 2017. También crecen año a año los casos de sífilis congénita (transmitida de madre a hijo durante el embarazo).

 

En tanto, las estadísticas del Hospital Muñiz, en los 10 años transcurridos entre 1998 y 2008 registraron 1.541 casos de sífilis temprana, una cifra cercana a los 1.236 diagnosticados en apenas la tercera parte del tiempo, de 2014 a 2017.

 

El promedio anual de ese trienio da 412. En 2018 hubo 481 casos. El Excel abierto a comienzos de 2019 contabilizaba 376 a mediados de agosto, cuando todavía faltaban más de cuatro meses para abrir un archivo nuevo.

 

El aumento de los casos también se da a nivel mundial. En Europa por ejemplo y por primera vez desde inicios del milenio se registró más casos de sífilis que nuevas infecciones por VIH, según un informe reciente del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).

 

Porqué sucede esto: “Las razones que explicarían este hecho incluyen cambios en las conductas sexuales, el uso de drogas de diseño y, sobre todo, la reducción de las medidas de protección en las relaciones sexuales. Este cambio de tendencias ha coincidido con la mejoría en el pronóstico de las personas con VIH tras la introducción del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARV), que parece haber llevado a una cierta ‘relajación’ en las medidas de prevención”, sostiene el Boletín sobre el VIH, sida e ITS de 2018 elaborado por la Secretaría de Salud.

 

“Los menores de 30 y los mayores de 50 prácticamente no usan preservativo. Los menores porque no vivieron la peor etapa del VIH y el sida y los mayores porque nunca lo usaron y ahora les cuesta adaptarse. El uso de alcohol y otras drogas legales e ilegales también tiene muchísimo que ver. A veces vienen al consultorio con una ETS, les preguntás cómo fue que la contrajeron y no se acuerdan ni cómo, ni con quién estuvieron, ni con cuántos, ni siquiera si lo disfrutaron. Y hay otra moda llamada chemsex, el uso de drogas potenciadoras para poder tener sexo con más de una persona durante varios días, que si bien en Argentina no se ve mucho, también se practica”, comentó al respecto Leiro.

 

Desde el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Jaime Altcheh, médico pediatra, agregó: “En el hospital vemos un aumento de sífilis adquirida en adolescentes porque no usan preservativo. Se ha perdido el miedo al VIH”.

 

“Es muy común que no se use el preservativo, o se use (con suerte) en la penetración, pero para el sexo oral no lo usa nadie. Estamos viendo mucha transmisión por esa práctica. Las lesiones en la boca son muy treponémicas, tienen la bacteria de la sífilis y son sumamente infectantes”, subrayó.

 

“Falla la información que reciben los jóvenes. La Ley de Educación Sexual Integral (ESI) no se brinda en muchas escuelas. Los cuidados en relación al cuerpo y a la salud sexual de las personas muchas veces tampoco son abordados en el ámbito familiar, por lo que queda librada al azar la información que puedan llegar a tener. La ESI es fundamental”, añadió.

 

“En las consultas, fomentamos el uso del preservativo como el único método anticonceptivo que previene las ETS, el único que pueden utilizar los varones con pene y que no provoca ningún efecto secundario sobre el cuerpo femenino o masculino. Dejamos entrever una perspectiva más política de los cuidados para que seamos las mujeres las que podamos exigir a nuestras parejas el uso del preservativo y en forma correcta. También el uso del campo de látex, cuando se hace sexo oral sobre la mujer. En usar el campo de látex sobre la vulva ni se piensa y los equipos de salud prácticamente no lo ofrecen como opción”, sentenció.

 

La sífilis es una infección producida por la bacteria Treponema pallidum (TP), que se transmite fundamentalmente por contacto sexual y vertical (durante el embarazo o el parto). Su evolución se divide en varias etapas: primaria, secundaria, serológica o latente y terciaria.

 

Si no se trata la infección, las lesiones -en el caso de que las haya- desaparecen espontáneamente y la infección permanece “dormida” durante un buen tiempo, sólo detectable a través de pruebas de laboratorio.

 

Varios años después sobreviene la etapa terciaria, cuyos síntomas pueden incluir dificultad de movimiento de brazos y piernas, parálisis, entumecimiento, ceguera y enfermedades del corazón. De uno a cuatro pacientes no tratados pueden padecer neurosífilis en cualquiera de las etapas de la enfermedad.

 

Durante el embarazo, para evitar la transmisión congénita (antes del nacimiento) y perinatal (durante el parto), la protección con preservativo (incluso en parejas estables) y el testeo cobran especial relevancia.

 

El control debe realizarse en los tres trimestres, algo que muchas veces no se cumple, advierten los profesionales.

 

La proporción de positividad en las pruebas que se les realizan a las mujeres embarazadas se duplicó de 2013 a 2018 (pasó del 2% al 3,8%).

 

La sífilis congénita puede producir aborto (muerte dentro del útero) o mortinato (feto que nace muerto). El riesgo en los nacidos vivos son las malformaciones, que se están viendo cada vez más.

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