La calificadora evaluó los niveles de riesgo de la industria bancaria de la región y ubicó entre los de mayor peligro a los de la Argentina y El Salvador. El mejor es el chileno.
- La calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P) anticipa más volatilidad en los mercados de la región durante los próximos trimestres debido a la incertidumbre política que perciben los inversores respecto de las políticas de las nuevas administraciones y el equilibrio de poderes que impulsará la agenda legislativa en los años venideros. Lo cual, según S&P, afectará a los sistemas bancarios de la región y sus niveles de riesgo.
-
Al respecto, evaluó dichos niveles para cada país, y del análisis de la industria bancaria regional arrojó que, tanto Argentina como El Salvador, tienen los mayores niveles de riesgo: 9 en la escala de 1 a 10. Le siguen Paraguay, Costa Rica, Honduras y Jamaica con un nivel de riesgo de 8, luego Guatemala con 7 y detrás con un nivel de 6 está Brasil, Colombia, Trinidad y Tobago, y con 5 México, Panamá, Uruguay y Perú, y cierra Chile con el menor nivel de riesgo en 3. Si bien la calificadora se muestra optimista con las perspectivas regionales, suponiendo que la Fed retrasará la baja de la tasa de interés y ello redundará en el mantenimiento de las políticas monetarias restrictivas, espera que los indicadores de calidad de activos se estabilicen a finales de este año y que empiecen a mejorar en 2025. “Es probable que las provisiones sigan siendo altas, lo que afectará la rentabilidad. Sin embargo, esperamos que el desempeño operativo se mantenga sólido gracias a los márgenes más altos de los bancos que los de sus pares internacionales. Los bancos seguirán operando con una sólida capitalización y liquidez”, señala.
Perspectivas bancarias
Para los próximos 12 meses las expectativas son que el ritmo de crecimiento del crédito se mantenga en un solo dígito y que haya un repunte de la demanda de crédito en el sector empresarial una vez que las tasas de interés caigan a niveles más asequibles. “Pero es probable que los bancos sigan implementando prácticas de originación conservadoras, dado el tibio ritmo de estabilización de la calidad de los activos”.
S&P reconoce que los bancos en América Latina están acostumbrados a operar en condiciones desafiantes y tienen sólidos niveles regulatorios de capital y liquidez, lo que los ayudará a navegar en un entorno más difícil. ¿Pero qué opina específicamente en el caso argentino?
Riesgo bancario en Argentina
Dice que en la industria bancaria argentina prevalecen desafíos importantes derivados de las condiciones soberanas, que obstaculizan el negocio y limita las calificaciones de entidades financieras. “El gobierno actual está trabajando para atender los desequilibrios económicos y sanear el balance del banco central, pero las mejoras tardarán en materializarse”, señala.
Por ende, agrega, la rentabilidad seguirá teniendo una alta dependencia de los títulos públicos y de las letras de regulación monetaria ante la lenta concesión de préstamos, al menos en el primer semestre del año. “Los indicadores de calidad de activos se mantienen manejables, dado el enfoque de los acreedores en segmentos menos riesgosos y niveles de aprovisionamiento satisfactorios”.
¿Qué más dice?: el gobierno actual ha logrado avances iniciales en la disminución del déficit fiscal y la inflación; también ha llevado a cabo importantes mejoras en la limpieza del balance del Banco Central, lo que ha cambiado la composición de activos de los bancos, al reemplazar los acuerdos de recompra del banco central por títulos públicos y Letras Fiscales de Liquidez (Lefi, emitidas por el Tesoro). “Los bancos mantienen una alta liquidez y solvencia regulatoria para hacer frente a la volatilidad, altos indicadores de capital regulatorio en medio de un mayor peso de los activos líquidos, así como distribuciones de dividendos manejables dada la continua generación de utilidades. La implementación de los instrumentos mencionados no debería afectar la disponibilidad de liquidez del sistema”.
“Los bancos siguen generando rentabilidad en términos reales, pero a un nivel menor que en 2023. Para 2024, esperamos una menor rentabilidad dado los menores niveles de tasa y cambio de mezcla de los activos, en parte mitigado por la eliminación de las tasas de interés mínimas para los depósitos a plazo y una menor inflación”.
Los indicadores de calidad de activos se mantendrán manejables: mejoraron a principios de este año con el castigo de casos corporativos en bancos del gobierno (los que todavía tienen una calidad crediticia más baja en comparación con los bancos privados), aunque esperamos tasas de desempleo más altas y una contracción de la actividad económica, las pérdidas crediticias generales del sistema seguirán siendo manejables dado el enfoque de los bancos en segmentos y clientes menos riesgosos y provisiones adecuadas.
¿Qué esperar el próximo año?: “Consideramos que la capacidad del Gobierno para mantener sus políticas económicas dependerá de que se fortalezca el apoyo político al programa de reformas. El Análisis de Riesgos de la Industria Bancaria por País de Argentina tiene una tendencia de riesgo de la industria negativa, incorpora el potencial impacto que los eventos adversos a nivel del soberano podrían tener en el fondeo y en el perfil crediticio del sistema financiero”.
FUENTE ámbito