XIJIAHE, China — Las víctimas de esta epidemia mueren espantosamente.
Primero, se presenta una fiebre muy elevada. La piel se enrojece y se pone color púrpura. Hay secreciones de los ojos y de la nariz, diarreas sanguinolentas y, en pocos días, la muerte. La tasa de supervivencia es casi nula.
Según los cálculos oficiales de China, el actual brote de peste porcina africana, la cual afecta a los cerdos, pero es inocua para los seres humanos, ha llegado a ser catastrófico. De acuerdo con el gobierno chino, más de un millón de cerdos han sido sacrificados. Más de mil millones de personas amantes de la carne de puerco se enfrentan a muchas más restricciones en el suministro. La necesidad de llenar este vacío está afectando a los mercados de la carne de todo el mundo.
Sin embargo, la realidad de la epidemia podría ser aún más tétrica. Muchos granjeros dijeron en entrevistas que no habían informado a las autoridades locales acerca de las infecciones potenciales entre sus animales. Otros dijeron que los funcionarios no habían respondido con rapidez a los brotes notificados.
Por consiguiente, muchos granjeros y analistas en materia de ganado suponen que esta enfermedad tan contagiosa ha infectado a más cerdos y en más lugares de los que los funcionarios chinos reconocen.
Cuando los cerdos de Ge Xiuxiu empezaron a morir este año, no informó a las autoridades. Ge, de 48 años, duda que el gobierno pueda darse el lujo de cumplir su promesa de compensar a los ganaderos como él que han sido afectados por el brote.
“Informarles no hubiera hecho ninguna diferencia”, comentó, de pie fuera de su granja en Xijiahe, un poblado de la provincia china de Shandong. “¿Quién habría hecho algo al respecto? Quien quiera hacer algo, tiene que pagar”.
La necesidad de combatir la peste porcina africana no podría ser más urgente para China, el país productor y consumidor más grande de carne de cerdo en el mundo. Sin embargo, parece que la respuesta oficial se amolda a un patrón de crisis anteriores relacionadas con la salud y la seguridad de la población en el país, incluyendo la epidemia de sida en la década de los noventa, el brote del síndrome respiratorio agudo grave a principios de la década de los dos mil y la contaminación generalizada de fórmulas para bebé en 2008.
La tendencia de las autoridades a ocultar esos problemas origina desconfianza en la población; lo que ocasiona que los problemas sean todavía más difíciles de resolver.
En la crisis actual, no solo los ganaderos y los especialistas de la industria sienten desconfianza, sino también los consumidores. Algunos clientes chinos, que dudan sobre las declaraciones de que la enfermedad no daña la salud de las personas, están comenzando a evitar el consumo de carne de cerdo.
La peste porcina africana, para la cual no existen tratamientos ni vacunas, se ha extendido a todas las provincias y regiones de China; también ha cruzado la frontera a Camboya, Mongolia y Vietnam. Los analistas del banco holandés Rabobank, el cual otorga enormes préstamos a la industria agrícola global, han predicho que China producirá entre 150 y 200 millones menos cerdos este año debido a los que han muerto por la infección o que han sido eliminados. Eso sería una parte considerable de los 700 millones de cerdos sacrificados en China en 2018.
La economía china, ya en desaceleración, está comenzando a sentir los efectos. En marzo, los precios más elevados de la carne de puerco contribuyeron a subir la inflación a su nivel máximo en cinco meses. El suministro de cerdos vivos del país ha descendido en una quinta parte desde hace un año. El gobierno, adelantándose a la escasez, ha traído carne de cerdo congelada para aumentar su reserva estratégica. Los futuros del puerco en Estados Unidos han repuntado mientras los operadores financieros le apuestan a que China compre más carne estadounidense.
China ha introducido nuevos requisitos de higiene, ha impuesto cuarentenas y ha restringido el transporte de puercos. No obstante, esas medidas tendrán un uso limitado si las autoridades no tienen un panorama completo del problema, o si lo tienen pero no lo comparten con la población.
“No hay manera de controlar algo que no reconocemos que existe”, comentó Christine McCracken, analista del Rabobank. En los lugares donde no se denunciaron ni reconocieron las infecciones, los granjeros y los productores de carne de cerdo quizás no toman las precauciones de seguridad adecuadas, señaló. Incluso pueden estar vendiendo y procesando animales infectados. La peste porcina africana puede durar semanas o meses en la carne de cerdo cruda o congelada.
“Basta con que un pedazo de carne infectada entre a la cadena para contaminar todo de nuevo”, afirmó McCracken.
En todo el país, el momento y el patrón de los casos confirmados indican que las infecciones se están notificando en algunos lugares mucho tiempo después de que los cerdos se enferman, señaló Bi Jie, especialista en ganado en Tai’an, una ciudad de la provincia de Shandong.
En agosto del año pasado, el gobierno informó sobre el primer caso de la peste porcina africana en China, en la provincia de Liaoning, al noreste. En pocas semanas, se estaba informando de otros casos en provincias situadas a cientos de kilómetros al sur.
Es poco probable que la enfermedad haya viajado tan rápido, afirmó Bi. Es más factible que los cerdos se hayan infectado en todos estos lugares semanas antes de que se anunciaran oficialmente los brotes. “Si analizamos la situación de la que se está informando, hay cosas que no pueden explicarse”, afirmó.
El Ministerio de Agricultura no respondió a la solicitud que se le envió por fax para hacer comentarios.
Shandong, donde se ubica Xijiahe, es la segunda provincia más poblada de China y una gran productora de cerdos. Sin embargo, hasta ahora, el gobierno nacional ha confirmado solo un caso de peste porcina africana en Shandong.
Antes, en repetidas ocasiones, los productos porcinos de Shandong obtuvieron un resultado positivo en las pruebas de esta enfermedad en Taiwán y la ciudad de Hangzhou, al este. Sin embargo, las autoridades no informaron de infecciones en ese momento en Shandong.
Las oficinas de inspección sanitaria animal en la capital provincial de Shandong, Jinan, no tienen suficiente personal ni financiamiento, de acuerdo con un informe interno publicado en enero por los administradores de Jinan y consultado por The New York Times.
“Esto dificulta hacer lo necesario para prevenir y controlar la peste porcina africana”, decía el informe.
Hace poco, después de que los reporteros descubrieron varias pilas de cerdos pudriéndose cerca de las aldeas de Shandong, un funcionario local fue cuestionado en la televisión si tenía conocimiento de los tiraderos ilegales. La presentadora de televisión repitió esta pregunta ocho veces antes de que el funcionario, visiblemente incómodo, admitiera que no.
En Hejiage, una aldea de Shandong, He Shuxia perdió algunos cerdos este año debido a lo que parecía ser la temida peste. Sin embargo, no dio aviso a las autoridades.
Los animales murieron muy rápido, señaló He. También tenía miedo de contaminar más su granja al recibir a forasteros o salir de ella.
En el condado cercano de Junan, ningún ganadero se ha comunicado con el centro de control de enfermedades de la Oficina de la Industria Pecuaria para informar acerca de posibles casos de peste porcina africana, señaló Zhao Guihua, vicedirector del centro.
No obstante, Zhao mencionó que había recibido una llamada de un ganadero cuyo cerdo masticó un cable y se electrocutó.
Cuando se le preguntó por qué los ganaderos no habrían informado sobre cerdos infectados, Zhao dijo que la única razón que se le ocurría era porque no tenían ninguno.
La escasez de carne de puerco en China depende de la rapidez con que los granjeros empiecen a volver a criar cerdos.
En Hejiage, He afirmó que todavía tenía temor de hacerlo. Ge, en Xijiahe, comentó que él y su esposa tal vez intenten cultivar fresas este año.
“No nos queda nada”, señaló.
fuente infobae