la historia de Ignacio Albarracín, pionero en los derechos de los “más indefensos”
La fecha para celebrar a los animales se eligió en honor al abogado cordobés y su lucha incansable. Un repaso de quien pasó más de la mitad de su vida impulsando el cuidado y el respeto por sus mejores amigos.
Ignacio Albarracín, de profesión abogado, pasó más de la mitad de su vida luchando por derechos de los animales.
Ignacio Lucas Albarracín fue un reconocido abogado cordobés que estuvo a cargo por más de 40 años de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales. En su honor cada 29 de abril en el país se celebra el Día del Animal ya que falleció en esa fecha en 1926. Un repaso de su arduo trabajo y lucha para impulsar los derechos de “sus mejores amigos”.
Albarracín nació en Córdoba pero creció en San Juan, luego se trasladó a Buenos Aires para estudiar en la Facultad de Derecho y al tiempo fue secretario personal de Domingo Sarmiento con quien formaría una estrecha amistad. Su verdadera pasión nunca fueron los libros y las leyes, pero sí fueron de gran ayuda para impulsar su causa y por la que lucharía el resto de su vida: defender a todos los animales y dejarlos de exponer a situaciones de maltrato.
Militó para terminar con la doma de potros, la riña de gallos, corridas de toros, la crueldad en la matanza para faenar animales, el tiro a la paloma, la protección a los equinos de tiro, etc. Además, fue de los primeros en manifestarse en contra de los zoológicos ya que “los enfermaba de nostalgia”.
Albarracín fue impulsor de la famosa Ley Sarmiento.
Fundó la Sociedad Argentina Protectora de los Animales y fue el impulsor de la Ley Sarmiento en 1891 que establecía actos punibles por los malos tratos hacia los animales, con penas de multas o arrestos para las personas culpadas. En 1908 organizó la primera Fiesta del Animal en Buenos Aires para homenajearlos, la primera fecha elegida para hacerlo fue casualmente el 29 de abril, pero por el mal clima debió pasarse al 2 de mayo.
Albarracín entendió que la educación sería un pilar importante para que generaciones futuras entendieran la importancia del respeto a los animales y por qué no se los debe lastimar. El jurista propuso “una lección por semana, durante media hora nomás para no tener niños terribles en las calles, y seguramente en sus casas, que no respetan a nadie”.
Entre los proyectos educativos que promulgaba estaba “Educación Humanitaria” que tenía el objetivo de “educar a buenas personas para el futuro”. “Sin la bondad, la civilización no es más que una mera palabra”, decía. De esa afirmación nació la idea de organizar una fiesta que abriera las puertas a la educación y el respeto sobre la vida de los “más indefensos”, explicaba. Además, fundó el diario Zoófilo Argentino, dedicado a promover los derechos de los animales, que duró 25 años. Recién en 1954, durante el segundo mandato de Juan Domingo Perón, se impulsó la vigente Ley 14.346 contra el maltrato animal.
Casualidades del destino o no, la última foto que se le tomó a Albarracín fue junto a uno de sus perros en su casa de Lomas de Zamora donde moriría de un paro a los 75 años. Hoy en día son muchas las organizaciones que luchan contra el maltrato animal e impulsan el cumplimiento de sus derechos. Lo cierto es que “el loco”, como lo apodaban, fue el primero en sentar bases y en perseguir una causa que pocos podían ver como esencial para la época.
Hay mucho por hacer por ellos aún y los casos de maltrato continúan, pero sin dudas su lucha no fue ni es en vano porque logró que generaciones futuras tengan la educación que tanto promulgaba para dejar de ver a un perro, un gato, un conejo o caballo como simples mascotas y sentirlas como acompañantes de vida.