“Una gran mayoría de modelos de simulación climática, tanto los dinámicos como los estadísticos, apuntan a un calentamiento de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial oriental, que emplazarían rápidamente a El Niño. Hoy nos encontramos en una fase neutral. Pero gran parte de la comunidad meteorológica está mirando con atención estos datos, porque podría no tratarse de un Niño convencional”, alertó el especialista en temas meteorológico, Enzo Campetella.
Y continuó: “Uno de los escenarios posibles es que El Niño que se desarrolle sea intenso, y pueda parecerse al súper evento de 2016 que desembocó en el récord de temperatura promedio que alcanzó el planeta. Para muchos científicos, ese escenario es entrar en un ámbito desconocido porque los niveles de gases de efecto invernadero no han dejado de crecer en los últimos años”.
En Argentina, un evento más fuerte abriría la puerta a mayor inestabilidad y un comportamiento asociado a una mayor cantidad de lluvias. “Queda por definir en caso, la persistencia y cantidad”, reconoció Campetella.
Los efectos a nivel mundial
En caso de confirmarse un súper Niño, esto podría tener impactos sociales, ambientales y económicos a nivel global.
En el caso de la temporada de huracanes, este panorama podría atenuar el desarrollo de sistemas sobre el Atlántico, pero daría combustible para ciclones tropicales más intensos y recurrentes sobre el Pacífico para la próxima temporada. De acuerdo a The Guardian, un escenario de este tipo podría conducir a un aumento de las temperaturas mundiales promedio y olas de calor sin precedentes. Hay que recordar que las olas de calor han venido en aumento en los últimos años a nivel global.
El 2016 fue el año más caluroso para la Tierra, en coincidencia con un super Niño. Ahora, los valores récord de temperatura de 2016 se vieron impulsados por El Niño. Para muchos científicos consultados por The Guardian, este escenario hará “muy probable” que el calentamiento mundial supere una anomalía de 1,5 ºC. por encima de los valores pre-industriales.
Con El Niño, no solo cambia el patrón de calentamiento de la atmósfera, sino que hay una variación en el comportamiento del viento en los diferentes niveles. Hoy ya se prevé que este año sea más caluroso que 2022. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) los últimos 8 años fueron alternadamente los 8 más calurosos jamás registrados.
Pero El Niño se produce durante el invierno del hemisferio norte y su efecto de calentamiento tarda meses en notarse, lo que significa que es mucho más probable que 2024 marque un nuevo récord de temperatura global. Por ello, la probabilidad de superar una anomalía de calentamiento de 1,5 ºC en el próximo quinquenio ya supera el 50 %. En el otro lado del mundo, Australia podría pasar de 3 años con exceso de lluvia a un período de sequías muy pronunciadas.