Ante el uso excesivo de las pantallas en niños en edades cada vez más tempranas, el hospital San Roque de Paraná y la Dirección de Salud Materno Infanto Juvenil del Ministerio de Salud alertaron sobre los problemas que pueden ocasionar como trastornos vinculares, miopía y estrabismo, entre otros.
La exposición de los chicos a las pantallas puede generar problemas en el desarrollo y crecimiento si no se los controla adecuadamente. En este sentido, el hospital Materno Infantil San Roque de Paraná y la Dirección de Salud Materno Infanto Juvenil (DSMIJ) del Ministerio de Salud de Entre Ríos, advirtió sobre las consecuencias y el impacto negativo que pueden tener los dispositivos en el correcto desarrollo postural, de la visión, y de los vínculos emocionales.
Al respecto, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) también alertó acerca de lo perjudicial que puede ser el uso desmedido de teléfonos celulares, tablets, computadoras, videojuegos y televisores. Por tal motivo, informaron que los chicos no deben estar expuestos a este tipo de dispositivos hasta los dos años, mientras que entre los dos y cinco años el máximo de consumo recomendado es una hora diaria.
Los efectos nocivos
El jefe del Servicio de Salud Mental del hospital San Roque, Emanuel Nessa, se refirió a las consecuencias que desencadena el contacto con pantallas en edades muy tempranas, como por ejemplo trastornos vinculares (aislamiento), depresión y ansiedad. Además, puede afectar tanto el desarrollo cognitivo como emocional y social. Por esto, es fundamental la atención y vigilancia de los familiares durante los momentos en que el chico está frente a una pantalla.
“Los padres son los que ofrecen un celular o tablet a sus hijos con el propósito de entretenerlos, pero es necesario que estén alerta de los contenidos a los que ingresan para asegurarse de que sean de alta calidad didáctica, apropiados para la edad y que contribuya al desarrollo” aseveró Nessa.
Si el uso se extiende durante muchas horas, el chico se aísla progresivamente y deja de buscar actividades con otros privilegiando la utilización de los dispositivos, lo que a su vez genera alteraciones y ansiedad porque necesita permanentemente el estímulo de la pantalla. Ante estas situaciones, Nessa sostuvo: “Cuando se manifiestan este tipo de conductas, se profundiza una problemática familiar o vincular de base que ya existía previamente”.
Acompañamiento de los adultos
A veces son los adultos quienes usan en exceso aparatos electrónicos, disminuyendo notablemente el tiempo y la calidad de los momentos de encuentro compartidos con sus hijos. Por ello, desde el Servicio de Salud Mental el abordaje de estos casos es interdisciplinario, es decir, intervienen psicólogos, psicopedagogos, terapistas ocupacionales y psiquiatras ya que las tecnologías son una problemática compleja y debe ser tratada desde diferentes perspectivas para propiciar instancias de diálogo entre el equipo, padres e hijos.
El desarrollo del cerebro del chico depende en parte de las experiencias que vive, por lo que la pérdida de momentos lúdicos tiene un fuerte impacto en su fortalecimiento. Por esto, es necesario que los adultos acompañen responsablemente el proceso de crecimiento y favorecer espacios de actividad física, juegos creativos, lectura, y estudio.
Problemas en la visión y la postura
Por su parte, la jefa del Servicio de Oftalmología del nosocomio, Virginia Reca, enfatizó que los menores de 3 años no deberían tener acceso a las pantallas, mientras que entre los 3 y 5 años se sugiere que el máximo de tiempo sea una hora. En el caso de los chicos entre los 6 y 12 años se puede extender hasta dos horas.
Respecto a los efectos nocivos que pueden traer aparejados la exposición a los dispositivos en materia de salud visual, Reca indicó que miopía (dificultad para ver correctamente objetos lejanos) y estrabismo (alteración en la alineación de los ojos) son las principales patologías por dicha causa.
Evolución de la vista
En esta línea, mencionó que en los primeros años de vida los niños sólo tienen desarrollada la visión cercana y, conforme a su crecimiento, es preciso que se estimule la lejana. No obstante, “si un bebé comienza a tener contacto con un celular a pocos centímetros de los ojos, es posible que se obstruya la evolución normal de la vista” agregó Reca.
En los casos en que se identifiquen signos de miopía o estrabismo es necesario consultar al oftalmólogo lo más pronto posible para tratar la patología y corregirla. Asimismo, se recomienda que el chico se haga controles del desarrollo visual a partir del año de edad y hasta los 8 años donde alcanza.
A su vez, la profesional destacó que si bien las patologías se pueden tratar, es fundamental la prevención y que los adultos estén atentos supervisando el uso de los dispositivos.
Por último, la pediatra del Área Infancia de la DSMIJ, Valeria Rodríguez Alcántara, agregó que la conexión a los dispositivos de forma prolongada genera problemas posturales como alteraciones de columna cervicodorsal y tendinitis en las manos. “También nos preocupa que este tipo de conductas deriven en sedentarismo y en consecuencia pueden provocar obesidad ya que durante el uso de los aparatos se ingieren comidas o snacks no saludables” concluyó.