Esto se desprende de un informe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA) en base a datos oficiales y con resultados que se fueron ajustando a la inflación
Según el trabajo, desde enero de 2016, en términos porcentuales el valor del ternero subió un 47 por ciento. Pero los costos para la actividad de cría, productora de terneros, lo hicieron mucho más. Así, por ejemplo, el costo para el control de la enfermedad de brucelosis subió un 288%, la vacuna antiaftosa un 253% y el costo para una pastura de festuca lo hizo un 272%. Entre otros rubros, el gasoil se encareció desde ese momento un 182% y el costo del peón de campo un 107%. En todos los casos los costos se ubicaron por encima del valor del ternero, es decir el producto que vende el productor.
Cuando se observa el negocio de invernada, de quienes hacen engorde de novillos, se da una situación parecida con costos que treparon mucho más que el valor del producto. Desde enero de 2016, el precio del novillo de la categoría de 391 a 430 kilos aumentó un 78 por ciento. En tanto, hubo productos veterinarios que subieron más de un 150% y un insumo clave en la alimentación como el maíz lo hizo un 162%. Además, los núcleos proteicos, compuestos para la alimentación, se estiraron a un 194 por ciento de suba.
En este contexto, el trabajo hizo un análisis de resultados netos antes de impuestos que refleja fuertes caídas. En este caso, los cortes para la evaluación se hicieron entre agosto de 2016 y agosto pasado. En agosto de 2016, en un planteo de cría (producción de ternero) en la región del norte de Córdoba se podía aspirar a un resultado neto de 402 pesos por hectárea. Ese resultado cayó a 66 pesos por hectárea en enero pasado, una merma de casi el 84 por ciento.
Para la cría en la cuenca del Salado, esto es en la región productora de Buenos Aires, en agosto de 2016 el resultado neto era de 2526 pesos por hectárea, pero se achicó a 916 pesos por hectárea en agosto de 2018, una baja superior al 60 por ciento. En tanto, para la provincia de Entre Ríos se pasó de un resultado neto en el mismo período de 1550 a 650 pesos por hectárea, una retracción del 58%.
En tanto, para la producción de novillos también se observan pérdidas en el resultado neto. En la pampa húmeda, un modelo de alta producción que podía tener un resultado neto de 6601 pesos por hectárea en agosto de 2016 bajó a 5339 en agosto pasado, un retroceso del 19%. En tanto, un productor con tecnología media que tenía un resultado de 1843 pesos por hectárea en agosto de 2016 retrocedió a un nivel de $912, 51% menos.
“Esa caída es hasta agosto pasado, pero como septiembre y octubre fueron meses de alta inflación esa baja (del resultado neto) podría ser más aguda”, alertó Ezequiel De Freijo, economista de la Rural.
“Existe un deterioro del negocio, ya que entre agosto de 2016 y agosto de 2018 hay una caída en los resultados de entre 60 y 80%, según el modelo de cría, y de entre 20 y 50%, según el modelo de invernada. Sabemos que tenemos el mejor rodeo del mundo, y es por esa razón que debemos cuidarlo. Pero es difícil que el negocio se encamine y prospere cuando entre enero de 2016 y octubre de 2018 el ternero aumentó apenas un 47%, pero para el productor muchos de los componentes de los costos se incrementaron entre un 172 y 272%”, apuntó Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Pelegrina llevó estos números a la reunión de la Mesa de las Carnes con el presidente Mauricio Macri que se hizo ayer.
El factor precio
¿Por qué no subieron más los precios al productor? El trabajo analiza también este punto y lo hace considerando la exportación. Si bien en 2018 las exportaciones finalizarían en 531.063 toneladas, con un alza del 70% con respecto al año pasado, 343.591 toneladas, equivalente al 65% del total, irían a China y Rusia, mercados de gran volumen pero de menor valor comercial que otros como Europa e Israel.
Para comparar, mientras las exportaciones con valores promedio de US$10.200 la tonelada subirán un 17% en volumen (de 160.395 toneladas a 187.465 toneladas), las que van a China y Rusia, con promedios de US$3800 la tonelada, se expandirán un 127%, de 151.657 a 343.598 toneladas.
Más allá del dato positivo de la suba de las exportaciones en general, falta que traccionen más las ventas con los cortes de mayor valor comercial. Lo que pasa con el auge de las ventas a China se refleja, por ejemplo, en la faena de vacas, cuya carne va para ese destino. Este año, la faena de vacas subiría un 14%, mucho más que el 3% de animales livianos o el 5% de novillos. Para la Rural, si las exportaciones siguen creciendo con este ritmo de faena de vacas a futuro el crecimiento quedaría obligado a venir por el lado de una mayor productividad o del peso de faena.
“Nos preocupa que el mayor aporte a la producción y a las exportaciones lo estén haciendo las vacas”, señaló Pelegrin.