Muralista, pintora, escultora, escritora y docente fueron las profesiones que Amanda Mayor eligió ejercer, pero hubo una que le tocó asumir, y no por eso lo hizo con menos pasión que a las anteriores: fue la de luchadora.
La artista nacida en Paraná el 7 de marzo de 1929 dedicó mucho tiempo de su vida en promover la defensa de los derechos humanos y la persecución de valores democráticos, fundamentalmente luego del golpe que significó la desaparición y el asesinato de uno de sus hijos en la tristemente célebre “Masacre de Margarita Belén” en la provincia de Chaco, el 13 de diciembre de 1976.
En ese periodo de lucha, en 1985 fue noticia nacional cuando pintó un mural en el aula magna de la Universidad del Nordeste de Resistencia, donde estudiaba su hijo Fernando, y que denominó “Argentina, dolor y esperanza”. Esta obra denunciaba la masacre con un cura presenciando una sesión de tortura, lo que provocó la inmediata reacción de la Iglesia que intentó, sin éxito, borrarlo definitivamente.
Luego, en 1995 fue co-fundadora de la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entrerrianos y en Entre Ríos (Afader). El paso del tiempo no sació su sed de justicia. De hecho pasó buena parte de sus últimos años en la provincia del Chaco, peleando por la verdad y buscando los restos de su hijo.
Finalmente murió el 7 de junio de 2005 sin una condena justa para los ejecutores de Fernando, del cual tampoco pudo hallar sus restos.
Su obra y estudios
Antes de que la dictadura le arrebate a uno de sus hijos, Amanda Mayor llevaba adelante una prolífica carrera artística y docente. Se recibió de maestra en la Escuela Normal José María Torres, de maestra de inglés en la Asociación Cultural Inglesa y profesora de italiano en la Escuela Dante Alighieri, todas instituciones de la capital entrerriana.
El establecimiento educativo con orientación a la lengua italiana y el Instituto de Cultura Hispánica, la becaron para realizar estudios de Historia del Arte en Roma y de Orientación Didáctica en Madrid. También emprendió viajes de preparación a talleres y museos de: Europa; Estados Unidos; Brasil; México; Panamá; Colombia; Ecuador; Perú; Bolivia; Chile; Guatemala; y provincias argentinas.
A su vez, su formación la llevó a desempeñarse como coordinadora general de la provincia de Entre Ríos para las Escuelas de Arte; asesora de Artes Plásticas en la Comisión de Renovación Curricular del Ciclo Básico de la provincia de Entre Ríos; profesora en morfología en la Escuela de Artes Visuales Prof. López Carelli y profesora de inglés y arte en escuelas de nivel secundario.
Mayor como muralista dejó plasmadas las obras “Resurrección del Hombre”, “Nuestra Historia” y “La Creación”, todos trabajos en Paraná; el ya mencionado “Argentina, Dolor y Esperanza”, en Chaco; y “Los inmigrantes” y “La Pasión de Cristo”, en Suiza.
También, Amanda realizó el homenaje a “El Principito” con un monumento donado a la ciudad de Concordia y que está emplazado en el Parque San Carlos de esa ciudad.
Tuvo en su haber 90 exposiciones colectivas y 20 individuales en Entre Ríos, Santa Fe, Chaco y Buenos Aires y sus obras se encuentran, además, en Nueva York, Washington (Estados Unidos), Mantua (Italia), Toledo (España) y el Cantón de Valais (Suiza).
El libro “Amanda, Dolor y Esperanza”, con sus textos, poemas y cartas, la mayoría relacionados con su hijo y con su lucha por justicia, fue compilado por su familia y publicado póstumo.
Reconocimientos
A lo largo de su carrera y luego de su muerte, la artista obtuvo diversas distinciones y reconocimientos como el pergamino “Por los valores humanos y su lucha en pos de la verdad y la justicia”, de la Universidad Nacional del Nordeste (1986); la placa “Al mérito artístico” y Huésped de Honor por el Honorable Concejo Deliberante de Paraná (1981) y de Resistencia (1986); “Madre Teresa de Calcuta” (1997); el Primer Premio a la Excelencia (1998); y fue declarada Ciudadana Ilustre de Paraná (1999) y del Chaco (2003).
Por otra parte, un aula de la Escuela Número 3 Bernardino Rivadavia de Paraná y el auditorio del rectorado de la UADER llevan su nombre como homenaje.
Monumento a la memoria
Entre las obras más destacadas de Amanda Mayor se encuentra la escultura “Monumento a la Memoria”, ubicada en la esquina de las calles Enrique Carbó e Irigoyen, de la plaza Sáenz Peña de Paraná. La estructura tiene una dimensión de cinco metros de ancho, por tres de altura y cuatro de profundidad.
La voluntad de la artista era colocar la obra en la plaza Alvear, espacio público céntrico de gran visibilidad en la capital provincial, intentando articular este proyecto con la colocación de una placa que recordara a los desaparecidos en Entre Ríos durante la última dictadura militar argentina. No obstante, el Concejo Deliberante de la ciudad consideró que el estilo afrancesado de la plaza no compatibilizaba con la propuesta artística.
Finalmente la obra fue autorizada para su emplazamiento en la plaza Sáenz Peña, tras la promulgación de una ordenanza municipal. Por dicho trabajo, la artista no percibió honorarios y realizó diversas gestiones en busca de apoyo económico para poder llevarla adelante.
Desde su colocación, el monumento se convirtió en un punto de congregación para las marchas por la Memoria, la Verdad y la Justicia de cada 24 de marzo, así como epicentro de actividades públicas relacionadas a los derechos humanos en Paraná.
Mirador Entre Ríos
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