En un fútbol argentino tan parejo, Boca mostró dos caras. En la primera parte del campeonato brilló gracias a los grandes rendimientos de Fernando Gago y los goles del incansable Darío Benedetto. Las graves lesiones de estos referentes fueron determinantes en la caída del rendimiento en este primer semestre del 2018.
Carlos Tevez volvió tras su estadía en el fútbol chino y, salvo los goles a San Lorenzo y Banfield, poco aportó. Boca se refugió, ganó algunos más y trastabilló en otros. Con la doble competencia y la caída ante River en la final del a Supercopa todo se hizo cuesta arriba. Pero surgieron dos nombres: Cristian Pavón y Ramón Ábila.
Pavón fue la llave, el jugador que abrió partidos e hizo ganar a Boca duelos parejos. Y Wanchope fue determinante: cinco goles en estas últimas tres fechas para encaminar al equipo a una coronación merecida pese a las caídas ya mencionadas. También algunos tantos de Walter Bou ayudaron a encaminar.
Hoy Boca jugó con mucha actitud. No brilló pero eso a nadie le importa. Pablo Pérez abrió el marcador, Nicolás Colazo lo empató para Gimnasia y Ramón Ábila puso el 2 a 1 parcial. Brahian Alemán estampó la igualdad con un zurdazo que se desvió en Lisandro Magallán.
Ahora el Xeneize puede respirar tranquilo. Se sacó de encima el torneo con tiempo y ahora podrá pensar con más claridad el partido del miércoles 16 de mayo ante Alianza Lima, donde buscará una victoria y rezar para que Junior de Barranquilla no derrote al Palmeiras en Brasil.