La cuarta edición del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el bono de $ 10.000 que alcanzó a cerca de 8,9 millones de trabajadores informales, monotributistas de las categorías más bajas y otros sectores golpeados por la caída de la actividad económica que generó la pandemia de Covid-19, todavía no fue anunciada por la Anses.
Los tres desembolsos anteriores se iniciaron cada dos meses y de la mano del pago de la Asignación Universal por Hijo (AUH) durante el semestre que pasó, desde el inicio de las medidas de aislamiento social preventivo y obligatorio dispuestas a multas de marzo, pero la definición de si habrá o no IFE 4, no llegó a tiempo para el inicio del cronograma de la AUH de octubre.
Definiciones
Todavía no hay definiciones, pese a que el titular del organismo Fernanda Raverta había dicho que habría un anuncio antes del cierre del mes de septiembre.
“Que no se pague ahora con la AUH que empieza el 8 de octubre por calendario de pagos de Anses, no quiere decir que no se pague a esos beneficiarios cuando se defina si sigue la prestación”, concluyeron las fuentes del organismo que conduce Fernanda Raverta a Infobae.
Las características del programa, sin embargo, no implican periodicidad alguna para los pagos. A diferencia de otros beneficios de Anses, el IFE nunca fue diseñado como un pago mensual ni, tampoco, como un pago bimensual.
Pero si, como en versiones anteriores, el IFE 4 se inicia a la par de alguno de los pagos mensuales de la AUH, en esta ocasión la Anses se habrá tomado más tiempo entre bono y bono.
Aclaración
El fin de semana había circulado que la convocatoria al Pacto Social definiría los detalles de la cuarta ronda de acreditación del IFE. Sin embargo, la propia ANSeS debió aclarar que no era así. De hecho, el organismo que encabeza Fernanda Raverta dejó entrever días atrás, que el “IFE 4” se diluiría al comunicar el cronograma de pagos de este mes, que empieza este jueves 8 de octubre, sin un calendario con pagos para los monotributistas categoría A y B, empleadas domésticas, trabajadores informales o desocupados, y beneficiarias de la AUH que forman el universo de beneficiarios, publicó ElCronista.
Razones
Las razones que llevan a postergar cualquier mecanismo de asistencia en lo inmediato son de dos índoles: una económico-fiscalista, por la tremenda erogación que esto ocasiona (se estima que un mes de IFE equivale a tres del ATP dedicado a empresas), y otra de naturaleza epidemiológica y sociolaboral: muchos funcionarios entienden que tal como fue diseñado, ahora no tiene sentido continuar el IFE porque en muchas zonas donde se regrese a la (nueva) normalidad, los beneficiarios han retomado su actividad y ya cuentan con ingresos propios.
A la vez, el Gobierno reconoce que no tiene los elementos metodológicos, el tiempo ni los recursos para “peinar” la base de beneficiarios y discriminar entre los que sí pudieron volver a trabajar y aquellos que no. La situación sanitaria en cada provincia también incide, y de allí que se deba trabajar minuciosamente para llegar al más vulnerable. De allí que necesiten la connivencia de los sectores sociales para garantizar paz mientras se resuelve el asunto.
La contrapropuesta
La contrapropuesta de la Casa Rosada pasa, en cambio, por poner cuanto antes en marcha, las transferencias dinerarias que impactan fuertemente en el empleo de mano de obra a través de proyectos de infraestructura, rutas y más, y que implican una contraprestación del ayudado.
Para esto, apuntan a fortalecer los programas “Argentina Hace”, “Argentina Construye” y “Potenciar Trabajo”, que ejecutan los ministerios de Obras Públicas, Desarrollo Territorial y Desarrollo Social, respectivamente, casi $ 90.000 millones -el costo aproximado de una ronda del IFE, y alentar al empresariado local a invertir en proyectos o instrumentos financieros como los que fueron presentados la semana pasada, para desinflar la presión sobre el dólar.