Con el cierre del taller, hay 12 familias que quedaron sin trabajo. “Yo tengo que vender todo el capital de trabajo de toda la vida para pagar las indemnizaciones”, contó Bella. Y cuestionó la lógica neoliberal de Gobierno nacional: “¿Cómo el mercado va a resolver que en un pueblo como el mío, de 1200 habitantes, ya no exista más la fuente laboral de esas 12 familias? ¿Quién va a venir a establecerse acá?”.
A la triste situación de quedarse sin trabajo, señaló el emprendedor, se suman las pocas posibilidades que ofrece un pueblo de 1.200 habitantes: “Mi gente ahora no puede armar un currículum y salir a patear las calles para ver quién le da laburo. Acá nadie va a dar el trabajo que yo dejo de dar”.
Según explicó en la entrevista radial, el cierre del negocio se concretó la semana pasada, pero es producto de una crisis que ya lleva 10 años y que se agravó a partir de diciembre de 2023. “Cierro porque no puedo más. Las pymes industriales venimos desde el 2015 siendo castigadas de una manera brutal”, señaló.
“La apertura indiscriminada de importaciones y el aumento exponencial de los costos de la materia prima” fueron algunos de los factores que llevaron “el negocio al quiebre”, aseguró Bella, quien detalló que su pyme paga “entre 3 y 4 veces más por los insumos de lo que paga un chino o un brasilero”.
A partir del 2015, “El Miguelito” contrajo una deuda previsional e impositiva con el objetivo de sostener los puestos de trabajo, pero la situación se fue complicando en los últimos años. “Entre mediados de 2022 y principios de 2023 la situación empezó a volverse totalmente mediocre”, repasó.
De acuerdo con la explicación que dio el hombre a Radio 2, aunque los asientos que fabricaba su pyme eran “incomparables” en cuanto calidad con los importados, la diferencia de precios entre ambos productos que se instaló a partir de la devaluación de diciembre -que redujo la brecha cambiaria- no les permitió competir durante el último semestre.
“Lo que viene de afuera es una porquería barata, y hasta noviembre del 2023 pudimos competir” dado que su pyme tenía “el precio más barato del mercado”, de $6.500 para el asiento más caro, afirmó. Pero a partir de allí el negocio se volvió insostenible.
“Aún con pocas ventas lográbamos competir, llegando a nuestro piso de 8.000 unidades, lo mínimo que necesitábamos para cubrir los costos”, detalló. Pero la última vez que su negocio registró ese volumen de ventas fue en diciembre, cuando tuvieron que aumentar el precio de sus asientos un 100% mientras que “el precio de lo importado se mantuvo”.
Según Bella, antes del cierre ningún funcionario se había puesto en contacto ni con él ni su socio para ayudarlos a seguir con su negocio. Sin embargo, a partir de la trascendencia de su historia, contó que comenzaron a contactarlo desde el Concejo de Rosario, el Ministerio de Desarrollo Productivo de la provincia y la Secretaría de Industria y Comercio de la Nación.